La cuchara que le salvó la vida al soldado Silva

La cuchara que le salvó la vida al soldado Silva

Crédito: Ilustración: Yamith Mariño Díaz

El soldado profesional resultó herido en una pierna durante una operación contra las disidencias de las Farc en el departamento de Nariño. Pero pudo haber sido peor, de no ser por su obstinación de guardar los cubiertos al lado del corazón.

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La luna llena del 11 de febrero de 2022 era la única que alumbraba el vuelo nocturno del Black Hawk del Ejército, que trasportaba a un equipo de fuerzas especiales que se iba a infiltrar en las montañas nariñenses.

En el interior, los siete soldados de la misión revisaron las armas, los equipos de comunicación y los alimentos, antes de comenzar el descenso a una zona cundida de disidencias de las Farc.

Uno de los uniformados era el soldado profesional Jeison Silva, lancero, paracaidista, con más de siete años de experiencia en fuerzas especiales en ese tipo de operaciones.

El helicóptero se mantuvo estático en el aire para que los uniformados se deslizaran por una soga y se escondieran rápidamente  en la maleza, cerca del municipio de Rosario, Nariño. Los soldados acordonaron la zona y esperaron instrucciones del comandante.

La tarea era tomar por sorpresa el campamento de las disidencias, tan sigilosamente que la operación tardó seis días. En la madrugada del último, el grupo entró en contacto con el enemigo. Entonces comenzaron los tiros de fusil y Silva se fue a tierra: le habían dado.

 “En un instante, sentí un sacudón que me mandó al piso. El sonar de las ojivas retumbaba en mis oídos. Fueron minutos de bastante zozobra. Solo sentía fatiga, desespero. Toqué mi cuerpo para ubicar las heridas. Una bala se incrustó en la pierna; la otra, en el pecho. Me angustié cuando noté el uniforme perforado. Me tocaba una y otra vez para saber por dónde había entrado, hasta que sentí el hueco en el cartucho y mi cuchara destruida. De la pierna, inmóvil, brotaba la sangre espesa, y no tuve otro pensamiento que el de los bellos recuerdos con mi familia, la hermosa sonrisa de mi hijo y los los cálidos abrazos de mi madre. Ahí sentí que me iba a morir”.

CUCHARA

El soldado se arrastró hacía un barranco en un intento de protegerse de la balacera; en medio del lodo, sacó el radio y comenzó a decirles a sus compañeros:  “Me voy a morir, no me dejen morir, estoy herido en el pecho y en la pierna”.

PORTAPLATO

El enfermero del grupo logró estabilizarlo con un torniquete, pero  cuando pudo detener la salida de la sangre, ya Silva había perdido el conocimiento.

Silva recuerda que vio una luz blanca que cegó sus ojos, y que cuando los pudo abrir, ya se encontraba en el hospital de Pasto, fuera de peligro. Los soldados habían sido evacuados en helicóptero.

Los primeros en visitarlo en el hospital fueron sus compañeros, que le contaron cómo se había salvado: la cuchara que guardaba en el pecho había desviado la bala. Por eso estaba vivo.

Hoy el soldado Silva sigue en recuperación, a la espera de que le realicen una tercera operación en la pierna, pero sano y con ganas e volver al combate, al lado de sus compañeros.


 

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