Hay una muy buena posibilidad de que en el Pacifico colombiano se desarrolle un nuevo cultivo. Se trata de la vainilla, una orquídea originaria de las regiones tropicales de América, que hoy se cultiva principalmente en el norte de Madagascar, en Indonesia, otras islas del océano Indico, también en México y Centroamérica. Los precios de la vainilla este año son alucinantes.
El Economist del 10 de agosto trae un artículo sobre los desarrollos pioneros de ese cultivo en Colombia en la localidad de El Valle en el Chocó y habla de que la cosecha pasada se vendió a precios de hasta 600 dólares de Estados Unidos el kilo de vainas curadas de vainilla. Los compradores son por ahora restaurantes, productores locales de helados y agentes de empresas extranjeras productoras de perfumes. Uno de ellos dice que podría comprar hasta una tonelada de vainilla al año, el doble de la producción anual en El Valle (“Colombia prepares for a vanilla boom”).
En el mercado mundial, los precios por kilo han oscilado este año entre USD250, que es el mínimo en Madagascar y USD600, pero en el pasado reciente (2022-2023) los precios cayeron por debajo de USD20 por kilo para las vainas de baja calidad. Hubo excesos de inventarios en el mundo inducidos por estimativos erróneos de las consecuencias nocivas sobre este cultivo de un huracán en el norte de Madagascar, de donde proviene 80 por ciento de la producción mundial.
Esta volatilidad puede ser una de las razones por las cuales es incierto que se sostenga la bonanza de precios al nivel que se ha pagado por el producto este año y es probable que se estabilice el mercado a precios del orden de USD200 a USD300 por kilo. Pero dada la concentración de la oferta, la importancia de los especuladores en la demanda y los muchos problemas del cultivo, posiblemente se volverán a presentar significativas desviaciones de precios en ambas direcciones. Es un cultivo de alto riesgo y por esta misma razón, de grandes oportunidades.
El cultivo de vainilla es difícil en el océano Índico porque los ingleses, los franceses y los portugueses se llevaron las planas para allá a escondidas en el siglo XVIII pero no viajaron con ellas las abejas que las polinizan. Esto causó una producción muy pobre durante un siglo o más. En la isla de Reunión, al este de Madagascar, un jovencito descubrió accidentalmente que las flores se podían polinizar manualmente y esto solucionó el problema, pero con un alto costo laboral, pues el procedimiento manual se hace de flor en flor.
En Colombia ese problema no existe, como lo reporta el artículo citado, porque las abejas locales hacen la tarea. Tenemos entonces una ventaja competitiva natural que puede hacer exitoso el cultivo y le hace contrapeso al problema de la alta volatilidad de precios. Otra característica favorable es que la vainilla es una orquídea, que crece en los árboles. Parece ser un cultivo que permitiría conservar el bosque y aumentar la productividad de los cultivos de cacao en el Pacífico. Adicionalmente, el cultivo de la vainilla es complejo y no es ubicuo. Estas son dos características de los bienes exportables que perduran en el mercado mundial.
Como los precios de la vainilla son muy altos, solamente superados por el azafrán, es posible un desarrollo que puede convertir al Pacifico en la región exportadora más fragante de la república y podrá atraer productores que hoy cultivan coca. Lamentablemente, las bandas criminales armadas ya están en el territorio con salvoconducto oficial. Si no las reprime el Gobierno y las expulsa, o las somete, se esfumará esta oportunidad única para la región Pacífica.
