La Guajira es el segundo departamento más pobre de Colombia; le sigue al Chocó. Pero paradójicamente es una de las regiones con mayor potencial de creación de riqueza por sus recursos naturales: sol y viento abundantes para generar energía (la transición energética de nuestro país dependerá en alto grado de los proyectos verdes que allá se hagan); carbón y gas; su extraordinaria belleza, su diversidad natural, sus tesoros culturales (principalmente de los Wayuu).
Ese enorme potencial demanda liderazgo local de alta calidad para que pueda convertirse en realidad. Si bien es cierto que el gobierno nacional tiene que hacer muchas cosas, bien hechas, para facilitar ese despegue, sin líderes y lideresas en La Guajira que tengan integridad, preparación y pasión por su tierra, poco se logrará.
En los pasados cuatro meses he estado dos veces en esa esquina privilegiada de nuestro país. La primera, como turista, conociendo la Alta Guajira: Uribia – capital indígena nacional, el Cabo de la Vela, Punta Gallina, Taroa, Nazareth y Siapán. Lo que encontré superó con creces mis expectativas: no solo son de los sitios más hermosos de Colombia sino que además nada tienen que envidiarle a destinos similares más conocidos del resto del mundo. Falta infraestructura – carreteras, hoteles (ecológicos y en armonía con las costumbres locales), el uso turístico del ferrocarril, etc., pero eso es algo que se puede hacer si hay liderazgo eficaz, tanto público como privado.
Mi segundo viaje fue el pasado fin de semana, invitado como conferencista al TedX de Riohacha. (El TedX es un evento local en el que expositores de diversos temas presentan sus ideas siguiendo la metodología de Chris Anderson- famoso inventor de TED – modelo de educación e inspiración que tiene centenares de millones de adeptos en numerosos países, por sus muy interesantes contenidos y su formato ágil).
¿Cuál es la principal conclusión de mis siete días en ese par de visitas? Que la energía más poderosa de La Guajira es su gente, especialmente sus mujeres y sus jóvenes. Conversé a fondo con medio centenar de personas, escuché sus muy buenas ideas, respondí sus estupendas preguntas sobre Liderazgo (soy profesor de la materia) y quedé convencido de que esa región sí podrá en la siguiente década escalar muchas posiciones en sus indicadores sociales y económicos.
En el pasado, y aún en alto grado en la actualidad, La Guajira ha sido dominada por politiqueros corruptos, esa es la principal causa de su atraso. No será fácil quitarles el poder porque son populistas y violentos; y muchos ingenuos o ignorantes se han dejado seducir por sus promesas de ríos de miel y leche, o por su compra de votos. Sin embargo, doy mi testimonio de esperanza en el futuro de este departamento porque pocas veces en mis frecuentes recorridos por el país he sentido tanta energía positiva acumulándose y organizándose (más que unos cuantos líderes y lideresas capaces, lo que se requiere para progresar de verdad, de manera continua, es desatar el liderazgo colectivo).
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