Documental 'El Tercer Acuerdo': el café como símbolo de paz
Crédito: Documental El Tercer Acuerdo
En Planadas, Tolima, fue grabado un documental que refleja la época de posconflicto en el municipio. Se centra en el sector de la Marquetalia, donde indígenas, campesinos y excombatientes conviven en paz gracias al café.
Por: Redacción Cambio
Planadas, Tolima, no solamente se define como una de las regiones más importantes en producción y exportación de café de especialidad en ese departamento, sino también como una prueba de que los acuerdos de paz son el principio del progreso en el campo colombiano.
El documental El tercer acuerdo narra la historia de transformación de la guerra a la paz en Planadas a través del desarrollo de una marca de café que unió a los indígenas, campesinos y excombatientes que habitan el territorio.
El audiovisual fue producido por Diptongo y el Colegio José Max León y financiado por la Fundación en Colombia Konrad Adenauer Stiftung.
Hace 25 años los indígenas de la comunidad nasa we’sx firmaron un tratado de paz con las Farc: una sencilla lista de compromisos de lado y lado que dio fin a un episodio sangriento entre la guerrilla que nació en esta zona y las autodefensas indígenas. Sin embargo, los hostigamientos a la población civil continuaron por varios años.
Los acuerdos de La Habana de 2016 trajeron a esa región del sur del Tolima nuevos aires de reconciliación y progreso, a pesar de las dificultades que las zonas rurales del país padecen. Esta región se ha dedicado principalmente a volcar su economía alrededor del café, como parte de esta dinámica productiva nace una marca desarrollada por ellos llamada El tercer acuerdo, dice la sinopsis del documental de la Fundación Konrad.
El Tercer Acuerdo es una marca de café especial que beneficia a exintegrantes de las Farc, miembros del cabildo indígena nasa wes'x de Gaitania y familias caficultoras de la región.
Fue creado en febrero de 2019, en la Mesa Técnica Cafetera organizada por la ARN, conformada por representantes del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) El Oso, delegados de la ONU y líderes cafeteros de Planadas y de la comunidad indígena. También, participó la Universidad de Ibagué, que estuvo involucrada en el diseño de la marca de café.
En El Tercer Acuerdo, los indígenas y campesinos de Gaitania cultivan el café y la Asociación de Productores Ecológicos de Planadas lo vende a los excombatientes para que ellos lo tuesten y comercialicen.
Un documental sobre el perdón y la reconciliación
CAMBIO conversa con Camilo Enciso, gerente Asopep, quien reflexiona sobre la realidad de su territorio como un testigo más de la reconciliación entre el pueblo indígena, los campesinos y los excombatientes.
CAMBIO: ¿Qué puede decir sobre el cambio que ha tenido Planadas desde el acuerdo de paz de 2016?
Camilo Enciso: Yo nací y me crie en Planadas, entonces, estuve en todas las ocho tomas guerrilleras que tuvo el pueblo. Lloré dos o tres veces viendo el documental porque todas esas escenas las vivimos, ese sobrevuelo de helicópteros y esas balaceras.
Estaba pensando ahora en salir para Planadas, cuando antes era ilógico viajar a estas horas. Usted no podía entrar de noche al pueblo, ahorita lo que nos impide es de pronto la vía, pero no la intranquilidad que hay en otras zonas del país, entonces, para nosotros fue un cambio total.
Como productores de café decimos que se juntaron los astros: se firma el acuerdo, se crea la organización y empiezan a llegar los clientes internacionales.
CAMBIO: El documental menciona tres personajes principales de la guerra y la paz en Planadas: el campesino, el indígena y el excombatiente, ¿qué papel ha tenido cada uno en la historia del conflicto armado en la región?
C.E: Ahí, el campesino es al que siempre le toca lo más difícil, es el que tiene el estigma por parte del Estado y por parte de las Farc. Creen que es colaborador del Ejército o colaborador de la guerrilla, es una marginalidad.
En cambio, los nasa fueron armados por el Estado para que pelearan contra las Farc, los metieron en un conflicto que no era de ellos y el Estado pues, como un actor del territorio debía tomar presencia, pero lo hizo en ocasiones a sangre y fuego, además de siempre llevarse muchos derechos fundamentales por delante.
El combatiente es una persona que decide dejar las armas para integrarse a un proyecto de vida, los que están ahí en el sector Marquetalia (Gaitania) son personas que no siguen con el tema de las armas, sino que quieren es empezar con su familia a vivir diferente y a reintegrarse a la sociedad con un proyecto acorde al territorio.
CAMBIO: ¿Cómo se reconcilió la comunidad de Planadas con los excombatientes a través del café?
C.E.: Después de la firma de los acuerdos en 2016, alguien escribió “ahora sí podemos mirarlos a los ojos sin miedo”, pero los veíamos como extraños y duramos años en poder entrar a conversar con ellos.
Luego, empezaron a entrar muchas entidades del Estado y universidades, quienes nos juntaron. Nos decían: “Aquí hay asociaciones que están haciendo un proyecto de café, ¿por qué no empiezan a enseñarles?”.
Entonces había una Mesa Técnica de café que crearon los mismos excombatientes y nosotros les dijimos: “Vean, esto es lo que nosotros sabemos, estos son los contactos que tenemos, esto es lo que se puede hacer” y ahí empiezan a fluir muchas cosas sin necesidad de todas esas organizaciones, sino entre nosotros mismos, los que estamos en la zona.
CAMBIO: ¿Qué mensaje quiere que capten los colombianos con este documental?
C.E.: Alguien dijo que el documental inicia muy guerrero y nosotros ya no somos de eso. La guerra la vivimos de muchas formas y no queremos que se proyecte más eso. El mensaje que deja es que, efectivamente, los territorios están haciendo cosas importantes. Eso está pasando en Planadas, que para mucha gente es muy lejos, pero está en el centro del país.
Hay que perdonar, dejar el odio y olvidar esas esas cosas que pasaron y es pensar todos en común en cómo salimos adelante.
CAMBIO: ¿Considera que Planadas ha conseguido la paz total?
C.E.: No. En Planadas tenemos unas ventajas: no hay cultivos ilícitos y no hay minería ilegal, que esos son dos motores de combustible para la ilegalidad. Sin embargo, tenemos un vecino muy difícil, que es el Cauca, cruza usted montañas y se encuentra con un hervidero de coca y de mafia. Entonces, constantemente están entrando a refugiarse y a reclutar niños en nuestro territorio, y mientras haya las desigualdades es muy difícil.