Gabriel Silva Luján
21 Julio 2024 03:07 am

Gabriel Silva Luján

La coronación de Trump

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Observar el espectáculo de la convención del Partido Republicano ha sido toda una experiencia. Una vociferante y exaltada masa de estadounidenses, la inmensa mayoría de raza blanca, de clase media y con fuertes convicciones religiosas, no pararon de invocar a su mesías, Donald Trump. Por el podio desfilaron desde Hulk Hogan -un celebrity millonario del mundo de la lucha libre- hasta el pastor Franklin Graham, que confirmó que no fue el Servicio Secreto sino Dios quien salvó a Trump del intento de asesinato porque es el elegido para redimir al pueblo americano.

El fallido intento de asesinato en Butler, Pensilvania, imbuyó la convención de una atmósfera sacramental. Era una nueva versión de la resurrección del mesías. Los feligreses y sacristanes con un vendaje en la oreja imitando al redentor. Ver a miles de adultos, personas que deben ser muy serias en su vida privada, cubriendo la oreja derecha no deja de ser al mismo tiempo risible y asustador.

Aunque en apariencia esta convención partidista no fue muy distinta a las anteriores, la verdad es que tuvo unas aristas muy particulares que insinúan hacia dónde avanza la derecha americana. La primera fue el absoluto control de cada detalle, invitado, discurso, y movimiento por parte de Trump y de su familia. Cada aspecto del proceso no tenía propósito distinto al de crear una atmósfera más parecida a un ritual de coronación que a un proceso de deliberación política.

Sin duda la forma en que se condujo la convención también tenía como objetivo consolidar definitivamente el absoluto control del Partido Republicano por parte de Trump. Desde la neutralización de James David Vance -una de las estrellas ascendentes de la derecha y otrora crítico del expresidente- nombrándolo su fórmula vicepresidencial, hasta la creación de una dinastía política, todo indica que el trumpismo comandará a los republicanos por décadas.

Por la pasarela convencional pasaron más hijos, hijas, nueras, yernos, prometidas, nietos y nietas, que pensadores o líderes políticos significativos. Obviamente no estaban los jerarcas históricos del partido entre esa colección de obsecuentes y parientes. El afianzamiento de esa estirpe familiar al comando del poder político de los Estados Unidos traiciona el espíritu de los padres fundadores. Esa república, que tantos admiramos, surgió de la lucha contra los privilegios dinásticos y en guerra contra el derecho divino a gobernar.

El poder para los Trump es un asunto de familia. En la Casa Blanca durante su gobierno y ahora en el partido y la campaña no se mueve una hoja sin que esté involucrado un pariente. El paternalismo feudal en la política, que tanto les han criticado los científicos sociales estadounidenses a los países latinoamericanos, emerge con fuerza inusitada en su propio main street. Y los políticos republicanos se han ido plegando al caudillo cada vez con menos reticencias. Atrás han quedado las objeciones morales o los cuestionamientos sobre su acciones contra los poderes públicos. Trump venció, y reinará.

Si el asunto parara allí, es decir en un afianzamiento de formas arcaicas de organización del poder político y en la conversión del GOP [Grand Old Party] al caudillismo personalista, sería lamentable pero tolerable. El problema es que ese ascenso del caudillismo populista en los Estados Unidos no viene solo. Viene acompañado de una ideología y una plataforma política que representa el proyecto más autoritario, derechista y proteccionista que se haya visto en décadas.

Por primera vez la convención republicana se reúne sin derecho a discusión de la plataforma del partido. Cuando los delegados llegaron, sus teléfonos fueron secuestrados y se les entregó un texto redactado por un grupo que presidieron Donald Trump Jr. y Jared Kushner, con Vance y un grupo de pensadores de la “New Right”.

La plataforma aprobada no es más que la traducción de las ideas proteccionistas, nacionalistas, xenofóbicas, aislacionistas, y antidemocráticas que ha ido construyendo una nueva generación de políticos y pensadores conservadores. Es ese pensamiento que está a pocas semanas de llegar al poder. Y como todo poder populista quiere llegar para perpetuarse. Que Dios, el de verdad, nos proteja.

Twitter: @gabrielsilvaluj

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