
Que constituyente si, que constituyente no, que sí se necesita pero no se puede, que sí se puede pero no se necesita. Qué debate tan estéril y tan inútil, que además nos está distrayendo de discutir y trabajar en los verdaderos problemas del país.
Afortunadamente en medio de tanto discurso vociferante y opiniones politizadas de lado y lado, también hay voces ponderadas y reflexivas que ayudan a poner las cosas en su sitio y plantear los temas de fondo que debe afrontar el país. Es el caso de las declaraciones del nuevo ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, que además tienen la ventaja de reflejar la posición oficial del Gobierno, porque se dan después de una larga conversación entre el presidente y el ministro, donde se debieron acordar prioridades.
El ministro sí habló de constituyente, también de reformas constitucionales, de diálogo y acuerdo nacional y del Acuerdo de Paz de La Habana pero en el orden inverso, definiendo así las prioridades que tendrá su gestión, que ojalá se convirtieran en la hoja de ruta de la política nacional y el presidente la siga, porque aquí el orden de los factores si altera el producto.
La implementación del acuerdo de paz
Su primera prioridad, dijo y repitió en todas las entrevistas que le han hecho, no es la constituyente sino impulsar la implementación del Acuerdo de Paz de 2016. Para ello, aún antes de posesionarse ya se está reuniendo con los equipos que trabajan el tema de la paz, analizando el estado de la implementación, los logros alcanzados, y los retos del Plan Marco de Implementación y su revisión.
Muy significativo, además, que el ministro haya reconocido que para avanzar en el acuerdo no se requieren nuevas leyes, tampoco una reforma constitucional y mucho menos la convocatoria de una constituyente.
Esto no es un capricho, ni un interés personal por haber participado en las negociaciones con las Farc y en el trámite de las leyes que de allí se derivaron. Es una obligación constitucional del Estado colombiano que el propio presidente ha denunciado que no se está cumpliendo, y que sufrió un retraso absurdo en el gobierno anterior que quiso hacer trizas el Acuerdo, y que en este se ha ralentizado, entre otras cosas por la eliminación de la Consejería del Posconflicto que dejó el proceso sin una coordinación real que coordinara a las entidades del gobierno y los entes territoriales.
Entre los puntos del acuerdo que están estancados están los PDETs, Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial de 170 municipios, la ejecución del Plan de Sustitución Social de Cultivos Ilícitos y la reforma rural integral junto con el catastro multipropósito.
Los tres puntos están relacionados: respecto del primero, la inversión y la presencia del Estado en esos territorios ha sido muy inferior a la prevista, lo cual ha paralizado la sustitución de cultivos ilícitos y permitido el aumento de las pareas sembradas de coca pues es la única posibilidad de subsistencia para miles de campesinos, que tampoco han visto realizar sus esperanzas de acceder a la tierra prometida con la reforma agraria.
Además, es claro que el deterioro de las condiciones de seguridad, el aumento de la violencia y la actividad de grupos armados en estos territorios se han hecho posibles por la falta de presencia del Estado. ¡La paz total requiere la implementación del Acuerdo de 2016, y que cesen los asesinatos de sus firmantes!
Las reformas constitucionales
Cristo ha señalado que el país necesita urgentemente tres reformas: la reforma política y del régimen electoral, la reforma la justicia, y la reforma del ordenamiento territorial. No bastan nuevas leyes para hacer las modificaciones necesarias al régimen legal colombiano en estos campos, sino que son necesarias reformas constitucionales. Esa es su opinión que muchos compartimos y otros no. Pero no se trata de imponerla desde el gobierno, sino de buscar un consenso nacional sobre lo que se debe hacer en estos campos.
La reforma política está planteada en el punto 2 del Acuerdo de 2016, y el año siguiente se trabajó un proyecto concertado con la mayoría de las fuerzas políticas pero que no se concretó. Aunque se ha avanzado con el estatuto de la oposición, quedan otros pendientes como el del Consejo Nacional Electoral y el régimen de partidos (no podemos seguir con 37 pseudopartidos con personería jurídica), que permitan tener una democracia más transparente.
Lo mismo pasa con la reforma a la justicia. La Comisión convocada por el exministro Osuna tiene propuestas concretas, pero falta incluir temas de orden constitucional como las funciones electorales de las altas cortes o la comisión de aforados que tumbó la Corte Constitucional en 2015.
Y el tema del ordenamiento territorial es uno de los que el ministro viene trabajando desde hace tiempo. Su partido político, En Marcha, presentó una propuesta de reforma constitucional sobre la autonomía territorial y el Sistema General de Participaciones, que permita de la descentralización efectiva del país.
Ante temas tan sustanciales como estos la segunda prioridad del ministro es promover un amplio proceso de diálogo con todas las fuerzas políticas, los sectores sociales y empresariales para buscar un Acuerdo nacional sobre esas reformas y el cómo realizarlas. Solo si se logra este acuerdo, será posible adelantarlas.
¿Y de la constituyente qué?
¿Y la Asamblea Constituyente? La conclusión de la posición expresada por el ministro es que primero hay que acordar las reformas, y segundo la forma de realizarlas que en todo caso, debe hacerse de acuerdo a los procedimientos de reforma establecidos en la Constitución del 91, es decir Actos Legislativos, Referendo o Asamblea Constituyente. En cualquiera de los tres caminos es indispensable el paso por el Congreso de la República, lo cual solo será posible si se ha construido el consenso político
En otras palabras, si se acuerda que la Asamblea Constituyente es necesaria, está será el punto de llegada y no el punto de partida; es decir que no se trata de convocar una constituyente para imponer una reformas, sino de acordar esas reformas y después decidir cómo se deben aprobar.
Si se realizan estas prioridades del ministro Cristo, será posible superar los debates inútiles y concentrarnos en los problemas urgentes e importantes del país.
