Rudolf Hommes
2 Marzo 2025 03:03 am

Rudolf Hommes

Temas no resueltos

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Después de la elección de Trump y de la situación que él le ha creado a Europa democrática, la definición de una política de relaciones exteriores de Colombia se ha complicado. Ya no es tan fácil ni tan seguro mirar al norte y concluir que lo único que se necesita es estar en buenos términos con los Estados Unidos. Esto es lo que probablemente haría un gobierno de derecha y correría el riesgo de que cuando acuda a ellos le pregunten a nuestro canciller o al embajador qué traen en su bolsillo que le represente un buen negocio a los Estados Unidos. Esta es una situación que probablemente va a requerir buen juicio y cuidado, porque la actitud del gobierno de Estados Unidos no es gana-gana como lo ha demostrado en el caso de Ucrania.

Le han hecho una oferta que no es generosa para explotar los metales raros y otros productos mineros críticos que posee. No es claro si todos los ingresos quedarían a disposición de Estados Unidos, ni si van a invertir por lo menos el 50 por ciento en el desarrollo y reconstrucción de Ucrania. No ofrece protección contra una futura agresión de Rusia, pero si la posibilidad de una muy rápida recuperación económica. Tendremos que esperar a ver cómo culmina esta negociación tan desigual. 

Lo que hay que tener presente, sin embargo, es que existen escenarios de colaboración entre Colombia y Estados Unidos que pueden ser muy beneficiosos para los dos países. Pero mientras se aclara el panorama de las relaciones con Washington, podríamos acercarnos a la Unión Europea y al Reino Unido. Enseñarles oportunidades que existen en Colombia y en la región que no se han explotado por falta de capital o de conocimientos. Pueden ser muy rentables y desarrollarían sectores subexplotados como la minería y la agricultura. También tenemos mano de obra disponible, que debe capacitarse y emplearse aquí y allá. 

El camino que podría buscar un gobierno de centro sería una alianza entre las democracias de Europa y las de América Latina, una opción atractiva para ambos. La iniciativa tendría que provenir de los países de la región, pues no parece que figuremos en la lista europea de posibles alianzas. Colombia debería aprovechar los vínculos que ya tiene con Inglaterra, Alemania, Francia y España para promover esas iniciativas.

China quiere tener una relación especial con Colombia ahora que se cumplen 45 años de relaciones diplomáticas. Este Gobierno ya está negociando la participación de Colombia en la iniciativa china de la Franja y la Ruta (la franja económica de la ruta de la seda).  Pero eso tomará tiempo. También está acercándose a los países árabes. A diferencia del centro y de la derecha, le gustaría reemplazar a Estados Unidos con estos aliados. No es una buena opción.  
Otra área en la que hay grandes diferencias entre el centro y la izquierda es la salud. En primer lugar, porque el Estado colombiano en su situación actual no puede dar las mismas garantías que podría ofrecer un sistema privado o mixto regulado por el gobierno, y en segundo lugar porque hay temor de que el acceso a servicios de salud exclusivamente públicos puede utilizarse para limitar la libertad ciudadana en el evento de un gobierno no democrático. 

Lo más probable es que, en 2026, un gobierno de centro, o uno de derecha, independientemente de lo que se apruebe ahora con mermelada, se inclinen a favor de un sistema privado o mixto regulado por el Gobierno que supere los defectos y omisiones del sistema actual. Lo importante sería que el sistema que se adopte a partir de 2026 cuente con la financiación que garantice la sostenibilidad y la dinámica de los servicios de salud y brinde acceso igualitario de toda la población a un programa básico de salud y prevención obligatorio. Se tendría la oportunidad de complementar estos servicios con seguros prepagados privados, y el Gobierno se haría responsable de subsidiar los costos de los tratamientos más prolongados o costosos. El costo individual de este sistema seria subsidiado para los más pobres y aumentaría con el nivel de ingresos del afiliado. El criterio dominante para el diseño seria minimizar, sujeto a disponibilidad de recursos, el riesgo de morir por no tener acceso oportuno y eficaz a servicios de salud. Debería también evitarse que los costos del seguro de salud y los riesgos de no recibir atención se incrementen, especialmente en el caso de personas mayores. 

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