
“Es increíble cómo funcionan acá los trenes” fue parte de la conversación que tuvimos en familia después de tomar un tren desde Madrid. Lo increíble no es su funcionamiento ni en España ni en cualquier otro país, lo increíble es que en 2024 Colombia siga sin estar conectada mediante una red férrea eficiente, asequible y rápida.
Este no es el espacio para revisar la historia y encontrar las causas, justas o no, de su desmonte y actual cuasi inexistencia. Es más bien un espacio para insistir en la importancia y en la necesidad de construir un proyecto estructurado, riguroso, sostenible y ambicioso para conectar no solo al país urbano, sino al rural. No pensarlo únicamente como alternativa al tráfico aéreo y vial de pasajeros, sino también el de la competitividad y logística.
Las explicaciones topográficas y de pobreza económica se quedaron en el siglo pasado, en esta era de transición energética, los recursos existen y la tecnología ya sabe cómo atravesar ríos, montañas y ciudades sin generar una destrucción masiva medioambiental. Lo que hace falta es un proyecto común y voluntad política acompañada de rigurosidad técnica, transparencia y eficiencia administrativa.
Para lograr esto se requiere un acuerdo generacional, pluripartidista y social. Que entendamos que solo lograremos actualizar nuestra precaria infraestructura férrea invirtiendo durante décadas y que su realización no será la victoria pírrica de algún político o política de turno sino la victoria de un país que cada día está más rezagado de la geopolítica internacional y de sus capacidades competitivas.
Existen potenciales aliados internacionales con la experiencia requerida para ejecutar un proyecto de esta envergadura. La ubicación geográfica de nuestro país le da una ventaja comparativa frente a intereses comerciales donde se beneficien todas las partes. Son muchísimas las razones sociales, ambientales y económicas para apostarle a una modernización de la red férrea y así conectar nuestras grandes, intermedias y pequeñas ciudades con los puertos y con las zonas rurales de difícil acceso.
La meta, no sueño, debe ser que cualquier persona pueda llegar a cualquier destino utilizando los trenes nacionales, al igual que todos los bienes que se producen y se importan a Colombia. Que podamos sacar más rápido a nuestros puertos los producto artesanales e industriales para conectarlos con el resto del mundo.
No más cháchara con trenes elevados sin ninguna propuesta técnica seria. No más estrechez mental del no se puede, ni intereses mezquinos de unos pocos ante el detrimento de las mayorías. Vamos pensando sobre el capítulo movilidad férrea de un proyecto país que debemos proyectar hacia las futuras generaciones para empezar a fortalecer los cimientos de un proyecto que vuelva a poner a Colombia en el mapa, si alguna vez lo estuvo.
Martín Rivera Alzate
Exconcejal de Bogotá
@riveraalzate
