Yohir Akerman
16 Marzo 2025 03:03 am

Yohir Akerman

Petrificados o sorprendidos

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

El escándalo se sigue apretando. Fredy Camilo Gómez Castro, quien, de acuerdo con la investigación de la Fiscalía, es la mano derecha de Diego Marín Buitrago, alias Papá Pitufo, trabajó en la alcaldía de Gustavo Petro como director del Instituto para la Economía Social, Ipes, entre 2014 y 2016. Así como se oye. 

Más cerrado aún, ahora que se denunció que el operador de confianza del zar del contrabando no solo viene de trabajar con el presidente de tiempo atrás, sino que visitó en cinco oportunidades la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, Dian, entre septiembre de 2022 y marzo de 2023. Así lo reveló el periodista Daniel Coronell en La W Radio, dejando en evidencia que el hombre de confianza de Papá Pitufo, que formó parte del gobierno distrital del hoy presidente Petro, también tuvo acceso al despacho del director de la Dian en repetidas oportunidades.

Vamos a la línea de tiempo. El nombramiento de Camilo Gómez en el Ipes quedó registrado oficialmente en un documento de la Alcaldía de Bogotá, fechado el 23 de febrero de 2014, cuando el mismo Gustavo Petro lo posesionó como director de la entidad. En ese acto, el entonces alcalde Petro destacó su experiencia en economía popular y su visión para reducir la segregación social en la capital. ¡Qué visión la que tenía! Tanta como para ver pitufos y no a Gargamel. 

anexo

El Ipes es una entidad distrital creada con el objetivo de promover alternativas productivas para la economía informal en Bogotá. No tan informal como para el contrabando, claro. Su misión es brindar apoyo a vendedores ambulantes y pequeños comerciantes, ofreciéndoles programas de formación, acceso a espacios organizados de venta y estrategias para mejorar su estabilidad económica. Irónico, por decir lo menos, que ese especialista en la economía popular, como lo llamó Petro, ahora sea especialista en economía ilegal. Gargamelajes del oficio.

Que su nombre aparezca, años después, vinculado en investigaciones sobre lavado de activos y protección de redes de ilegales de contrabando, mancha hasta esa actividad. La revelación sobre sus visitas a la Dian ya había causado escándalo con la publicación de El Reporte Coronell, pero con este nuevo hallazgo queda claro que los límites entre los funcionarios que son o han sido cercanos a Petro y la estructura criminal de contrabando de Diego Marín, han sido más que difusos.

A esto se suma la sospechosa presencia en la Dian de personajes clave del petrismo que han sido filtrados en cuentagotas por el mismo exdirector, como el coronel William Castellanos Rodríguez, encargado de la seguridad del entonces candidato Petro y testigo clave en el escándalo de financiamiento de la campaña con recursos de Papá Pitufo. 

La investigación de la Fiscalía ha permitido armar un mapa que revela conexiones que antes parecían aisladas. Según la documentación revisada, tras la posesión de Gustavo Petro en agosto de 2022, Camilo Gómez Castro jugó un papel clave en el manejo de información sobre operativos aduaneros. 

Aunque fuentes de inteligencia reportan que habría conocido al zar del contrabando en un torneo de golf, en febrero de 2023, cuando no ocupaba cargos oficiales, ya se venía moviendo en la red para conocer de cerca esos temas. Un hoyo en uno, ya que fue el mismo Gómez quien presentó a Marín con el subintendente Álvaro Galvis Acevedo, adscrito a la Policía Fiscal y Aduanera, Polfa, quien sirvió de agente encubierto en la investigación contra la red de contrabando que lidera Papá Pitufo.

Por eso se puede determinar que el rol del exdirector del Ipes en la alcaldía de Petro, va más allá de ser un simple visitante de las oficinas de la Dian. Documentos internos indican que sirvió de enlace entre el cartel de Marín y varios funcionarios en la entidad, con el fin de frenar controles sobre las importaciones fraudulentas. Ipes, qué más puedo decir.

Uno de los elementos más comprometedores proviene de una conversación interceptada entre Gómez Castro y el agente de la Polfa Álvaro Galvis, en la que este último expresaba su preocupación por la filtración de información sobre la investigación a Papá Pitufo a las autoridades. Todo indica que Gómez fue la persona que le avisó a Papá Pitufo que lo estaban persiguiendo y esto produjo su fuga del país. 

