Figuras notorias de la ultraderecha comenzaron de manera temprana sus precampañas, de cara a las elecciones presidenciales de 2026, y en medio de ese afán han puesto en evidencia un gran problema para ese espectro político: la dispersión que padece y que podría pasarle factura en la contienda electoral para la Presidencia.
Por un lado, el Centro Democrático, que congrega a los rostros más conocidos de la extrema derecha, tiene a la senadora María Fernanda Cabal haciéndole “madruguete” a sus compañeros de partido, en especial a Miguel Uribe, el candidato del expresidente Álvaro Uribe, y a Paloma Valencia, que buscaría perfilarse como una opción menos extremista.
Por otro lado, está la directora de la revista Semana, Vicky Dávila, quien a pesar de resistirse a responder si será candidata, busca posicionarse como la más antipetrista de todos, tras años de hacerle oposición al presidente Gustavo Petro desde esa empresa de comunicaciones caracterizada por su sesgo antiizquierdista. Ella ya comenzó a recorrer el país para, según ha dicho, “escuchar” a los colombianos.
Más allá de los eufemismos políticos, es un hecho que Cabal, Uribe, Valencia y Dávila son ya precandidatos presidenciales de la extrema derecha, sector político que ha sido monopolizado por el uribismo en la Colombia de este siglo, aunque eso es algo que puede cambiar.
Si bien el hoy senador Miguel Uribe parece ser el favorito del expresidente Uribe para convertirse en el candidato presidencial del Centro Democrático, también es claro que el exmandatario ya no tiene la fuerza de otros tiempos para llevar al Palacio de Nariño a quien él diga, como lo hizo en 2018 con Iván Duque, un novato en política que acabó su gobierno con una impopularidad del 68 por ciento, según Invamer.
Es un hecho, además, que la senadora Cabal ha sido la más activa precandidata de ese partido y la única que está de manera abierta en campaña, no solo en Colombia, sino también en el exterior.
Hace dos semanas participó en Ciudad de México en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), que contó con mensajes del expresidente de Estados Unidos y candidato republicano Donald Trump, y del mandatario argentino Javier Milei.
En su discurso en ese evento, Cabal dijo que el “eje del mal” en América Latina está hoy conformado por Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Gustavo Petro, alertó al mundo sobre el avance de la “amenaza comunista” y recordó una frase de la Dama de Hierro, Margaret Thatcher: “La derrota no es una opción”.
Según la encuesta Invamer de agosto pasado, Cabal tiene una favorabilidad del 16 por ciento, pero el 39 por ciento de los colombianos tiene una imagen desfavorable de ella.
Precisamente, llama la atención que, entre los ciudadanos, las principales figuras de la ultraderecha colombiana tienen índices de desfavorabilidad superiores a los de su aceptación. Al menos en la encuesta Invamer, Miguel Uribe aparece con una imagen desfavorable del 25%, contra un 16% de favorabilidad. Mientras tanto, Paloma Valencia sale con un 27% de imagen desfavorable y con un 11% de imagen positiva.
Y Vicky Dávila, a quien es difícil considerar una outsider porque tiene ya varios años haciendo oposición política desde Semana a la izquierda y a Petro -desde que este era senador-, tiene entre los colombianos una imagen desfavorable del 37%, contra un 30% de favorabilidad. Esto, según la misma encuesta Invamer.
En todo caso, los proyectos de derecha y de ultraderecha en Colombia tienen un espacio importante en la política y un enorme caudal de votos, como lo demostraron los resultados de las elecciones presidenciales del 2022. Petro ganó con el 50,44% de los sufragios, pero Rodolfo Hernández, quien tuvo el apoyo de ese sector, obtuvo el 47, 31%, un porcentaje equivalente a 10,5 millones de votos.
Hasta ahora, todo parece indicar que la extrema derecha no tendrá un solo candidato en la primera vuelta de los comicios presidenciales de 2026. Y esa dispersión podría restarle posibilidades para capitalizar el descontento ciudadano con el gobierno de Petro, quien en la encuesta Invamer aparece con una desfavorabilidad del 66%, la más alta de su mandato.
La senadora Cabal ha dicho que será la candidata presidencial del Centro Democrático, pero no puede descartarse que termine haciendo una candidatura independiente si no la favorecen una encuesta o una consulta interna de ese partido.
Vichy Dávila podría hacer lo mismo que hizo Rodolfo Hernández en las campañas de 2018: postularse como independiente, o por un partido que le sea instrumental al empresario Gabriel Gilinski, propietario de Semana y quien es, de facto, su jefe de campaña.
Un escenario de primera vuelta presidencial que tenga a la senadora Cabal, a Miguel Uribe y a Vicky Dávila, podría incluso beneficiar a eventuales candidatos de la derecha no extrema, como Enrique Peñalosa. “Vamos a ganar en 2026 y a cambiarle el rumbo al país”, aseguró el exalcalde de Bogotá en su cuenta de X en diciembre pasado. Y en mayo, en una entrevista con El Nuevo Siglo aseguró: “Hay gente buena para la presidencia, creo que soy uno de ellos”.
Pero ante un escenario de muchos candidatos de derecha y de ultraderecha en la primera vuelta presidencial de 2026, más riesgo tiene ese sector político de quedarse al margen de la segunda vuelta.
Eso también dependerá, desde luego, de lo que hagan las opciones de centroizquierda e izquierda, e incluso las del llamado “centro” político.