¿Puede el caos digital ser terapéutico? Este juego lo intenta y por momentos lo logra
23 Mayo 2025 02:05 pm

¿Puede el caos digital ser terapéutico? Este juego lo intenta y por momentos lo logra

Deliver at All Costs no es un simulador tradicional. Aunque su mecánica base es sencilla —entregar paquetes en un mundo abierto con físicas exageradas—, su esencia se acerca más a una sátira interactiva que a un reto técnico.

Por: Nicolás Combita

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En un mundo saturado de experiencias inmersivas, gráficos hiperrealistas y narrativas profundas, pocos videojuegos se atreven a ir en contra de la corriente. Deliver at All Costs, lo nuevo de Far Out Games Studio en colaboración con Konami, no solo rompe esquemas, sino que lo hace desde el caos, la destrucción y un humor absurdo.

Disponible gratis por tiempo limitado en la Epic Games Store, este título no pretende cambiar el mundo ni dejar una huella emocional profunda: su único objetivo es que el jugador deje de pensar, aunque sea por un rato.

Encarnando a Winston Green, un repartidor con un pasado turbio, el jugador se ve arrastrado a situaciones que oscilan entre lo grotesco y lo hilarante: desde entregar órganos humanos con urgencia hasta sortear clientes hostiles o cargar con objetos absurdos como un pez espada atravesando la carrocería de un carro.

No todos los videojuegos necesitan una carga filosófica. Algunos, como este, funcionan como una válvula de escape. Deliver at All Costs opera como una 'pelota antiestrés digital', donde cada explosión, cada choque y cada entrega absurda ayudan a liberar tensión sin mayor compromiso.

Uno de los mayores aciertos técnicos del juego es su sistema de física. Todo se puede destruir. Todo puede explotar. Cada interacción con el entorno parece diseñada para provocar una reacción espectacular. No se trata de realismo, sino de una exageración que genera una diversión inmediata y visualmente estimulante.

El mundo abierto en el que se despliega Deliver at All Costs tiene vida propia: personajes, rutinas, situaciones espontáneas. Pero somos nosotros —el jugador— quienes lo desestabilizamos. Cada encargo es una excusa para desatar el caos en una ciudad que, en condiciones normales, funcionaría con cierta lógica interna. Aquí no hay reglas, y esa libertad —aunque momentánea— es el corazón de su propuesta.

Far Out Games intenta trazar una línea argumental difusa, con referencias a experimentos mentales de los años 50 y ciertos toques de misterio. Sin embargo, la narrativa no llega a consolidarse como eje central del juego. Más que una historia estructurada, se percibe como un hilo conductor que justifica el avance. Esto no sería un problema si no se hubiese promovido como un título con 'buena trama'.

Deliver at all cost 2

La respuesta depende del jugador. Para quienes buscan inmersión narrativa, Deliver at All Costs puede resultar superficial. Pero para quienes solo desean apagar la mente y provocar un estallido digital tras otro, la historia es irrelevante. El reto aquí no es entender un conflicto, sino sobrevivir al próximo encargo.

Moverse por el mapa es una experiencia contradictoria. Por momentos, el control del vehículo es como si estuviera en una carretera con aceite, generando una sensación de ligereza y descontrol que resulta divertida. Pero cuando el juego exige precisión, esta misma característica puede convertirse en un obstáculo.

Incluso cuando se falla, Deliver at All Costs recompensa con espectáculo. No hay penalización severa, sino una explosión más. La frustración se diluye cuando el resultado del error es tan visualmente satisfactorio. Y esa es, tal vez, una de las claves de su 'efecto terapéutico': fracasar no tiene consecuencias reales, solo más caos.

¿Diversión con fecha de caducidad?

El mayor reto para juegos como este es mantener el interés a largo plazo. Deliver at All Costs ofrece una variedad de misiones al principio, pero, pasado cierto punto, la repetición se vuelve evidente. La mecánica, por más entretenida que sea, tiene un límite natural.

La propuesta de base es potente: libertad, destrucción y humor. Pero no hay una evolución significativa en el gameplay. Y cuando la curiosidad se agota, el juego revela sus limitaciones. Es un título pensado para sesiones cortas.

¿Puede ser Deliver at All Costs una herramienta antiestrés? A pesar de sus limitaciones, hay algo genuinamente relajante en jugar a este título. La ausencia de objetivos complejos, la posibilidad de ignorar la lógica y la física y la gratificación instantánea lo convierten en un buen aliado para quienes buscan desconectar de la rutina diaria.

Deliver at All Costs funciona como una sátira del propio mundo gamer: se ríe de la lógica, del realismo y hasta del storytelling forzado. Y esa irreverencia, paradójicamente, es su mejor argumento.

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