En su pasado consejo de ministros, Petro afirmó que su gobierno ‘no es un gobierno del business’, es decir, de las empresas o los negocios, sugiriendo que eso va contra el pueblo. Sin embargo, reconoció que la reducción de la violencia en Medellín se debe al desarrollo empresarial.

El pasado lunes 10 de marzo, en un consejo de ministros público que duró un poco más de cuatro horas, el presidente Gustavo Petro dejó clara su postura anti empresarial al afirmar que su gobierno no es un "gobierno del business". En su discurso, utilizó el término varias veces de manera despectiva, como si la actividad empresarial fuera un obstáculo para el desarrollo del país y no su motor esencial.
"Si los ministros y ministras se dejan cooptar del business, no van a poder desarrollar un gobierno con el pueblo", afirmó el mandatario. También sentenció que "si queremos transformar a Colombia, no podemos ser un gobierno del business". Y en otro aparte dijo “…se ha acostumbrado a construir un Estado que va es para el business, no para el pueblo”. Con estas declaraciones, Petro refuerza su narrativa de que el sector privado es el enemigo del bienestar social, sin comprender que son precisamente las empresas las que generan los ingresos que permiten financiar cualquier programa de gobierno.
Es entendible que el presidente se adhiera a una visión idealista de transformación social. Sin embargo, ningún país ha salido del subdesarrollo sin un sector privado sólido. Las empresas, grandes y pequeñas, son la base de cualquier economía funcional. No se trata solo de las grandes corporaciones, sino de los miles de micro, pequeñas y medianas empresas que representan el 99 por ciento del tejido formal empresarial colombiano, generan el 79 por ciento del empleo del país y contribuyen con cerca al 40 por ciento del PIB Anual. Al atacar el business, Petro no solo deslegitima a los grandes empresarios, sino que también golpea a los emprendedores que día a día generan empleo y sostienen la economía local.
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“Ya quedó demostrado que estatizar la economía no es la solución”.
El error conceptual del presidente radica en creer que el Estado, por sí solo, puede suplir las funciones del sector privado. Ya quedó demostrado que estatizar la economía no es la solución. Más aún, este Gobierno ha dado muestras claras de su incapacidad para manejar las entidades estatales con eficiencia y transparencia. El escándalo de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) es solo un ejemplo de cómo la administración pública ha sido mal manejada por funcionarios sin la experiencia, la ética y la preparación necesarias.
La idea de un gobierno "no business" no tiene sustento en ningún modelo exitoso de desarrollo. Ni los países escandinavos, con su modelo de bienestar social, ni China, con su régimen de planificación estatal, han crecido sin apoyar decididamente a sus empresarios. En Colombia, la falta de una estrategia clara de desarrollo productivo genera descoordinación entre los entes gubernamentales y deja al país sin una política económica coherente.
Paradójicamente, en el mismo consejo de ministros, el presidente Petro celebró la reducción de la violencia en Medellín y Antioquia y, aunque se atribuyó el mérito, también reconoció que se debe al desarrollo empresarial de la región. "Pero hoy Medellín tiene una de las tasas de homicidios más bajas de Colombia, cuando tuvo la más alta del mundo. Y eso es porque se ha irradiado industria, se ha irradiado empleo, indudablemente, porque los antioqueños son emprendedores."
Entonces, ¿en qué quedamos, presidente? ¿La empresa es un problema o una solución? Su propio discurso lo contradice: si el desarrollo empresarial ayuda a reducir la violencia y mejorar las condiciones de vida, ¿por qué insistir en deslegitimarlo?
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“La idea de un gobierno 'no business' no tiene sustento en ningún modelo exitoso de desarrollo”.
Colombia necesita inversión, crecimiento y generación de empleo para combatir la desigualdad. Y eso no se logra con discursos ideológicos que satanizan la actividad económica, sino con políticas pragmáticas que fortalezcan la confianza empresarial. Querer financiar programas sociales sin entender de dónde provienen los ingresos o como se amplifica la generación de empleo en el país es una irresponsabilidad.
Presidente, un país sin business no es un país viable. Si quiere redistribuir riqueza, primero debe permitir que se genere. Sin empresas no hay empleo, sin empleo no hay ingresos, sin ingresos no hay impuestos y sin impuestos no hay Estado social. Atacar al business creyendo que golpea a las élites, en realidad debilita el Estado social y condena a Colombia al estancamiento.
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“Usted mismo lo dijo, presidente Petro: donde hay desarrollo empresarial, hay menos violencia. ¿Entonces?”
Usted mismo lo dijo, presidente Petro: donde hay desarrollo empresarial, hay menos violencia. ¿Entonces? No confunda dogma con realidad, porque sin economía no hay transformación y sin empresarios no hay nación.
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