Noventa minutos de Nueva York a París, ¿puede una 'startup' lograrlo?

El CEO de la startup Hermeus, Aj Piplica, y sus cofundadores creen que hacer pruebas con un prototipo de un dron llamado Quarterhorse, es el primer paso para construir un avión capaz de transportar a 20 pasajeros a una velocidad hipersónica, cinco veces más rápido que el sonido. 

Es decir que volar de Nueva York a París solo tomaría 90 minutos, lo que implicaría una mejora de las siete horas y media que se demora un vuelo comercial. 

Han pasado 20 años desde el último vuelo de Concorde, el avión supersónico innovador de la época. Y ninguna startup ha logrado traer de vuelta esos viajes.

Uno de los mayores inconvenientes a los que se enfrenta la construcción de este tipo de aviones es que puedan volar durante largos periodos en el calor intenso que se crea cuando se vuela a una velocidad más alta que la del sonido. Sin embargo, Hermeus les está apostando a estos desafíos técnicos.

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La empresa busca demostrar la tecnología en Washington mediante el desarrollo de drones hipersónicos más pequeños y medianos.

El dron Quaterhorse tiene el objetivo de servir como un banco de pruebas reutilizable para someter materiales y equipos a condiciones de alta velocidad. Hermeus ganó un contrato de 30 millones de dólares que se destinarán para construir y volar diferentes versiones del avión. 

El primer vuelo está programado para el próximo año y Piplica espera que el costo total del proyecto sea inferior a los 100 millones de dólares. Además, está previsto que un segundo dron más grande (Darkhorse) comience pruebas de vuelo en 2026 y se utilice como vehículo de prueba. 

Si las pruebas salen bien, para el momento en el que la compañía construya a su avión de pasajeros (Halcyon), habrá contruido y probado de seis a diez prototipos de Quaterhorse y Dakhorse.

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Los ambiciosos planes de esta startup hicieron que tuviera un lugar en la lista de startups Next Billion-Dollar de Forbes de 2023. 

Hermeus busca tener aviones en servicio a mediados de la década de 2030, aunque muchos expertos le explicaron a Forbes que era difícil de lograr. 

La dificultad del proyecto está en construir un avión que pueda sostener esas velocidades y tensiones y que, a la vez, sea reutilizable, es decir, rentable. Además, algo que también debe lograr la empresa es que el uso de este medio sea seguro para los pasajeros. 

Hermeus tiene como objetivo obtener la información de la durabilidad de estos drones y aviones, a través de Quarterhorse y Darkhorse.