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Dentro de dos años votaremos en la primera vuelta presidencial. Serán elecciones cruciales porque hay mucha incertidumbre sobre el futuro de Colombia – el horizonte económico, social y político está lleno de densos nubarrones. Ya los medios han comenzado a publicar largas listas de posibles sucesores del presidente Petro (a quien ojalá no se le ocurra intentar alguna artimaña para quedarse en el poder, que generaría un rechazo total de la inmensa mayoría).
Votaré por el hombre o la mujer cuya vida, obra y propósitos, se acerquen más a las siguientes iniciativas y conductas –que juzgo yo, deben ser las prioridades de la próxima década:
- Erradicar la pobreza extrema. Es muy lamentable que en nuestro país haya más de 6 millones de personas que a duras penas sobreviven en la miseria. Es un imperativo moral solucionar esta crítica situación, más aún si consideramos que la economía colombiana tiene la capacidad de hacerlo.
- Implementar el Acuerdo de Paz de 2016. El anterior gobierno y el actual han fracasado en el cumplimiento de este gran compromiso. El Estado colombiano debe acelerar a fondo su ejecución.
- Promover la economía de mercado, la libertad económica, el empresarismo y el libre comercio. Abundante evidencia empírica demuestra que ese es el mejor camino para el progreso.
- Mejorar sustancialmente la calidad de la educación. Colombia ocupa los últimos lugares en las pruebas internacionales TIMMS y PISA. En los pasados 30 años se han hecho grandes avances en cobertura, pero la calidad de la enseñanza es pésima.
- Enfrentar con decisión y mediante innovaciones institucionales el muy grave flagelo de la corrupción. Es impresionante como este corrosivo fenómeno ha crecido exponencialmente en nuestro país, no solo en el ámbito público sino también en el privado.
- Hablar poco, hacer mucho. Liderar es servir, es dejar una huella positiva real que beneficie a la sociedad -especialmente a los más necesitados. No más demagogos ni populistas; Necesitamos un mandatario que concentre su energía en ejecutar, en materializar los sueños de los ciudadanos.
- Rodearse de los mejores. Para que el país avance a buen ritmo (indispensable crecer por encima del 5 por ciento anual, de forma constante, para generar los empleos, tributos y exportaciones que nos permitirán niveles de bienestar acordes con nuestro potencial). El próximo Alto Gobierno debe ser conformado por mujeres y hombres caracterizados por su integridad, sus conocimientos técnicos y su capacidad para trabajar en equipo.
- Quien llegue a la presidencia debe gobernar para todos, no solo por los que votaron por él o ella; o peor aún, en contra de los que votaron por sus rivales. Tiene que ser un catalizador de acuerdos –al menos sobre lo fundamental. Una persona cuyo comportamiento diario se convierta en ejemplo de magnanimidad (generosidad de espíritu), de aglutinante de la unidad nacional, y de dignidad en el ejercicio del poder.
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