Weildler Guerra
25 Septiembre 2024 09:09 pm

Weildler Guerra

Refranes de mis mayores

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

¿Qué son los refranes? Son expresiones de una filosofía primigenia, casuística y fundamentada en la experiencia. A través de ellos no solo nos orientamos en situaciones concretas, sino que rememoramos las voces de quienes nos los transmitieron. Su origen es impreciso y difuso. Solo podemos ver las brumas de las que surgieron en una época lejana. Su autoría pertenece a todos o a nadie como ocurre con los saberes de la tradición.

 

Los refranes perviven en las familias como un legado particular. Ellos se enmarcan dentro de una lógica situacional muy rica. No pretenden ser universales en su contenido, sino que emergen como recursos cognitivos frente a una experiencia concreta ante la que debemos actuar. Ellos condensan las trayectorias vitales de nuestros antecesores, preservan sus voces y los matices de su expresión gestual.

 

Los refranes más antiguos de mi familia corresponden a mi bisabuelo quien nació en la segunda mitad del siglo XIX. Los he rastreado y provienen de sus lecturas del Quijote y de otros clásicos españoles con variantes adaptadas al mundo del Caribe- Uno de ellos era: "Si te dan la vaquilla anda con la soguilla". Su sentido apunta a una decisión pragmática: la recepción de un regalo no se posterga y estos se deben buscar tan pronto sean ofrecidos. Otro proverbio que citaba con frecuencia era: "quien quiere a Beltrán quiere a su can". Significa que si apreciamos sinceramente a alguien extendemos ese afecto a sus seres más cercanos.

 

Mi tío abuelo materno solía expresarse y aconsejarnos empleando refranes. El origen de sus proverbios era más criollo que el de su padre y surgían del entorno social guajiro. Cuando antes de emprender un viaje por el desierto le ofrecían un desayuno inesperado o le brindaban un almuerzo antes del mediodía, solía decir con sentido práctico: "bola adelante espera juego". Descolgaba su chinchorro wayuu tan pronto se levantaba y nos decía " un Chinchorro colgado en La Guajira, pasa trabajo". El más universal y sabio de sus refranes era "Con el arca abierta, el justo peca", cuyo sentido era que la sola honradez sin el control externo no era suficiente para la salud de un negocio particular o para el manejo de los fondos públicos.

 

Mis tías maternas eran también fuente de muchos proverbios aplicados a las cosas propia de la vida cotidiana. Cada vez que alimento a mi gata recuerdo a mi tía Iris diciendo "El perro se llena, el gato no". Mi madre era una fuente inagotable de proverbios que empleaba en cada ocasión práctica. Los suyos eran condensaciones de la experiencia y reflejaban su carácter pragmático propio de un ser aterrizado en un mundo utilitario... " A lo tuyo tú, con razón o sin ella" decía. Este es el más extendido de los refranes entre las madres guajiras, incluyendo a Luisa Santiaga Márquez la progenitora de Gabriel García Márquez quien se los recalcaba a sus hijos. Esta expresión privilegia la lealtad familiar por encima de cualquier otro valor. Un refrán que empleaba con frecuencia era el de " En la puerta del cielo, primero yo que mi hermano". Esto no era una exaltación utilitaria del egoísmo sino una alegoría punzante para convencernos de que en ambos mundos debíamos ganarnos laboriosamente el bienestar . Este era un aforismo dirigido a buscar y practicar la autoestima. Sin ella no se alcanzaban triunfos en la tierra y mucho menos se llegaba al paraíso.

 

Ese espíritu, siempre alerta frente al universo, tenía en escasas ocasiones un cierto sentido fatalista, "Cuando el pobre lava el sol se nubla", declaraba entonces. Con esto indicaba que no todo depende de la voluntad humana y las adversidades se ensañan con el más débil. En ocasiones pienso que yo heredé solo el lado pesimista de los refranes de mi madre. Es entonces cuando la literatura viene del lado de nuestra salvación. Evoco en ese instante los versos de Borges quien señaló en su poema a Robert Browning que escribir " es hacer de la tristeza una música, un alto rio que siga resonando en el tiempo".

 

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas