Rodrigo Botero
23 Junio 2025 03:06 am

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Patrimonio público ambiental y contabilidad nacional

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La inclusión o no, del patrimonio público ambiental dentro de las cuentas de la Nación, podría cambiar poderosamente la toma de decisiones sobre la inversión territorial, los modelos de desarrollo regional y la participación social en estos beneficios. La estabilidad de la regulación hidrológica, la preservación de suelos agrícolas, el agua potable, el acceso a la biodiversidad, la mitigación del calentamiento, la conservación de los bosques y ecosistemas públicos, la calidad del agua en zonas marino costeras, el aire urbano y rural, o la pérdida de servicios ambientales en las áreas protegidas, hoy no están siendo incorporados dentro de esa contabilidad, siendo entonces en general un pasivo creciente, sin doliente y sujeto de la rapacidad de diferentes fuerzas. 

Colombia tiene diferentes sistemas de seguimiento e indicadores, dependiendo de la escala y tipología del análisis que, si bien es cierto, corresponde a los enfoques intersectoriales. También es cierto que no existe un sistema unificado que nos permita hacer seguimiento como Nación sobre el estado del patrimonio público ambiental. En particular, no es solo el asunto de una presentación de indicadores, sino del análisis sobre los activos y pasivos ambientales del país y las necesidades de intervención, restauración, protección, potencialidad de uso y focalización de inversión, lo cual no corresponde a un único ministerio (claramente sobrepasa las capacidades y competencias del de Ambiente, Agricultura y otros), lo cual nos remite al DANE, que como rector nacional de la generación de información y de la actualización de los censos, empieza a dar señales claras de incorporar este enfoque. Un enfoque que además, se viene impulsando en diferentes países del mundo en consonancia con la discusión que plantean grandes agencias del desarrollo como el Fondo Monetario Internacional, la Corporación Financiera Internacional y el Banco Mundial, entre otros, que en el marco de los límites del desarrollo económico y de la sostenibilidad ya arrancan en ese proceso. 

Miles de hectáreas están hoy bajo las aguas por la inundación de las cuencas de los ríos Ariari, Guayabero, Guaviare e Inírida, entre otros, cargando toneladas de sedimentos que ya no se retienen en zonas de reciente deforestación, y que empujan el cambio aún más rápido de los cauces principales en ríos meándricos y trenzados. Todos los tipos de agricultura intensiva ‘acechan’ las vegas y terrazas bajas de los ríos, buscando fertilidad, agua y topografía plana, donde es casi imposible en que se mantengan las famosas ‘rondas’ de ríos, o cobertura arbórea en sus márgenes, pues la expectativa de uso agropecuario supera cualquier lógica ambiental, así el paisaje quede en riesgo de sostenibilidad. Arroceros, plataneros, ganaderos, palmeros y cañeros, entre otros, transforman terrazas aluviales y vegas, mientras los eventos climáticos extremos son cada vez más fuertes, y se reduce la resiliencia de los paisajes. ¿Quién tiene las cuentas de cuánta tierra debemos restaurar en las rondas de ríos del país y el estado de sus suelos y aguas?

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Campesinos cacaoteros ilusionados llevan sus muestras a los mercados europeos, y en algunos casos se encuentran trazas de glifosato, lo que les impide su comercialización en mercados de productos orgánicos. Pero también llama la atención sobre el riesgo que corren con aquellas zonas en que el crecimiento de los cocales está siendo sentenciado por muchos ante el temido retorno de la aspersión aérea, repitiendo la trágica historia ambiental y social. Cuántos suelos están hoy en proceso de contaminación química, o compactados, acidificados, erosionados. ¿O cuántos paisajes con procesos geomórficos activos que requieran restauración urgente?
Pasaba esta semana por el área de conectividad entre La Macarena y Chiribiquete, y se veía claramente el efecto de evapotranspiración en las áreas con cobertura boscosa, así como los tremendos parches donde solo hay potrero. Necesitamos cifras sobre la pérdida de evapotranspiración en zonas deforestadas, sobre resecamiento de suelos, sobre efectos de los ‘golpes de calor’ en animales domésticos y humanos, sobre implicaciones en la perdida de conectividad y biodiversidad asociadas al cambio de microclimas y de humedad relativa en el ambiente. Cifras, análisis y toma de decisiones de corto y largo plazo e indicadores integrados que permitan dar cuenta de la complejidad e interdependencia en estos sistemas. 

En la misma zona veía la tensión de la gente por la confrontación cada vez más intensa entre grupos armados, donde el riesgo cotidiano es demasiado alto y las esperanzas de solución de corto plazo son inversamente proporcionales. A pesar de ello, no todos están encaramados en los tepuyes abriendo cocales, ni recibiendo ganado de otros en potreros ‘frescos’, en los cada vez más escasos baldíos que quedan para sujetos de reforma agraria. Crece y crece la proporción de número de bovinos por persona, lo cual nos indica el reto tan grande de reconocer derechos de la tierra a la población vulnerable en las zonas destinadas para ello y evitar que la especulación de tierras y lavado siga usando el patrimonio ambiental público para negocio de algunos pocos. 

Precisamente, esas familias que nos dan ejemplo de persistencia, resiliencia, dignidad y esperanza en medio de semejantes condiciones adversas, animan a buscar alternativas para que sean reconocidas económicamente como custodios del patrimonio público ambiental, y protagonistas de su restauración en los casos que corresponda. Y que además esto tenga implicaciones en la focalización de recursos para esta frontera agropecuaria, donde su estabilización a través de las propuestas de reservas campesinas, áreas de regularización, resguardos indígenas, titulaciones individuales en áreas sustraídas donde la gente lo solicite y concesiones forestales campesinas como una zona continua que cubra todo el borde amazónico, puede ser una oportunidad enorme, política, económica, social y ambiental que sea un referente de ordenamiento territorial y cuentas públicas ambientales para un país que lo necesita. 

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