
Ciencia en un párrafo: turismo y cambio climático, respuestas inmunológicas exageradas y cómo envejece el cerebro
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¿Cómo impacta el turismo en el cambio climático? ¿Es buena idea vivir en ambientes libres de microorganismos patógenos? ¿Cómo envejece el cerebro?

El turismo impacta fuertemente el calentamiento global
Un estudio dirigido desde la Universidad de Queensland muestra que las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del turismo han aumentado más del doble de rápido que las del resto de la economía mundial.
El Acuerdo de París, con el que se busca disminuir estas emisiones alrededor del mundo, exige que el sector turístico las reduzca en más de un 10 por ciento anual, lo cual no se ha logrado. Por el contrario, se encontró que la huella de carbono global del turismo aumentó de 3,7 a 5,2 gigatoneladas entre 2009 y 2019. Las mayores emisiones netas se registraron en la aviación, los servicios públicos y el uso de vehículos privados para viajar.
Con respecto a los países que más contribuyen con esta tasa de crecimiento de las emisiones están Estados Unidos, China e India, que dominaron la lista y fueron responsables del 60 por ciento del aumento total de las emisiones del turismo durante el período de estudio, seguido por Australia.
En el estudio participaron investigadores de la Unión Europea liderados por el profesor Ya-Yen Sun, la Universidad Griffith, la Universidad de Sydney y la Universidad Linnaeus (Suecia), que rastrearon los viajes nacionales e internacionales de 175 países. El profesor Ya-Yen Sun dijo que la rápida expansión de la demanda de viajes ha significado que el carbono de las actividades turísticas representa el 9 por ciento de las emisiones totales del mundo. Además, comentó que "sin intervenciones urgentes en la industria turística mundial, anticipamos aumentos anuales en las emisiones del 3 al 4 por ciento, lo que significa que se duplicarán cada 20 años".
Como recomendaciones para disminuir estas emisiones se propone la reducción de los vuelos de larga distancia, la implementación a los impuestos al dióxido de carbono y el tener un plan eléctrico basado en energías renovables en lugar de carbón. “A nivel local, los operadores turísticos podrían recurrir a la electricidad renovable para alojamiento, alimentación y actividades recreativas y pasar a vehículos eléctricos para el transporte”.
Fuente:
University of Queensland
La pandemia y una respuesta inmune exagerada
Mihai Netea, un investigador del Centro Médico de la Universidad Radboud, en Nimeja (Países Bajos), comentó que los confinamientos realizados especialmente al principio de la pandemia por covid 19 fueron necesarios. “Sin embargo, es importante que obtengamos más información sobre cómo las interacciones sociales afectan y activan nuestro sistema inmunológico para que podamos gestionar mejor las consecuencias. De esta manera podremos aplicar medidas sociales tan drásticas de forma eficaz y segura en una futura pandemia". Pero el problema del confinamiento no solo es social, es también inmunológico.
Los estudios que realizó el profesor evidenciaron que, durante la pandemia, el sistema inmune de los individuos era poco estimulado debido a la ausencia de patógenos que se encuentran en las casas. Esta escasez de microorganismos generó en el organismo una baja actividad inmunológica. Lo que descubrieron estos investigadores fue algo novedoso. Si bien se esperaba que ante la presencia de microorganismos tras su ausencia por muchos meses se llevara a cabo una activación clara de la respuesta inmune, no se esperaba una exagerada respuesta inmunológica.
Durante la pandemia muchos de los habitantes del planeta solo estuvieron expuestos al covid-19 y al antígeno vacunal, lo cual representa un muy bajo número de antígenos estimulando la respuesta inmune. Una vez finalizada esta, y realizados los exámenes de laboratorio para medir el nivel de inflamación en la sangre y la interacción entre las células sanguíneas aisladas y puestas en contacto con otros virus y bacterias, se observó que la reacción fue exagerada, lo cual fue atribuido a la hipótesis de la higiene que sugiere que el contacto regular con microorganismos es beneficioso porque mantiene el sistema inmunológico activo y tolerante al mismo tiempo, y que la falta de exposición a factores ambientales podría contribuir a que el sistema inmunológico reaccione de forma exagerada, provocando reacciones sistémicas como las que se encuentran en enfermedades inflamatorias y alergias.
Fuente:
Radboud University Medical Center
Nuestro cerebro envejece
El pasado 8 de enero Neuron, prestigiosa revista de neurociencia de Cell Press, publicó un número especial sobre una investigación que refleja el progreso realizado en la comprensión del impacto del envejecimiento en el cerebro y las posibles estrategias para frenar su envejecimiento y promover su salud. El artículo 'Pathobiology of neurovascular aging: Advances and implications for cognitive health' destaca que a medida que el cuerpo envejece, también lo hace el sistema neurovascular. Desde las grandes arterias cerebrales hasta los vasos más pequeños que forman una intrincada red en la superficie del cerebro ralentizan el suministro de energía al cerebro, interrumpen el transporte a través de la barrera hematoencefálica y reducen su capacidad para eliminar proteínas tóxicas. Mas adelante, Waste clearance shapes aging brain health muestra cómo el envejecimiento puede provocar el deterioro de los sistemas de eliminación de desechos en el cerebro, lo que lleva a la acumulación de sustancias potencialmente dañinas. Allí, además, describen cómo la eficiencia de este flujo se deteriora con la edad y cómo el aumento de las interrupciones del sueño puede exacerbar el deterioro cognitivo. En particular, se centran en cómo la dinámica del flujo de fluidos hacia y desde el cerebro genera las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.
Un tercer artículo titulado 'Chronological versus immunological aging: Immune rejuvenation to arrest cognitive decline' explica el vínculo entre el sistema inmunológico y la salud del cerebro, proponiendo que modifiquemos la frase “mente sana: cuerpo sano” cambiándola por “una mente sana en un sistema inmunológico sano”. El otro aporte de este documento es la información referente al potencial de retardar el envejecimiento del cerebro rejuveneciendo el sistema inmunológico con una vacuna antienvejecimiento.
En general, los artículos destacan los factores que contribuyen al envejecimiento cerebral, incluido el daño al ADN, el deterioro de la función inmune y la capacidad del cerebro para eliminar los desechos, además de cómo podemos comprender mejor los procesos de envejecimiento como el deterioro de la materia blanca y cómo los astrocitos envejecidos afectan la función cerebral.
Fuente:
Cell Press
