
¿Ser más inteligentes nos hace más sexis?
Pez mosquito.
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El amor y la evolución de la inteligencia parecen estar muy relacionados y no solamente entre los seres humanos. Algo similar sucede con los peces mosquito.

Todo indica que la inteligencia resulta atractiva para el sexo opuesto y esto no es exclusivo de los seres humanos. Un estudio de la Universidad Nacional Australiana (ANU) reveló que lo mismo ocurre en el reino animal, específicamente en los peces mosquito. Estos pequeños peces, originarios de América Central y hoy dispersos por todo el mundo, poseen una cualidad particular: los machos tienen la capacidad de resolver problemas, como encontrar la salida de un laberinto, lo que los investigadores consideran una señal de inteligencia.
El doctor Ivan Vinogradov, autor principal del estudio, explica que esta inteligencia probablemente permitió a los machos desarrollar mejores habilidades cognitivas, lo que, con el tiempo, les dio una ventaja en la búsqueda de hembras para la reproducción. Este fenómeno, conocido como "selección sexual", sugiere que la inteligencia en los peces mosquito evolucionó en parte debido a la preferencia de las hembras por los machos más hábiles, haciendo que estos rasgos se volvieran más comunes con cada generación.
Además, Vinogradov señala que, durante mucho tiempo, se ha considerado que la evolución de la inteligencia en los animales ha sido impulsada por la selección natural. Los individuos con mejores habilidades para resolver problemas tenían más éxito al recolectar alimento, encontrar refugio y evitar depredadores, lo que aumentaba sus probabilidades de supervivencia.
Sin embargo, hay otra explicación para la evolución de la inteligencia: resulta ser una cualidad atractiva para el sexo opuesto. Y como dicen los Beattles, "all you need is love”. Un pez más inteligente despierta en las hembras mayor atracción puesto que le da más posibilidad a sus crías de encontrar alimento, evitar depredadores y resolver desafíos complejos.
Para evaluar la inteligencia de los machos de pez mosquito, los investigadores los sometieron a una serie de pruebas submarinas, que incluían navegar por laberintos, esquivar barreras transparentes y memorizar puntos de distintos colores a cambio de una recompensa.
Tras completar las pruebas, permitieron que los peces exitosos se aparearan en el mismo estanque de aquellos peces que no habían superado las pruebas o que ni siquiera las habían intentado. Durante los siguientes dos meses, los científicos realizaron un seguimiento de las crías y llevaron a cabo pruebas genéticas para determinar la paternidad, el número de crías por hembra y cuántas de ellas provenían de los machos que habían demostrado mayor inteligencia en comparación con los considerados menos inteligentes.
Después de más de 2.000 pruebas de paternidad, los investigadores descubrieron que los machos más inteligentes, aquellos que superaron con éxito las pruebas, se aparearon con más hembras y tuvieron una mayor descendencia en comparación con los machos que no lograron superar los desafíos.
"Algo en estos machos aparentemente les dio una ventaja para asegurar oportunidades de apareamiento. Tal vez las hembras reconocían y preferían a los más inteligentes, o quizás estos machos eran más hábiles para perseguir a las hembras y forzarlas a aparearse, una práctica común, aunque desagradable, en los peces mosquito", concluyeron los científicos.
Este estudio que se publicó en Nature Ecology and Evolution deja como conclusión que se necesitan investigaciones futuras para observar a los machos más de cerca y ver cómo difiere el comportamiento de apareamiento entre los machos más inteligentes y los más tontos.
Fuente:
Smart is sexy: evolution of intelligence partly driven by love
Australian National University
(*) María Fernanda Gutiérrez
Viróloga, divulgadora científica.
Gerente de INNCISO SAS
Innovación, Ciencia y Sociedad
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