La propuesta de la senadora Isabel Cristina Zuleta de revivir la figura de la reelección presidencial para que el presidente Petro pueda buscar un segundo mandato ha causado bastante controversia. A pesar de las críticas y de la falta de apoyo por parte del Gobierno frente a esta iniciativa, la congresista del Pacto Histórico insiste en que va a presentar un proyecto de acto legislativo para que el Congreso reforme la Constitución y se permita de nuevo la reelección.
La pregunta que surge, sin embargo, es si puede el Congreso reformar la Constitución y revivir la figura de la reelección para que Petro aspire a un segundo periodo presidencial. La respuesta es que no. El Acto Legislativo 2 de 2015, al eliminar esta figura, introdujo un límite a los poderes de reforma del Congreso: la prohibición de tramitar mediante acto legislativo la reinstauración de la reelección presidencial. En efecto, tal y como lo determina el artículo 197 de la Constitución, reformado por el mencionado Acto Legislativo, “[l]a prohibición de la reelección solo podrá ser reformada o derogada mediante referendo de iniciativa popular o asamblea constituyente”. Es decir, se excluye al Congreso de esa posibilidad.
Lo que prohíbe el artículo citado no es que no se pueda revivir la reelección, sino el mecanismo de reforma a través del cual puede hacerse. Se trata, así, de una norma procesal que el Congreso debe respetar pues de lo contrario el acto legislativo tendría vicios de forma y, en consecuencia, podría ser declarado inconstitucional en caso de ser demandado ante la Corte Constitucional.
La senadora Zuleta ha respondido a estas críticas, diciendo que el hecho de que exista esa prohibición no significa que la misma no se pueda cambiar. Sobre el asunto, afirmó que tiene el concepto de varios juristas, dentro de los que se encuentran algunos exmagistrados de la Corte Constitucional, que señalan que sí es posible cambiar la prohibición y revivir la reelección a través del Congreso por acto legislativo que reforme la Constitución.
Lo que dice Zuleta es parcialmente cierto. La norma que prohíbe que el Congreso reviva la reelección por acto legislativo sí se puede cambiar. En últimas, es una norma que impone un camino determinado para adelantar las reformas constitucionales en un tema específico como lo es la reelección presidencial. Por tanto, bien podría el Congreso modificar esa norma y permitir, como ocurría antes de 2015, que la reelección pueda reformarse por esta corporación. Ahora bien, mientras esa norma no se haya modificado o derogado, el legislativo tiene una restricción constitucional clara y no podría hacerlo.
El Congreso, por ende, no puede resucitar la reelección presidencial hasta tanto no se modifique la norma que lo prohíbe, de conformidad con el proceso de reforma establecido en la Constitución, es decir, después de pasar por ocho debates (cuatro en cada una de las cámaras) en dos períodos ordinarios y consecutivos. Posterior a esto, si la nueva normativa lo permitiera, sí podría el Congreso restaurar la reelección por medio de un acto legislativo. Eso ocurriría, aunque no parece ser la idea del proyecto y si todo le sale bien a la senadora (lo que veo difícil pues no tiene ni los votos ni la voluntad política del Gobierno para que avance), dentro de un año. En ese sentido, el Congreso solo podría tramitar una reforma reviviendo la reelección, a partir de julio del próximo año, si en esta legislatura se logra modificar el artículo 197 de la Constitución y se permite tal posibilidad. De lo contrario, el acto legislativo, así se apruebe, será inconstitucional.
Como es un proceso que requiere de dos pasos, y que tomaría por lo menos dos años, los tiempos no dan para que Petro pueda participar en la contienda del 2026. De hecho, en el momento en que resultara aprobado el segundo acto legislativo reviviendo la figura, ya estarían en curso las elecciones presidenciales. No vale la pena, por tanto, desgastarse debatiendo una propuesta que no tiene ni pies ni cabeza. Un respiro para los muchos que temen que el presidente se enquiste en el poder y terminemos en la grave y triste situación en la que se encuentran en Venezuela.