Las condiciones de salud y de aislamiento de Iván Márquez podrían ser tan difíciles, que dentro del Gobierno hay quienes no descartan que facilitadores de los diálogos de paz con la Segunda Marquetalia estén hablando, por su cuenta, a nombre del jefe de ese grupo disidente del acuerdo de paz con las Farc.
La primera sospecha sobre los facilitadores surgió hace tres meses, cuando a través de ellos, la delegación oficial de los diálogos con la Segunda Marquetalia recibió una carta fechada el pasado 25 de agosto. Estaba suscrita por Iván Márquez y su entonces delegado para las reuniones con el Gobierno, Walter Mendoza, pero este último negó haberla suscrito.
Ese hecho podría haber sido apenas el primer síntoma de la división entre Iván Márquez y Walter Mendoza, que se concretó recientemente. Pero, más que eso, significó la ruptura de la confianza del Gobierno en facilitadores “muy cercanos a Iván Márquez”, según una fuente que conoce los hechos.
Esa situación comenzó a profundizar las dificultades en las conversaciones de paz con la Segunda Marquetalia, pues los delegados del presidente Gustavo Petro no saben si esos facilitadores, que habían sido claves en la difícil comunicación con Iván Márquez, siguen teniendo línea directa con quien fuera el segundo al mando de las Farc, o están interpretando lo que él querría decir.
“Ya no confiamos en ellos”, afirma una fuente del Gobierno, quien cree que la carta del pasado 25 de agosto puede ser “apócrifa”.
Esta columna contactó a uno de esos facilitadores, cuyo nombre omite por razones de seguridad, dada la facilidad que le atribuyen para comunicarse con emisarios de Iván Márquez, y lo consultó sobre esa misiva.
Él respondió: “En su momento, a través de emisarios confiables, se recibió la carta. Estaba suscrita por los dos (Iván Márquez y Walter Mendoza), aunque sin firmas. Por los asuntos que venían tratando las partes, era creíble que era de los dos. Así lo entendieron el jefe de delegación del Gobierno y los garantes y acompañantes”.
El caso es que en medio de la crisis de confianza en los facilitadores fue que surgió otra carta, esa sí conocida por la opinión pública, y dirigida supuestamente por Iván Márquez a los países garantes de los diálogos, en la cual desautorizó las reuniones de Walter Mendoza con la delegación del Gobierno, tras lo cual este último anunció que, al margen de la Segunda Marquetalia, continuaba las conversaciones con los delegados de Petro.
En su legítimo deseo de mantener los esfuerzos de paz, cuyos resultados han sido tan esquivos hasta ahora, el jefe de la delegación del Gobierno para estos diálogos, el jurista Armando Novoa, manifestó públicamente la voluntad de mantener los contactos con Walter Mendoza -que tiene influencia sobre los grupos armados ilegales Comandos de Frontera y Coordinadora Guerrillera del Pacífico- para “concretar un acuerdo de paz antes de que termine este gobierno”.
Ya la semana pasada el presidente Petro, en referencia a las divisiones dentro de los grupos armados, había dicho que constituyen “un avance en la paz” porque dejan en claro qué facciones son las que están dispuestas a avanzar en esos procesos.
Según información de inteligencia, ‘Walter Mendoza’ tiene el poder sobre la mayoría de los cerca de 2.000 integrantes del grupo que comenzó diálogos bajo el paraguas de la Segunda Marquetalia, cuyas facciones armadas más numerosas son los Comandos de Frontera y Coordinadora Guerrillera del Pacífico.
Los hombres de Márquez apenas rondarían los 200, según las fuentes consultadas.
Al Gobierno, sin duda, le conviene negociar con Walter Mendoza, porque de esta manera espera lograr acuerdos que beneficien a comunidades de Putumayo, Caquetá, Nariño y Cauca, zonas en las que operan los Comandos de Frontera y la Coordinadora Guerrillera del Pacífico, ambos grupos involucrados en el narcotráfico.
Mientras tanto, en el caso de Iván Márquez, el principal escollo hoy no son las divergencias surgidas con Walter Mendoza, sino los problemas para comunicarse con el exjefe negociador de las Farc y la pérdida de confianza en sus intermediarios aquí en Colombia.
Ni siquiera un artículo aparecido el pasado sábado en la página web de la Segunda Marquetalia, supuestamente firmado por Iván Márquez y titulado ‘La paz traicionada’, podría considerarse una prueba de las plenas condiciones de salud del del exjefe guerrillero. Si bien refleja claramente el pensamiento y el estilo de Iván Márquez, pudo ser escrito en cualquier momento desde que se declaró disidente del acuerdo de paz con las Farc.
Es al menos extraño que en ese texto no haya alusión alguna a la reciente división con Walter Mendoza, pese a que ha sido el tema de los últimos días en Colombia en lo que respecta a los intentos de paz con la Segunda Marquetalia.
El facilitador con Iván Márquez consultado por esta columna no se refirió a las condiciones de salud del exjefe guerrillero, pero señaló: “En los procesos de paz las comunicaciones directas siempre son posibles, si las partes lo acuerdan y recurren a los canales que tienen a la mano. Con Danilo Rueda (el excomisionado de Paz), el señor Márquez se reunió tres veces. Y con Otty Patiño (actual comisionado), dos veces. Lo anterior, antes de iniciar el proceso”.
No puede descartarse que la intención de los facilitadores sea mantener a flote los intentos de paz con Márquez, en medio de las diferencias de criterio entre él y Walter Mendoza.
Esto, desde luego, no puede desligarse de un hecho muy perturbador: la ausencia de una prueba que indique que Iván Márquez está en condiciones físicas para mantener los contactos con el Gobierno.
En estas circunstancias, la estrategia de los delegados oficiales de paz es intentar avanzar en los diálogos con Walter Mendoza y mostrar que la política de paz total puede producir resultados.