Antonio Perry
15 Octubre 2024 10:10 am

Antonio Perry

Transición energética sí, pero no así

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La aproximación del Gobierno Petro a la transición energética es equivocada por varias razones, pero tal vez podría resumirse en que el Gobierno se está haciendo las preguntas equivocadas. El Gobierno Petro se ha venido preguntando ¿Cómo puede Colombia descarbonizarse? Mientras que la pregunta que debería hacerse es ¿Cómo puede Colombia ayudar a que los demás países se descarbonicen?

Preguntarse cómo me puedo descarbonizar implica, entre otras cosas, reducir aquellas cosas que hago y que generan emisiones. Para el Gobierno Petro esto se ha traducido en desestimular la producción de petróleo, gas y el carbón. Es cierto que estos recursos generan emisiones, pero uno debería preguntarse dos cosas antes de desincentivar su producción. Primero, ¿de qué porcentaje de la producción mundial soy responsable? y, segundo, ¿qué estoy perdiendo si dejo de producir estos bienes? Frente al petróleo, por ejemplo, producimos alrededor del 0,8% de la producción mundial. Es decir, producimos un porcentaje pequeño. En cambio, el petróleo sí ha sido un motor de crecimiento económico importante para el país. Dicho en términos simple: Si dejamos de producir petróleo, nadie nos va extrañar y otros tomarán nuestro lugar. En cambio, nosotros sí vamos a extrañar los ingresos que nos genera el petróleo y que, además, podrían ayudar a financiar la transición energética.  

Esto no quiere decir que la descarbonización no sea necesaria, ni que el cambio climático no sea real. Lo es. El punto es que no todos los países están en la misma posición frente al cambio climático, ni tienen la misma responsabilidad frente a él. Nadie puede decir que Colombia es responsable de la crisis climática. Históricamente nuestras emisiones han sido mínimas y por el contrario somos el segundo país más biodiverso del mundo. De hecho, somos responsables de tan solo 0,21% de las emisiones de CO2 globales. Todo esto para decir que es una tontería enfocarnos en eliminar el petróleo, gas y carbón; perdemos rentas y la contribución en reducción de emisiones es mínima.

Por el contrario, deberíamos preguntarnos cómo podemos ayudar a descarbonizar a los demás. Esta es una pregunta más coherente y que proporciona oportunidades inmensas para el país. Es coherente porque nosotros ya hemos venido ayudando a descarbonizar al mundo a través de la conservación; nuestros ecosistemas absorben las emisiones de otros países. Nosotros liberamos gases efecto invernadero cuando liberamos esas emisiones que hemos absorbido, por ejemplo, cuando talamos nuestros bosques o hacemos cambios de suelo inapropiados. De ahí que el porcentaje más grande, alrededor de 55 por ciento, de nuestras emisiones venga de fuentes AFOLU (agricultura, forestería y cambio de usos del suelo), como se ve en la gráfica de abajo. Esto lleva necesariamente a concluir que el enfoque no debería  ser contra el gas y el petróleo, sino en pensar cómo incentivamos la conservación y volvemos nuestra agricultura más productiva y sostenible. 

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Fuente: E2050 Colombia

Preguntarse cómo puedo ayudar a los demás a descarbonizarse también abre la puerta a oportunidades inmensas de desarrollo económico. A diferencia de Colombia, hay países desarrollados, que sí deben descarbonizarse, pero que necesitan los recursos y conocimientos para hacerlo. Por ejemplo, países con sectores que son intensivos en el uso de electricidad, como el acero, el cemento y los productos químicos, necesitan fuentes de electricidad limpia para descarbonizarse. De manera similar, los vehículos eléctricos necesitan minerales esenciales, como el litio, el cobalto y el níquel para la fabricación de sus baterías. Alguien tiene que producir estos recursos y desarrollar el conocimiento para hacerlo. Quien lo haga tendrá una ventaja y podrá aprovechar la transición energética para crecer. 

Afortunadamente, Colombia se encuentran bien posicionado para hacerlo. En primer lugar, Colombia tiene una proximidad geográfica con Estados Unidos que es muy atractiva para efectos de atraer empresas que buscan descarbonizarse. Esto es lo que se conoce como friendshoring, que otros países como México ya están haciendo. A diferencia del petróleo, las energías renovables son muy difíciles y caras de transportar, por lo que las empresas tienen que venir a ellas en vez de importarlas. Aquí, la proximidad geográfica es una ventaja.

En segundo lugar, tenemos los recursos para ayudar a descarbonizar industrias intensivas en electricidad. Colombia tiene una matriz energética muy limpia. Alrededor de 70% de nuestra matriz proviene de hidroeléctricas, lo que resulta muy atractivo para esas industrias. Y aunque Colombia no tenga las reservas de litio que tienen Chile, Argentina y Bolivia, sí tenemos potencial para incentivar la minería de níquel y de cobre (lo que afortunadamente ya se está haciendo), que son esenciales para el desarrollo de vehículos eléctricos. 

Entonces, la pregunta correcta que debería hacerse el Gobierno Petro es ¿cómo incentivo y desarrollo el potencial de Colombia en estos sectores?, y no ¿cómo hago para descarbonizar a Colombia? De hecho, aquellas industrias que el Gobierno está desincentivando servirían para financiar el desarrollo de sectores esenciales para la transición energética. Por ejemplo, los ingresos del petróleo podrían usarse en parte para el desarrollo de más proyectos de energías renovables que puedan atraer industrias intensivas en electricidad. Tal vez la mejor manera de resumir estas ideas es: transición energética sí, pero no así.  

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