Sebastián Nohra
20 Febrero 2023

Sebastián Nohra

Los “disidentes”

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Hasta el jueves 9 de febrero en la mañana pudieron leer la reforma a la salud Alejandro Gaviria, Cecilia López, José Antonio Ocampo y Jorge Iván González. El presidente y Carolina Corcho la tenían bajo llave, como si se tratara de la clave de un maletín nuclear. Tres días antes de mostrársela al país se la compartieron a los pesos pesados del gobierno que en las reuniones ministeriales han expresado que lo que se está haciendo es un error. 

A Alejandro Gaviria le molestó mucho que ninguna de sus sugerencias quedara consignada y todavía no existe un aval ni evaluación de impacto fiscal de Hacienda. No sabemos a ciencia cierta cuánto costará el articulado de la ministra Corcho. Este grupo de “disidentes”, como algunos los llaman en Palacio, le mandaron el pasado lunes 13 de febrero, horas antes de que se socializara la reforma, una carta de diez páginas al presidente en la que le transmiten su malestar. Por ahora, no han recibido ninguna respuesta. 

A Petro se le adelantó un dilema que es probable que hubiera pronosticado que apareciera, pero tal vez no tan pronto: la división de dos bandos al interior del gobierno con posturas irreconciliables. El problema es que según se acerquen los días de la verdad, cuando el presidente deberá definir la orientación de las reformas, se le acabará el margen de tener ordenadita a toda la tropa y pondrá a prueba la paciencia de Ocampo y compañía. 

Si el gobierno decide que las grandes reformas tendrán el sello del bando Irene Vélez/Carolina Corcho/Gloria Inés Ramírez y no el de José Antonio Ocampo/Alejandro Gaviria/Cecilia López, es muy posible que se dinamite la unidad de un gobierno que está intentando trabajar con los ex-Farc y el Partido Conservador en el mismo espacio, una pirueta burocrática que exige pulso de cirujano para ser mantenida.

Mientras, Roy Barreras les manda mensajes fuertes a las ministras cuestionadas y al presidente a través de entrevistas. Son píldoras semanales que buscan advertirles que si se impone la versión más roja del Pacto Histórico se pueden estrellar. Roy conoce el juego mejor que nadie y sabe que Ocampo y Gaviria cumplen un papel esencial: son ministros de mostrar y que son una suerte de pegamento para unir el presidente con personas y sectores que le quieren dar una oportunidad a la izquierda pero desconfían del petrismo puro. 

La situación es difícil. El presidente, un hombre impulsivo y pasional, deberá contener los deseos de su corazón. Si fuera por él, eliminaría de tajo y para siempre las EPS, los fondos privados de pensiones e impondría una reforma a la salud al dictado de los grandes sindicatos. Pero ese camino al estatismo tiene muchos opositores afuera y adentro del gobierno. En ese pulso los ministros más veteranos y la dirección del DNP se pueden agotar de ver que se impone la línea contraria. 

Veremos cómo gestiona el presidente este escenario, pero “los disidentes” ya le marcaron la cancha y si vuelve a “dejarlos en visto”, es posible que la próxima carta que reciba sea la de renuncia. 

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