
Lo que es sorprendente es que la administración Petro, en vez de reconocer los hechos, insiste en buscar una justificación al abandono de la regla fiscal.
No se ha producido un hecho inesperado que amerite la suspensión de la regla fiscal. Hechos inesperados no hay; es el desenlace de dos años de pésimo manejo fiscal que ahora se protocoliza.
La regla fiscal no se abandona: en realidad está abandonada desde hace dos años. Lo que ahora sucede es que se cae la careta y queda en evidencia el irresponsable manejo de la política fiscal de este Gobierno.
Ahora vendrá la respuesta del mercado, que será durísima. Ya estamos pagando las tasas de interés más altas de la región. Seguiremos pagando tasas aún mayores.
Lo he dicho y lo repito: el Gobierno de Gustavo Petro entregará las finanzas públicas del país como los Embera entregaron el Parque Nacional.
Según Fedesarrollo, el déficit fiscal de Colombia, al momento, es el tercero más alto de la historia reciente. La deuda pública está también disparada.
El manejo fiscal de la administración Petro ha sido el más desafortunado en décadas.
El gasto burocrático anda disparado, mientras los recaudos están desplomados.
Así las cosas, la suspensión de la regla fiscal que se avecina no será más que un piadoso ritual que solo protocolizará algo que ya se dio en 2024 y 2025 en la práctica. Años durante los cuales la regla fiscal (norma que aboga por la prudencia y la sobriedad fiscal) se ha incumplido protuberantemente.
Esta irresponsabilidad fiscal nos la cobrarán los mercados vía incredulidad (si es que algo queda de ella) en el Gobierno, y con mayores tasas de interés.
Será doloroso. Y de nada valdrán los rabiosos insultos de la Casa de Nariño contra todo el mundo. Los mercados no comen cuentos.
La suspensión de la regla fiscal no será algo inesperado: hace dos años la regla no se cumple.
Lo que es nuevo es que ahora se cae la careta que ocultaba la irresponsabilidad fiscal en el manejo de la política fiscal.
