Velia Vidal
11 Febrero 2025 03:02 am

Velia Vidal

La medida del castigo

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Empecemos por dejar claro que hay racismo en las publicaciones de Karla Sofía Gascón sacadas a la luz. También son racistas las afirmaciones de Jacques Audiard sobre el idioma español. Además, parece que ninguno de los dos es suficientemente consciente del racismo que les aqueja e intentan justificarse con argumentos absurdos. 

Ni pertenecer a una comunidad subalternada ni tener relaciones laborales o personales con quienes han sido históricamente excluidos es garantía de que no somos portadores y reproductores de todos los sesgos racistas, clasistas, xenófobos, homófobos o misóginos, solo por mencionar algunos, que dominan nuestra sociedad.

Ahora, el caso de Karla Sofía Gascón nos permite fijar la mirada en otro asunto relevante, y es que la cancelación también viene por escalas y que la capacidad de cuestionar y aleccionar figuras públicas nos tambalea dependiendo de quien se trate. La lista de abusadores, racistas, homofóbicos e incluso asesinos que siguen su vida después de algún escándalo es bastante larga, incluso restringiéndola al orden nacional.

Basta recordar la reciente entrevista a John Poulos, condenado por el asesinato de Valentina Trespalacios, para que diera “su versión de los hechos”, según leí en un medio que reprodujo la publicación de W Radio. Un asesino condenado con todas las pruebas tiene ahora micrófono abierto para revictimizar a la familia de Valentina, mientras Karla, por sus actos racistas, es separada de la publicidad de la película que protagonizó, como una de la larga lista de represalias que está recibiendo.

Pongo el ejemplo del asesino Poulos por reciente y dramático, pero el elefante está en el set de la película. 

En un artículo de El País, escrito por María Porcel, se describe con cuidado la polémica y se citan apartes de la reacción de Jacques Audiard, director de la película, ante la situación con Gascón:

“Por desgracia, está ocupando todo el espacio, y eso me entristece mucho. Me resulta muy difícil recordar el trabajo que hice con Karla Sofía. La confianza que compartíamos, el ambiente excepcional que teníamos en el plató que, efectivamente, estaba basado en la confianza. Y cuando tienes ese tipo de relación y de repente lees algo que esa persona ha dicho, cosas que son absolutamente odiosas y dignas de ser odiadas, por supuesto que esa relación se ve afectada. Es como si cayeras en un agujero. Porque lo que dijo Karla Sofía es imperdonable”.

“No he hablado con ella ni quiero hacerlo”, continúa Audiard. “Está en un camino autodestructivo en el que no puedo interferir, y realmente no entiendo por qué continúa. ¿Por qué se hace daño a sí misma? ¿Por qué? No lo entiendo, y tampoco entiendo por qué está dañando a personas que eran muy cercanas a ella. Pienso en cómo perjudica a los demás, en cómo perjudica al equipo y a toda esa gente que ha trabajado tan duro en esta película. Pienso en mí, pienso en Zoe [Saldaña] y en Selena [Gomez]. No entiendo por qué sigue haciéndonos daño”.

Sobre sus propios comentarios racistas, dice el director: “Lo que se ha dicho sobre mi declaración es exactamente lo contrario de lo que pienso. He trabajado cinco años en esta película y que ahora se la denigre de esta manera, es simplemente demasiado”.

La pregunta sería: ¿qué es lo que convierte en “imperdonable” la actuación de Karla Sofía y hace que las acusaciones a Audiard sean “demasiado”?

La respuesta podría ser que Karla Sofía es una mujer trans que se convirtió en actriz y está nominada a los premios Óscar. Una alzada. Porque las mujeres trans, según los sistemas hegemónicos de poder en nuestra sociedad, solo deberían estar al servicio de los deseos sexuales de otros, incluidos los más transfóbicos. Y en este sistema van a buscar todas las formas de hacérselo saber. Y no solo eso: tendrán también que educarla, porque eso pasa con todos los subalternados, si es que queremos ocupar un lugar distinto al que nos toca, y tendremos que hacerlo según se nos dicte, guardando las formas.

A mi parecer, hay un uso abusivo de la causa antirracista para apedrear social y digitalmente a Karla Sofía Gascón. Para reproducir la estrategia que acabo de describir, que no se le aplica a quienes están en las posiciones hegemónicas.

Estamos justamente ante una de las grandes encrucijadas de los subalternados, y perdemos con cara y con sello. Solo por existir sufrimos una lista enorme de opresiones, y si por alguna razón nos atrevemos a romper la estructura que nos fue asignada en el sistema de castas de la humanidad, nos la van a cobrar al doble y al triple que a los demás. Van a buscar todas las oportunidades para recordarnos cuál es el lugar que, según ellos, nos pertenece, del que no tendríamos que haber salido. Por eso es que siempre tenemos que pensarnos y esforzarnos el doble: nunca basta con ser solo actriz, abogada, profesora, escritora, médica… si al mismo tiempo eres negra o marica. Y si cometemos cualquier error o delito, el precio a pagar por el mismo seguramente será desproporcionado. 

Bastante hemos escuchado la expresión 'tras de negro, … (ladrón, borracho, asesino…)', que no es otra cosa más que sumarle a la culpa razonable la culpa imaginaria proveniente de la condición de subalterno. ¿No estaremos acudiendo a un 'además de trans, racista'?
 
Tendremos que hablar del racismo interiorizado en los subalternados, y hacernos preguntas sobre el perdón, el cambio y la cancelación dentro del antirracismo. Pero vale la pena, también, hacernos las preguntas sobre la medida que se usa para castigar a unos y a otros. Y, de fondo, ¿a quién o a qué le servimos con el tipo de cancelación que estamos ejerciendo? 

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