Sigamos con la línea de tiempo. Esa conversación ocurrió el 10 de octubre de 2023 y en el audio, Galvis pregunta: “Espere, espere, es que ‘desbarájemela’. ¿Que le dijeron [a ‘Pitufo’] que nos habían visto en un apartamento a los tres?”, a lo que Gómez Castro responde: “Sí, claro, marica, sí, que los habían grabado a los tres, y que ustedes están grabados en un apartamento. Usted, ese man [‘Pitufo’], el nuevo”. Tú tranqui, que yo kilo, como diría el protagonista de la serie Medusa

anexo 2

El “nuevo” al que se refieren es el mayor Peter Steven Nocua, entonces director de la Polfa en Cartagena y quien, de acuerdo con el expediente, estaba al servicio de Papá Pitufo. Según la grabación, el mayor Nocua habría sido quien le informó a Marín de una reunión en el Ministerio de Defensa. 

Como ya dijimos, la conversación deja ver la estrecha relación de Gómez con la estructura criminal y cómo servía de puente para alertar sobre las investigaciones en su contra. Más allá de las implicaciones penales que este entramado pueda tener, el escándalo también deja en evidencia la falta de respuestas claras del Gobierno. Petro ha negado cualquier vínculo con Papá Pitufo, pero la presencia de Gómez Castro en su administración distrital y su posterior conexión con la red de contrabando se suman a las muchas preguntas abiertas sobre este tema que requieren explicaciones. Culo e mondaquera, como diría el de Medusa

Estos audios y otras evidencias formaban parte de una investigación de varios años en la Fiscalía, que, por cuenta de la filtración, quedó debilitada y estancada. Así lo consignó un investigador judicial en un reporte conocido por Noticias Caracol, en el que dejó constancia de la gravedad de lo sucedido: “La situación entorpeció mi labor misional ordenada por mandato constitucional por un juez de la República, generando no solo traumatismos en la labor que se desarrollaba, sino que puso en riesgo la vida e integridad de los investigadores del caso y del señor fiscal”. 

No es un simple caso de corrupción aislada; es un golpe a la capacidad del Estado de perseguir las redes ilegales que operan con impunidad en el país, por eso terminemos con la línea de tiempo. 

Cinco semanas después de la reunión en el Ministerio de Defensa, el 19 de noviembre de 2023, Diego Marín Buitrago salió de Colombia hacia España, como registró un informe de la Fiscalía. No tenía orden de captura, y, pese a la investigación en su contra, cuando salió del país las vigilancias directas sobre él, terminaron. 

Además, la exposición del agente encubierto Álvaro Galvis y la confusión generada dentro de la propia Policía Fiscal y Aduanera debilitaron aún más la investigación, lo que permitió que figuras clave dentro de la red de contrabando pudieran continuar con sus actividades sin mayor obstáculo. Polfa me haces ese favorcito.

El impacto de esta filtración se hizo evidente en abril de 2024, cuando, en plena audiencia, el fiscal Andrés Marín, quien había pedido orden de captura contra Diego Marín y varios miembros de su organización por múltiples delitos, fue relevado en vivo y en directo. Una situación que mostró que, en Marín contra Marín, terminó ganando el malandrín.

El cambio repentino del fiscal generó una ola de cuestionamientos sobre la influencia que esta red criminal ha logrado tener incluso dentro del sistema de justicia. Las grabaciones, los testimonios y la línea de tiempo de los hechos confirman que la información clave sobre la investigación fue entregada a Papá Pitufo, permitiéndole evadir a las autoridades con precisión quirúrgica. ¿Petrificados o sorprendidos queridos lectores? Ninguna de las dos.

A pesar de los múltiples indicios que señalaban su rol como el mayor contrabandista del país, la Fiscalía se quedó sin su testigo clave y sin los elementos necesarios para llevar a cabo una acusación. Lo que parecía ser un operativo estructurado contra una de las redes criminales más grandes de Colombia, terminó convertido en un proceso silenciado, donde las responsabilidades se diluyen y las preguntas se acumulan.

El resultado es claro. Diego Marín sigue sin enfrentar la justicia colombiana, su red de contrabando se mantiene activa y el escándalo apenas araña la superficie de lo que podría ser una de las penetraciones más profundas del aparato estatal, no solo de este gobierno sino de varios atrás. Pero lo que tiene que ver con la relación entre la administración Petro y la estructura criminal de Papá Pitufo está más documentada que nunca. Este no es un escándalo chiquito. Lo único que es muy chiquitico es el gobierno al que le tocó enfrentarlo. Del tamaño de un pitufo.

@yohirakerman; [email protected] 
 

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas