Las promesas de campaña del presidente Gustavo Petro y las metas del Plan Nacional de Desarrollo (PND) en materia de educación, no se están cumpliendo. La situación es particularmente dramática en la educación superior. Las fracturas que se están generando en el sistema son graves. La gobernanza se ha debilitado y se ha politizado, afectando de manera negativa la autonomía universitaria. Los indicadores de acceso, calidad y permanencia disminuyen y las frustraciones aumentan.
Durante la campaña se propuso: i) la educación superior pública gratuita, ii) la creación de un sistema nacional de educación superior para fortalecer la red de universidades públicas, el Sena y los colegios de educación media, iii) la ampliación de la cobertura y el acceso, iv) mejorar la permanencia, la calidad y la pertinencia, v) fomentar la investigación y la extensión social articulados entre sí y con el sistema de Ciencia y Tecnología, vi) un plan de salvamento para liberar de las deudas a los usuarios del Icetex y viii) la construcción de 150 nuevas sedes universitarias. Ni estas, ni otras promesas se han cumplido.
El PND incluyó 23 metas para el sector educación. Según información del Departamento Nacional de Planeación, DNP, después de más de dos años de gobierno, el avance global apenas es del 21,43 por ciento. Cuatro de estas metas, corresponden a educación superior. Su avance es mínimo:
- Porcentaje de estudiantes de educación media beneficiados con programas para garantizar el tránsito inmediato a educación posmedia. La meta para el cuatrienio es 40 por ciento y la línea base es 0. Se ha logrado llegar al 4,02 por ciento, que equivale al 10,05 por ciento de la meta.
- Tasa de tránsito inmediato a la educación superior en zonas rurales. La meta para el cuatrienio es 26 por ciento y la línea base es 23,9 por ciento. El avance es 0.
- Tasa de cobertura en educación superior. La meta para el cuatrienio es 62 por ciento y la línea base es 53,94 por ciento. A la fecha no hay ningún avance.
- Estudiantes nuevos en educación superior. La meta para el cuatrienio es 500.000 y la línea base es 0. Hoy se han vinculado 64.729 nuevos estudiantes, equivalentes al 13 por ciento de la meta.
A este desalentador panorama se le agrega otro, del que solamente hemos visto la “punta del iceberg”: la profunda crisis del Icetex. La periodista Paola Herrera, en esta revista, anunció la semana pasada que según varias fuentes, existe una estrategia para “marchitar” la entidad. Ante la gravedad de la situación, las respuestas del gobierno nacional (muchas por la red social X, que pareciera ser la forma de administrar el Estado) han sido irresponsables, ligeras y muy desafortunadas. La gran propuesta es crear un banco de primer piso. Los principales perjudicados son los beneficiarios de los créditos subsidiados, especialmente las minorías étnicas y la población en condición de vulnerabilidad que, paradójicamente, son las personas que el discurso de gobierno pretende favorecer.
Por supuesto que hay que reformar el Icetex, pero marchitarlo o acabarlo solo profundiza la crisis del sector. Es claro que el crédito educativo es una necesidad para el país. El 58 por ciento de las matrículas universitarias se financian a través de créditos.
El Icetex se creó en 1950. En sus 74 años más de 5 millones de colombianos han sido beneficiarios de sus programas. Actualmente, el 78 por ciento de los beneficiarios son menores de 30 años y la proporción de género de quienes tienen crédito es 58 por ciento mujeres y 42 por ciento hombres. De igual manera, el 92 por ciento de beneficiarios de crédito pertenecen a los estratos 1, 2 y 3, y provienen de los 32 departamentos y de 891 municipios del país. Además es una entidad que puede subsidiar las tasas y da mayores plazos que el sistema bancario tradicional. El impacto positivo de la entidad es innegable.
En varias oportunidades se ha intentado hacer una reforma al Icetex. Quizá el esfuerzo más serio tuvo lugar en 2019 cuando se creó la Mesa Técnica – Comisión Icetex, producto del acuerdo del 14 de diciembre de 2018 entre el Movimiento Universitario (liderado por Jennifer Pedraza, Julieth Rincón, Cristian Reyes, Lucy Gabriela Delgado y Orlando Acosta; entre otros) y el Gobierno nacional. Esta fue una clara victoria del movimiento estudiantil. Se buscaba hacer una reforma integral de la entidad, de tal forma que se garantizara “en forma idónea y eficaz el derecho a la educación de los colombianos. En desarrollo de esta facultad se transformará la gobernanza, estructura y características de su portafolio de servicios y fuentes de financiación”. Se insistió en la necesidad de que no fuera concebida como una entidad financiera porque tiene otras actividades que no implican crédito. En la página del Instituto (https://web.icetex.gov.co/prensa/reforma-integral-de-icetex/espacios-de-discusion-y-construccion/comision-de-la-reforma-integral-de-icetex) se pueden analizar las conclusiones. En ninguna de ellas se recomienda el marchitamiento o cierre del Icetex. Este fue un trabajo serio que cobra vigencia ante las propuestas que hoy se hacen y que carecen de rigor técnico.
