Martín Jaramillo Ortega
3 Enero 2025 04:01 am

Martín Jaramillo Ortega

Salir por la puerta grande

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De los grandes legados que ha dejado Hernán Peláez es entender que “la vida es como fútbol”. Dijo también Eduardo Sacheri, o escribió, más bien, que “jugar es como entender el funcionamiento general del mundo”. No podría estar más de acuerdo, no sólo porque lo dicen dos genios de su oficio, sino porque siempre he sido partidario de ver el fútbol como una metáfora de la vida.

Con el perdón de los curas, en vez de contar la historia de David contra Goliat prefiero hablar de la gesta del Once Caldas del Profe Montoya en 2004. Con el perdón de los madridistas, prefiero hablar del caído proyecto del Real Madrid de los Galácticos antes de la fallida Torre de Babel. Y con la venia de los curas, otra vez, preferiré toda la vida hablar del regreso de Harold Preciado, Cruyff, Verón, Van Persie u Ortega, antes de contar lo que dice Lucas 15:11-32 con el regreso del hijo pródigo.

Partiendo de que entender el fútbol es tener algo de erudición sobre el funcionamiento general del mundo, hoy vengo a hablar del retiro. En 2024 colgaron los guayos grandes leyendas del fútbol mundial. Tony Kroos, Giorgio Chiellini, Leonardo Bonucci, Pepe, Diego Godín y el grandísimo Andrés Iniesta se retiraron del profesionalismo en un deporte en donde marcaron una época.

En especial, Andrés Iniesta fue uno de esos futbolistas que cada vez se ven menos, y creo que por esto mismo salió por la puerta grande. Casi tan elegante afuera de las canchas como con un balón en sus pies. Hombre de un solo amor por un club y por una sola mujer. Marcó el gol más importante de la historia de España y se lo dedicó a su amigo Dani Jarque, jugador del Espanyol que había muerto un año antes a causa de un infarto. Un caballero.

Habrá que ver esperar a ver cuál será la transformación de Iniesta. Aunque la palabra ‘reinventarse’ se encuentre en sobreuso por estos días, estos genios en vía de extinción son quienes cuentan con el potencial de hacerlo. Las grandes carreras no se apagan: seguramente podremos ver su genialidad desde otro oficio.

Se requiere valentía para entender cuándo llega el momento del retiro. La dignidad está también en saber que las grandes carreras, en su gran mayoría, se acaban estando en su prime porque es justamente el lugar que merecen. Más aún, en jugadores como Iniesta o Kroos, quienes jugando en equipos que pueden ser fácilmente odiados, supieron ganarse el respeto de todos. Esa es la manera que tienen las buenas personas para recoger los frutos de una carrera basada en la combinación perfecta entre talento, disciplina, profesionalismo.

Ahora, como el fútbol está lleno de cosas que le vienen prestadas de la vida, hoy escribo esto porque un Iniesta del periodismo se retiró el martes pasado del trabajo en el que estuvo casi tres décadas. Juan Eduardo Jaramillo ha sido un trabajador incansable al que los colombianos llevamos viendo presentar noticias por treinta años. Al igual que el astro español, ha sabido ser un caballero dentro y fuera del set y ha logrado que en todas las orillas políticas lo respeten, tarea titánica en un mundo tan polarizado como el actual.

Siempre será bueno reconocer el legado de los Iniesta que hay en cada oficio. Nosotros, quienes hemos tenido la oportunidad de verlos trabajar de cerca, quedamos con la enorme responsabilidad de aprender de ellos todos los días. Las buenas personas cuentan con un activo enorme: el buen nombre y la capacidad de transformarse. Larga vida para ellos.

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