El pedal del acelerador se pisa con conciencia ambiental

Han pasado exactamente diez años desde que, en un 14 de noviembre, en el Salón del Automóvil de Bogotá 2012, la marca Mitsubishi, en alianza con Codensa, presentó el primer vehículo eléctrico que llegó al país: un Mitsubishi i-MiEV que se incorporaría, con otras 29 unidades, a la flotilla de esa electrificadora para uso de sus empleados en sedes administrativas, técnicas y subestaciones.

Una década después, Colombia tiene las pilas puestas en este sentido, al punto de convertirse en líder en ventas de esta clase de automotores en la región. De acuerdo con cifras de la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible, Andemos, en lo corrido del año se han matriculado en el país casi 24.000 vehículos eléctricos e híbridos, lo que representa un 76% de aumento frente a 2021.

En realidad, es una tendencia mundial. De acuerdo con el más reciente Índice de Consumo de Movilidad de la firma EY, el 52% de los encuestados que quieren comprar un vehículo, a nivel global, están buscando adquirir uno eléctrico. Este indicador es producto de una encuesta realizada a 13.000 personas en 18 países y muestra que los compradores en Italia (73%), China (69%) y Corea del Sur (63%) son los más comprometidos con la adquisición de este tipo de vehículos, mientras que los consumidores de Australia (38%) y Estados Unidos (29%) son los que revelan un menor compromiso. Según EY, el cuidado del medioambiente es el principal motivo por el que buscan hacerse a uno de estos carros.

Alternativas sobre el tapete

Esa tendencia ha hecho que las marcas respondan ante dicha demanda con diversas estrategias. Nissan, por ejemplo, desarrolló e-POWER, una tecnología con la que los vehículos no necesitan ser enchufados. El motor a combustión produce la energía que recarga la batería, la cual –a su vez– alimenta el motor eléctrico para desplazar el vehículo.

Otras marcas, además de ofrecer un completo portafolio de alternativas eléctricas, le han apostado al desarrollo sostenible en la producción de sus vehículos como parte de la transformación energética del sector. “Estamos en un momento clave para la industria automotriz, y el desarrollo de la movilidad sostenible es un desafío de los más importantes. El compromiso del Grupo Renault es que antes de 2040 en Europa seamos carbono neutro”, señala Ariel Montenegro, presidente director general de Renault Sofasa. “Y en Colombia –agrega– estamos en el top tres en consumo energético para la fabricación de cada vehículo. Tenemos un buen nivel de eficiencia, pero no nos detenemos ahí y, por eso, estamos trabajando para lograr que la planta sea cero emisiones”.

Renault, que en 2015 fue pionero en Colombia en la comercialización de vehículos eléctricos, inicialmente con Twizy, Kangoo y Zoe y que, además, se suma al Grupo Renault con más de 12 años de experiencia y 500.000 vehículos eléctricos rodando por todo el mundo, se está preparando ahora para la llegada de cuatro modelos: el Kwid eléctrico, el Megane e-Tech, la renovación de Kangoo e-Tech, desarrollado en conjunto con Mercedes-Benz, y el furgón más grande que tiene la marca: el Master. Con estos modelos, la intención de Renault Sofasa es que próximamente el 30% de su portafolio esté conformado por vehículos eléctricos.

Ford, por su parte, anunció hace unas semanas, durante el panel ‘Transición energética e inversión de las marcas’ del Tercer Congreso de Movilidad Sostenible de Andemos, celebrado en Bogotá, una inversión de 50.000 millones de dólares para promover la transición de vehículos eléctricos en el mundo. “Colombia es uno de los países que registra mayor crecimiento en este segmento. Por lo anterior, en Ford estamos realizando esa inversión en los próximos cuatro años, para seguir potencializando el negocio”, explicó Carlos Rodríguez, gerente de Marca Ford. Además, indicó que se creó la empresa Ford Model e, enfocada en la tecnología eléctrica, desarrollando innovaciones para que las baterías lleguen más lejos y con opciones de carga sencilla. El directivo anunció la llegada de tres vehículos electrificados a la región a partir de 2023: la Ford Maverick Hybrid, en el sector de híbridos, y el Ford Mustang Mach-E y la Ford E-Transit, en el de eléctricos.

Obstáculos en el camino

Pero esta transición verde no es fácil. “La industria en el mundo está comprometida con la reducción de emisiones y está trabajando muy fuerte en disminuir la huella de carbono. Y en Colombia estamos comprometidos, pero esto no se hace de la noche a la mañana: deben existir condiciones para que el país pueda vivir un proyecto de electrificación adecuado. También para que las marcas puedan traer sus vehículos con la mayor tecnología en motorizaciones”, advierte Héctor Corredor, director general en Inchcape de Daimler Mercedes-Benz Colombia. “Hay un compromiso de traer motores que emitan menor contaminación, pero, a su vez, el Estado debe proveer combustibles de la mejor calidad y al mejor precio”, agrega. 

“El gran reto que tienen los vehículos eléctricos es que necesitamos que el costo de producir energía vaya disminuyendo con el tiempo”, señala a su turno Sergio Ramírez, gerente de marca Volkswagen Colombia. “El segundo es que la tecnología siga avanzando y siga permitiendo que esos carros cada vez tengan un valor más parecido al de los actuales que podemos adquirir en el mercado, pero es un desafío grande, porque nuestra devaluación es muy fuerte. Un cliente tiene que pagar dos veces y hasta 2.5 lo que pagaría por uno a combustión”, añade.

El directivo afirma que, mientras ello ocurre, se debería incrementar la proporción de etanol en la gasolina como medio de protección al ambiente. “Con similares costos a los que tienen los que vendemos hoy, podemos hacer un mayor aporte al entorno, además de incrementar el cultivo de caña. Esto no solo va a generar gran empleo, sino que también le va a permitir al país disminuir las importaciones de gasolina. Recordemos que Colombia es un país que exporta petróleo, pero que importa ese combustible”, explica.

Otras marcas también hacen su aporte en esta tendencia con acciones puntuales, como es el caso de BMW Group. “Nuestra política de sostenibilidad 360 está trazada desde hace más de 15 años y en ella no solamente los productos, sino toda la cadena de valor (desde los proveedores hasta los distribuidores) tiene el compromiso de cumplir cronogramas en la reducción del impacto ambiental y de las emisiones de sus vehículos”, dice Andrés Fuse, gerente general de Autogermana. “El representante en Colombia, por su parte, no puede ser ajeno a esta política, con lo cual ejecuta acciones concretas bajo el marco de una Política de Sostenibilidad como la gestión de sus instalaciones y del talento humano, las estructuras de gobierno corporativo, el manejo ambiental de vitrinas y talleres, la promoción de energías renovables, la economía circular, las actividades de responsabilidad social y el compromiso con los grupos de interés”, sostiene.

Finalmente, Toyota no se queda atrás en esta ola verde. Según los voceros de la marca, la empresa trabaja para convertirse en una compañía de movilidad que garantice una relación sostenible con el planeta y logre edificar una sociedad con movilidad para todos. “Nos comprometimos con el desarrollo de las comunidades en las que operamos y, para el caso colombiano, estructuramos nuestra política empresarial en torno a tres ejes fundamentales: protección del medio ambiente, conducción segura y bienestar social”, señalan.