El no desembolso de los recursos, o el retraso, en palabras del gobierno, genera un impacto negativo. De acuerdo con las estadísticas oficiales, cada semestre se renueva el crédito de cerca de 120.000 estudiantes, que sin este recurso tendrían que desertar. Ascun estima que más de 200.000 estudiantes sufren por la incertidumbre. La mayoría de estos jóvenes ya han cursado algunos semestres. El Estado tiene la responsabilidad de garantizar el pago oportuno de los recursos adeudados a las universidades correspondientes. Es la primera vez en la historia de la entidad que se vive esta situación. En 2022 hubo un problema administrativo que retrasó los pagos de estos créditos por algunas semanas, pero nunca se había incumplido por la falta de gestión del Ministerio de Educación. En el año 2025 la situación será más dramática. El desfinanciamiento de cerca de un billón de pesos afectará el ingreso de 30.000 beneficiarios nuevos y la renovación de la matrícula de 180.000 beneficiarios antiguos. Además, hay 35.000 estudiantes que esperan las condonaciones de crédito. La respuesta del ministro frente a esta situación nos lleva a un escenario de incertidumbre al plantear que para obtener esos recursos es necesaria la aprobación de la “ley de financiamiento”. Es decir, pone en un escenario incierto la solución a un problema real. Es tan grave la situación, que la Contraloría General de la República pidió que se tomaran medidas para asegurar la financiación de los créditos educativos para las dos vigencias. Según sus estimaciones, más del 10 por ciento de la matrícula podría verse afectada en 2025.
La última propuesta del gobierno ha sido la de convertir el Icetex en un banco de primer piso. Lo denominaron el “Banco del Saber” y proponen que allí se administren las utilidades de los grandes empresarios del país y se consigne la nómina de los empleados públicos. La propuesta merece una discusión profunda y de largo aliento. Se espera como mínimo que el gobierno presente estudios de viabilidad técnica y fiscal y, algo fundamental, no se tiene la menor idea de cómo sería la transición hacia el nuevo modelo. En todo caso, esta propuesta no responde a las necesidades actuales de los beneficiarios.
A nivel internacional, vale la pena revisar las experiencias de países como Australia, Canadá, Chile, Nueva Zelanda o Reino Unido, que con esquemas mixtos de financiación, tienen mejores tasas de acceso y graduación que las nuestras. Aún en los países con un elevado nivel de bienestar y con un alto componente de educación pública, como Canadá y Nueva Zelanda, se ha instaurado el crédito contingente al ingreso. En estos países el gobierno es el gran actor en la financiación de la educación, además de ser el garante de la educación pública de calidad. Ninguna de estas alternativas ha llevado a la creación de un banco de primer piso.
Al reducir las posibilidades de financiamiento del Icetex, y dada la imposibilidad de aumentar de manera simultánea y significativa la cobertura de las universidades públicas, el resultado evidente será la menor cobertura, contradiciendo una de las metas prioritarias del Plan de Desarrollo.
Es urgente fortalecer la educación pública (por lo que se requiere la reforma a los artículos 86 y 87 de la Ley 30/92) y trabajar armónicamente con la educación privada. Es la única forma de brindar oportunidades inmediatas a la juventud. El Icetex es un actor necesario para el sistema que obviamente requiere una reestructuración. Esa debería ser la tarea. La situación no se resuelve con cortinas de humo o discusiones estériles. Ojalá no estemos ante un nuevo “shu, shu, shu” del presidente Petro. Esta vez contra las universidades y el sistema de educación superior. La educación debe ser parte sustantiva del acuerdo nacional. No necesitamos un factor adicional de confrontación y polarización política. Se están destruyendo lentamente los sueños de miles de estudiantes, y se está fracturando la potencialidad de un sistema de educación superior, que a pesar de las dificultades y retos iba avanzando. Estamos ante un ICEbergTEX.
Posdata. Felicitaciones y gracias a tres grandes que la semana pasada fueron galardonados: Doris Salcedo que recibió en Japón el premio Imperial en Tokio, Japón; Piedad Bonnet, condecorada con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en Madrid y Jesús Abad Colorado, ganador del Gran Premio Simón Bolívar a la Vida y Obra de un Periodista. Sus discursos son obras maestras que conmueven profundamente. ¡Educación, Arte y Cultura, la triada que mejor alimenta el alma, y más en estos momentos de desesperanza!