Por incómodo que parezca o suene, todo puede cambiar en cualquier momento. Hay condiciones que son las que son y realidades sobre las que no tenemos mucho margen de elección; sin embargo, nada más triste que quien encuentra un problema para cada solución, responde en automático que eso no se puede, cuestiona todo solo por deporte y vive de queja en queja. ¿Hace cuánto hablamos de la crisis de la educación? ¿La crisis de gobierno? ¿La crisis del transporte?¿La crisis de valores?, vivimos de crisis en crisis y obviamente, no se trata de negar la realidad y sus problemas, pero sí de generar un mindset posibilista ante las adversidades, pues una vez asumimos que los problemas no hacen parte de la vida y del trabajo, se vuelven entonces amenazas estresantes que empiezan a paralizarnos, impedirnos ver opciones, iniciando así nuestro proceso de quejas: “Es que es muy difícil manejar la gente y sus diferencias”, “Es que es muy pesado tener que estar tomando decisiones todo el tiempo”, “Es que es muy difícil hacer negocios en este país”, “Es que me agobia que todo el tiempo tenga que estar solucionando problemas”, pues ve enterándote que si eres un líder, de eso se trata parte del trabajo que te corresponde.
Las cosas no pasan solas, hay que hacer que pasen, pues mientras estemos centrados en la queja, en lugar de estar viendo caminos posibles para pivotear, nos paraliza el estrés y vemos hundir los barcos. ¿Estás exhausto de ver amenazas en todos los frentes de tu negocio?, seguramente es legítimo cansarse o estresarse, pero es importante saber que en las mismas guerras, los que lo vieron distinto sobrevivieron y crecieron, ya que aquellos que descubren en las circunstancias políticas, económicas o sociales una posibilidad y no solo un problema, marcan la diferencia.
Nuestras clínicas de salud mental están llenas de líderes estresados, pues los cambios o crecer siempre serán asuntos estresantes, ya que aún en medio de lo apasionantes que pueden ser algunos, generan retos que hacen aflorar las debilidades de cada quien, las ausencias de conocimiento o la falta de experiencia para gestionar nuevas etapas. No siempre es fácil encontrar líderes con un mindset posibilista, hay quienes su primera opción está puesta en la queja y culpabilización de otros. Tampoco se trata de negar responsabilidades ajenas ni obstáculos reales, pero es precisamente allí en donde radica el posibilismo, pues no siempre podemos escoger las cartas con las que jugamos, pero sí la manera como podemos hacerlo.
Debemos aceptar que a veces quejarse es delicioso, especialmente cuando le echamos la culpa a otros o a las circunstancias, de lo complejo que se vuelve un negocio. A veces nos protege sentir que no somos capaces de ciertas cosas, que no sabemos sobre otras o nos brinda cierto alivio saber que no tenemos el control de ciertas fuerzas del mercado; el asunto es que así piensan muchos de los que dejan hundir las cosas y de aquellos que aun sin fracasar, no disfrutan de su éxito.
Decía mi maestro Viktor Frankl que nosotros no podíamos escoger en la vida los ladrillos o materiales que ella nos brindaba, pero sí podíamos construir la casa que era posible construir con dichos materiales, quizás no con otros materiales porque los factores sociales pesan de manera contundente, pero sí con cierto margen resiliente que también existe.
Lo que algunos líderes empresariales ven como desgracia, se convierte en una gran oportunidad para otros, y aquellos que pueden ver las dos cosas al mismo tiempo y actuar rápido, logran reaccionar velozmente y tomar lo que pasa como una oportunidad para transformar el mundo en un mejor lugar.