Paola Herrera
29 Marzo 2023

Paola Herrera

Un milagro para Ultra

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Hace un par de semanas les advertí que la aerolínea colombiana Ultra Air podría ser la segunda en cesar operaciones en el país debido a su grave situación económica y a las fallas reiteradas que están presentando las empresas que en ese sector funcionan bajo el modelo de bajo costo, teniendo en cuenta que, aunque la crisis de la aviación es general, las grandes empresas tienen más opciones de sobrevivir.

Aunque la misma compañía desmintió la información y muchos salieron a acusarme de generar un pánico económico en el mundo del transporte aéreo, días después se confirmó que en efecto Ultra Air no tenía cómo soportar la crisis y que sus pasivos ya estaban muy por encima de los activos, y por eso necesitaban una urgente inyección de capital.

Para frenar un poco la incertidumbre que causa siempre en los viajeros una noticia como esas, Ultra utilizó una estrategia muy efectiva pero muy temporal, que consistió en anunciar un acuerdo para ser comprada por otra aerolínea, la chilena Jetsmart, que parece estar pescando en río revuelto y aprovechándose de lo que sucede hoy con el sector aeronáutico colombiano. 

El problema es que esa solución, como ya les dije, solo les funcionó para calmar las aguas durante una semana. Después de eso se confirmó que el negocio se había caído ya que Jetsmart no aceptó pagar lo que Ultra estaba pidiendo por la marca, los slots, los puestos de parqueo de aviones y demás activos que actualmente tiene.

Se supone que esa era la única salida que le quedaba a Ultra Air y entonces ahora sí tenían que anunciarle al país que dejarían de volar. Sin embargo, no lo hicieron y aunque suspendieron la venta de tiquetes durante unas horas, porque supuestamente estaban presentando fallas mecánicas en dos de sus aviones, en la noche informaron que consiguieron nuevo financiador.

Mejor dicho, una vez más la aerolínea echando mano de sus jugaditas empresariales, informó que logró conseguir en tiempo récord –o por lo menos eso dijeron– recursos para aliviar la situación y poder seguir operando, aunque ya no con las mismas condiciones de antes. 

Pues bien, hoy la noticia es que esa nueva salida tampoco se ha concretado. Esta columna conoció que Bancolombia, que es el gran inversionista que supuestamente estaría salvando a Ultra Air, tiene serias dudas sobre los préstamos que le dará a la aerolínea y le habría notificado que aún no le podrá dar más créditos a pesar de la insistencia de la empresa.

Este nuevo panorama hizo que este lunes 27 de marzo la compañía les reconociera a sus usuarios y empleados, a través de un comunicado interno, que están atravesando una muy difícil situación financiera, que por esa razón tuvieron que reducir la operación a solo tres de los seis aviones con los que contaban y que están haciendo todos los esfuerzos para conseguir recursos y afrontar las dificultades de caja para poder pagarles a los proveedores. 


A raíz de todo esto llama la atención las maniobras que utilizaron en la compañía para desvirtuar la información que desde un principio se advirtió y que por supuesto causó mucho temor en los usuarios. En lugar de reconocer que estaban mal, lo que hicieron fue calificar a quienes lo dijimos como autores de un show mediático para afectar a la empresa y beneficiar a otras. 

No puede ser que una aerolínea le mienta así al país para seguir vendiendo tiquetes y después dejar a quienes los compraron en la misma situación en la que están los que le compraron a Viva Air y hoy siguen esperando que les devuelvan su dinero. Tal cual está pasando ya con Ultra que empezó esta semana informando acerca de la cancelación de varios de sus vuelos, los cuales no debió vender si sabía que podía incumplir. 

Tampoco puede ser que desde el Gobierno no se busque la forma de ayudar a este sector afectado con una inflación de 13,2 por ciento, una devaluación de más del 20 por ciento que impactó entre el 50 por ciento y el 70 por ciento de los gastos de las aerolíneas que son en dólares, un aumento de 14 puntos porcentuales en el IVA para los combustibles de aviación y otros rubros que lo único que han hecho es quitarles oxígeno a estas empresas. 

Como si eso fuera poco, derivado de la reforma tributaria, se gravó el Jet Fuel con el impuesto al carbono y se subió del 5 por ciento al 19 por ciento el IVA de los tiquetes aéreos, aumentando también en 14 puntos el valor global del pasaje. Aunque el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, ha pedido que este impuesto vuelva a bajar es poco probable que eso pase y los precios de los viajes en avión seguro seguirán subiendo. 

Expertos consultados por esta columna aseguran que a pesar del aumento que obligatoriamente han tenido que hacer las aerolíneas para enfrentar todas esas cargas impositivas antes mencionadas, ya se ha perdido casi toda la elasticidad de la demanda, es decir, ya no pueden aumentar más los costos de los tiquetes porque se empieza a reducir la cantidad de pasajes demandada. 

Aunque parece una situación sin salida, sí hay solución. Quienes conocen esta industria consideran que solo se está reventado la aviación cuando las cargas se podrían distribuir entre otros actores del transporte como el terrestre intermunicipal o el fluvial que hoy no pagan IVA. 

O simplemente se podría pensar en remover esas cargas al considerar que el transporte aéreo al ser un servicio público esencial conecta comunidades que, en muchos casos, de otra forma no podrían hacerlo. Además, es un sector que promueve el turismo y el comercio, los cuales aportan importantes cifras tributarias a las finanzas del Estado y que ahora también podrían verse afectadas por esta razón.

O por ejemplo se puede pensar en la posibilidad de quitar otros impuestos que la aviación está pagando doble como el impuesto al patrimonio o el impuesto al carbono. En este último caso, Colombia suscribió unos compromisos internacionales en materia de reducción de emisiones aeronáuticas, (Carbon Offsetting and Reduction Scheme for International Aviation) y no se entiende por qué gravaron otra vez al sector con ese tributo.  

Espero que de cualquier forma Ultra Air se salve, lo que la empresa necesita ahora más que nunca es un milagro y si eso no sucede, se calcula que dejaría de volar antes de Semana Santa dejando a miles de colombianos sin sus vacaciones y a Colombia con menos competencia en este sector que requerirá siempre muchos más actores y menos abusos con los usuarios.

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