Castigo físico en niños: la peligrosa normalización con consecuencias para toda la vida
20 Julio 2024 02:07 pm

Castigo físico en niños: la peligrosa normalización con consecuencias para toda la vida

Conversamos con Martha Rocío González, decana de la Facultad de Psicología y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de La Sabana, sobre la normalización del castigo físico en Colombia y su impacto en la salud mental de los niños. Explicó por qué este método no es efectivo para la educación en casa y ofreció consejos sobre alternativas de crianza.

Por: Gabriela Casanova

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En abril de 2021, fue sancionada la Ley 2089 o ley antichancleta, que prohíbe el castigo físico a menores de edad en Colombia. Pese a que con esta ley se establecieron unos límites en la educación en casa, han pasado tres años, y muchos colombianos aún consideran que este tipo de correctivo es útil y eficaz en la formación de los niños.

Hablamos con Martha Rocío González, decana de la Facultad de Psicología y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de La Sabana, quien dio contexto sobre la normalización del castigo físico en Colombia, cómo afecta la salud mental de los niños a corto y largo plazo, dejando claro por qué no es un método útil para la educación en casa. Así mismo, dio tips sobre alternativas a padres sobre métodos de crianza.

¿Se ha normalizado el castigo físico en Colombia?

Videos de comedia difundidos en redes sociales como Instagram y TikTok hacen chistes sobre cómo las madres y padres latinoamericanos disciplinan a sus hijos con el típico correazo, el palmadazo o la chancla. Sobre este panorama en las redes sociales, la psicóloga aclaró que no necesariamente un país en vía de desarrollo es el que tiene mayor prevalencia en castigos físicos, sin embargo, señaló que sí se evidencia una cultura de normalización particularmente en Colombia. 

“En América Latina, nosotros (Colombia) tenemos la prevalencia más alta con un 77 por ciento, sin embargo, no tenemos la prevalencia más alta del mundo, la más alta la tiene Francia con un 85 por ciento. Entonces, no necesariamente el ser un país en vía de desarrollo nos hace el que más utilicemos el castigo físico. Creo que hay otras variables asociadas, como la cultura de la normalización, que también responde a muchas cosas. Nosotros somos uno de los países con uno de los conflictos más largos del planeta (casi 60 años de conflicto armado), eso hace que cuando nosotros tengamos torturados, masacrados, pues una palmada a un niño a lo mejor no es tan importante”, explicó González.

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Créditos: Freepik

Solo un año antes de entrar en vigencia la ley, fue publicado un estudio que reveló que Colombia tiene una alta tasa de prevalencia de castigo físico de los padres hacia niños de un 77 por ciento y se encontró que el pico más alto de castigo físico en niños es en su primera infancia, es decir, a los 4 años; también, hay otro muy alto a los 12 años.

El estudio fue realizado por González, junto a un grupo de investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de La Sabana en 2020. La muestra fue de aproximadamente 853 padres y más de 1.300 niños de Barranquilla, Medellín, Cartagena y Bogotá.

De por sí las cifras son preocupantes, pero la investigadora mencionó otro dato inquietante para la infancia en el país: “Usualmente empieza el castigo muy alto en la primera infancia en la mayoría de culturas del mundo y va disminuyendo a ritmo constante. En Colombia, nosotros nunca bajamos del 50 por ciento (de los niños) hasta los 17 años. Eso habla de parte de la normalización que tenemos nosotros con esta práctica”.

Otro estudio más reciente de González que analiza la influencia del estrés de más de 800 padres colombianos con hijos menores de edad en el uso del castigo físico, concluye que "una cultura de violencia y otras variables sociodemográficas pueden estar relacionadas con la falta de regulación emocional y el estrés de los padres, lo que a su vez predispone al uso de castigo físico". 

Por otra parte, la psicóloga dijo que la mayoría de los estudios globales muestran que a menor nivel educativo y nivel socioeconómico, hay mayor utilización de castigo físico, pero en Colombia no hay diferencias por niveles educativos.

¿Cómo afecta el castigo físico al niño a corto y largo plazo?

A corto plazo, según un estudio, en el que también participó González, las emociones de los niños experimentadas después del castigo son tristeza, rabia, miedo y culpa; la cuales se transforman en odio con el tiempo. Por otra parte, la autora menciona que otros estudios evidencian que los niños castigados físicamente no tienen el mismo nivel de concentración que los demás en un salón de clases.

En cuanto a consecuencias a largo plazo, dijo que es muy probable que un niño que es castigado físicamente pueda llegar a tener un comportamiento agresivo. "No sucede siempre, pero es una de las asociaciones científicamente más documentadas”, aclaró.

También, la psicóloga explicó que, según evidencia científica, si la persona no logró detener el comportamiento agresivo en la niñez o en la adolescencia, puede convertirse en una pareja violenta. “Se replica en las siguientes generaciones, entonces, viene todo lo que es la transmisión generacional de la violencia dentro de la familia”, señaló.

Otra consecuencia de los castigos físicos es que el niño o adolescente huya de casa y se exponga a otros riesgos, como vincularse a la criminalidad o al consumo de sustancias psicoactivas.

De todas formas, González aclaró que así como hay factores de riesgos, hay factores de protección (familia, amigos, colegio), los cuales tienen influencia en el efecto que tiene el castigo físico sobre el niño. 

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Lo que no saben aquellos que dicen que el castigo físico fue útil para su educación

Respecto a las personas que dicen que “les sirvió” el castigo físico de sus padres, González señaló que las consecuencias pueden manifestarse en los actos inconscientes, algunos ejemplos son:

Es que yo hablo así, es que es normal: no, no es normal que tú le estés gritando a todas las personas; A mí me dejaban encerrado, me pegaban y me bañaban con agua fría: pero es una persona que tiene depresión”, explicó González.

En palabras de la experta: “No necesariamente los ciudadanos del común deben asociar que el hecho de que les hayan castigado físicamente tenga que ver con el hecho de que ahora no duermen bien, por ejemplo. Puede tener que ver con eso y con muchas otras cosas, pero no significa que haya sido inocuo, que no haya tenido ningún efecto. Lo que pasa es que no se es consciente de ese efecto”.

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Una alternativa al castigo físico: la disciplina inductiva

González habló sobre un método correctivo para educar a los niños que los incita a reflexionar cuando hacen algo que no es correcto. Se trata de la disciplina inductiva, la cual tiene tres fases:

  • Identificación del error: el niño debe identificar lo que hizo mal. "Cuéntame lo que pasó. ¿Te das cuenta de lo que hiciste?".
  • Impacto en los demás: hay que hacerle saber al niño qué efectos tuvo en los demás por cuenta de su acción. "¿Cómo crees que se sintieron ese niño y su mamá?", es una de las preguntas que debe responder.
  • Reparación del daño: es importante enseñar a los niños a reparar el daño. No es suficiente pidiendo disculpas, debe haber un acto de reparación.

"La reparación necesita todo el país en todos los niveles. Si se lo enseñamos a los niños, estamos realmente cimentando una cultura de paz fuerte en casa. Esa es la disciplina inductiva", señaló la psicóloga.

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