El mal momento del proceso de paz con el ELN por la mesa de negociación en Nariño

Las negociaciones entre la guerrilla del ELN y el Gobierno de Gustavo Petro no pasan por su mejor momento. Los representantes del grupo armado han mostrado su descontento por los acercamientos que se han hecho en Nariño y le han bajado la marcha a la negociación. 

El proceso de paz con el ELN ha logrado 23 acuerdos y un cese al fuego bilateral que se renovó el pasado 15 de enero de 2024. Entre los avances más significativos está la intención de acabar con los secuestros extorsivos y la liberación de 26 privados de la libertad por la guerrilla. 

Sin embargo, el Gobierno de Gustavo Petro se queda sin tiempo para mostrar frutos del proceso de paz. Por esta razón, ha intentado ponerle el acelerador a la negociación. Su estrategia fue instalar una mesa regional en Nariño, con el frente Comuneros del Sur del ELN.

La respuesta del grupo guerrillero no fue buena, al menos de parte de sus representantes, que decidieron congelar en abril las negociaciones. Mientras tanto, el presidente avaló la mesa en Nariño y pidió continuar con la negociación nacional con el ELN.

¿Qué le espera al proceso de paz? CAMBIO habló con dos expertos y personas cercanas al Gobierno para conocer el panorama.  

¿Hay una división en el ELN?

El Gobierno del presidente Gustavo Petro inició la territorialización de la paz con una mesa en el departamento de Nariño, lo cual causó el descontento de los delegados nacionales y tiene la negociación nacional congelada de manera unilateral por parte de la guerrilla.

El politólogo de la Universidad Nacional e investigador asociado de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) Gerson Arias, le contó a CAMBIO que la idea de negociar de manera regional con el ELN siempre existió. Sin embargo, es la primera vez que se logra concretar.

El experto aseguró: "Las dos características de Nariño son: uno, que es fuera de la mesa de negociación nacional; y dos, que lleva la idea de invitar al frente Comuneros del Sur a que haya una desmovilización".

Esta situación que se presenta en el ELN demuestra que, si bien hay diferencias entre los frentes, esto no necesariamente significa que exista una división, como lo dijo una fuente cercana al proceso a CAMBIO.

En medio de esta situación, el grupo guerrillero hizo público que en el segundo semestre realizará el VI Congreso para definir el futuro de la guerrilla. Este hecho es inédito, porque es la primera vez que se anuncia de manera previa la realización del evento.

En el Congreso Nacional se verá cuán alineados están los frentes en el territorio con el Comando Central (Coce) y los negociadores con el Gobierno. Uno de los interrogantes que se resolverán es el camino que seguirá el grupo guerrillero con respecto a 2026 es si le pondrán el acelerador al proceso de paz o andarán a paso de tortuga hasta que se sepa quién llegará a la presidencia.

Elizabeth Dickinson, analista del Internacional Crisis Group, afirmó que el Congreso "es una muestra de que la organización está firme y que van a consolidar su liderazgo y la toma de decisiones a nivel nacional. Hacen este anuncio de un congreso nacional donde van a alinear las posiciones de todos los frentes y bloques".

Por otra parte, Arias explicó que muy seguramente en este espacio "se va a discutir qué va a pasar en la negociación con miras a 2026. En 2025 iba a haber un punto de inflexión en el que íbamos a tener claridad de los puntos 1, 2 y 3 de la negociación, lo que quiere decir que nos falta el resto de la agenda y, desde mi punto de vista, significa que no hay tiempo para negociar en este Gobierno".

Mientras tanto, los negociadores del Gobierno y los del ELN están sentados en Caracas intentando destrabar el proceso, que debía empezar su séptimo ciclo en abril. 

Lo bueno y lo malo de la negociación en Nariño

La territorialización que ha hecho el Gobierno con el frente Comuneros del Sur puede traer cosas positivas para la negociación, pero también tiene unos retos que se deben superar para que el remedio no sea peor que la enfermedad. Entre las cosas buenas, según contó Arias, está que se pueda avanzar en el diálogo nacional y hacer una articulación con las autoridades del departamento en la búsqueda de paz total.

Arias dice que más que puntos negativos, hay algunos retos que debe superar el Gobierno, como la tensión que ha generado con la mesa nacional por el proceso que se adelanta en Nariño.

Sobre esto último, Dickinson agrega: "El ELN siempre ha insistido en que las decisiones políticas se toman de forma nacional, a pesar de que los frentes regionales tienen autonomía en temas económicos, tácticos. Su reacción tiene sentido en la historia de la organización".

Sobre la territorialización también hay tarea pendiente. Según Arias, tiene que ver con las garantías de seguridad que se puedan ofrecer y el cumplirle a la gente con una paz territorial. Estos dos puntos, con miras en una posible desmovilización del frente Comuneros del Sur.

Las disidencias del Estado Mayor Central buscan expandir su accionar del departamento de Cauca a Nariño. Por esta razón, cualquier acuerdo debe brindar garantías de que no habrá un relevo en el poder, como sucedió en el Acuerdo de Paz con la extinta guerrilla de las Farc.

Con la salida de las Farc del territorio, en varias zonas del país, hubo una reconfiguración de los grupos armados. Además, desde la firma del acuerdo de paz, según datos de Indepaz, han sido asesinados en el país casi 400 firmantes y más de 1.500 líderes sociales. Esta situación no se puede repetir y el Gobierno lo debe tener en cuenta en cualquier acuerdo que se logre en Nariño.