Un hijo muerto y un amor de antología. Así fue la vida de Paul Auster
5 Mayo 2024

Un hijo muerto y un amor de antología. Así fue la vida de Paul Auster

Paul Auster

Crédito: Reuters

El célebre autor de 'La trilogía de Nueva York' falleció el pasado 30 de abril a causa de un cáncer de pulmón que lo azotaba desde 2023. Tenía 77 años. Perfil de una de las voces más destacadas de la literatura contemporánea.

Por: Santiago Díaz Benavides

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Decir que ha muerto Paul Auster sería permitir la más cruda de las simplezas. Tal vez sea mejor afirmar que ha partido rumbo a otros caminos, que estaba cansado y decidió no seguir. Quizá así es más fácil asimilar que pese a que no esté presente de cuerpo, su espíritu continúa allí donde se encargó de dejárnoslo, en sus libros y artículos, y en cada cosa que hizo y dejó de hacer.

El escritor estadounidense había anticipado, según lo comentaba en la prensa Siri Hustvedt, su esposa y también escritora, que no tenía miedo de morir. Y era evidente que el temor no era suyo, sino nuestro. A Paul Auster lo leímos con la misma devoción que a los más grandes escritores del siglo XX que nos heredó la tradición estadounidense. En nuestras bibliotecas, a la par de nombres como Ernest Hemingway, William Faulkner, Francis Scott Fitzgerald, Truman Capote, Harper Lee y tantos otros más, aparece el del autor de El palacio de la Luna, que con su mirada aguda supo dar cuenta de la importancia de las cosas pequeñas en cada palabra que escribió.

Quizá Auster sea de los autores más leídos de nuestro tiempo, no tanto porque terminó siendo una de las voces más traducidas en el mundo, sino por la poesía que se dejaba entrever en cada línea y punto, en sus títulos, y hasta en la forma como enfrentaba la vida. Dice Eduardo Lago, el escritor español y experto en letras estadounidenses, que Auster era un autor cuyas historias y argumentos siguieron siempre desarrollos semioníricos, como si en lugar de novelista hubiese sido un ilusionista.

Muchas veces autorreconocido como un poeta que tuvo que escribir prosa para no quedarse estancado, Paul Auster consiguió, a lo largo de varios años, gestar una de las obras más brillantes de esta generación, y no sólo en la literatura. El autor de La invención de la soledad fue fino ensayista, guionista y hasta director de cine. Amigo íntimo del pintor David Reed, estuvo detrás de cinco producciones cinematográficas y además escribió teatro. Prolífico y acertado, así fue Paul Auster frente a la página en blanco durante sus más de 50 años de carrera artística.

Los primeros años

Paul Benjamin Auster nació el 3 de febrero de 1947 en Newark, Nueva Jersey. Desde muy temprana edad mostró una fuerte inclinación hacia la literatura, gracias a la presencia de su tío, que era traductor, y al acceso que tenía a su biblioteca. En cuanto pudo ingresó a la Universidad de Columbia y allí sentó las bases para lo que sería su carrera en la escritura como aprendiz de literatura inglesa y francesa. Una vez graduado, se lanzó de lleno al abismo del azar.

De ascendencia polaca y judía, Auster publicó su primera novela, Jugada de presión, en 1982, bajo el seudónimo de Paul Benjamin. La traducción de este título al español no apareció sino hasta los primeros años de la década del 2000, de la mano de la editorial Anagrama, que vino a ser nuestra puerta de entrada a la obra del escritor durante mucho tiempo.

En sus inicios, Auster, residente en París, traducía poetas franceses y escribía guiones para películas mudas. Se entregaba sin temor a los delirios del verso y pronto se animó a producir los suyos propios. Las tres antologías poéticas que aparecieron firmadas con su nombre datan de la década del 70, poco antes de que comenzara a vérselas con la ficción en prosa y el periodismo.

Huyendo de la Guerra de Vietnam, el escritor se refugió en la Ciudad Luz con el ánimo de continuar su oficio de traductor e iniciar su faceta en la escritura. El tabaco se convirtió en su compañía y las lecturas de Mallarmé, Sartre y Simenon en su guía. Sin embargo, es en las obras de Franz Kafka, Samuel Beckett, Fiódor Dostoievski y Albert Camus en donde encuentra los vasos comunicantes que detonarán sus primeras obsesiones.

Más que populares son sus novelas El país de las últimas cosas, Mr. Vértigo y Brooklyn follies, y ni hablar de lo que significó 4 3 2 1 para los lectores más contemporáneos. Con esa novela, de lejos la más ambiciosa de su carrera, estuvo cerca de ser considerado, incluso, para obtener el Premio Nobel de Literatura, al menos por nosotros, sus lectores.

Libros

El misterio de su oficio

Completamente entregado a la labor literaria, las otras facetas de su vida no le bastaban. En 1974 se casó con Lydia Davis, de quien se divorciaría cuatro años después, con un hijo a cuestas, Daniel. Con 22 años escribía sin seguridad ni certeza y estuvo a punto de convencerse de que jamás conseguiría hacerse un novelista respetable. A sus 30 años atravesó la gran crisis y dejó de escribir. Y a finales de los 70, por simple influjo de la causalidad, tras haber visto una coreografía en un teatro de Nueva York, se sentó a escribir de nuevo, inspirado por lo que acababa de presenciar. Al día siguiente, alguien lo llamaba al teléfono para decirle que su padre había muerto, y con ello detonó el germen de lo que luego sería La invención de la soledad.

Más guiado por la frustración y los obstáculos, Paul Auster consiguió sobreponerse a sus demonios y escribir. Tras la salida de su primera novela, no pasaban más de cuatro años para que apareciera la siguiente. Y qué suerte para nosotros, pues aquellos años difíciles fueron los que más contribuyeron a la consolidación de su narrativa.

Cuando estaba terminando de escribir aquel libro difícil y sin forma que le había inspirado la muerte de su padre, sin saberlo entonces, Auster conoció a quien terminaría siendo su más grande influencia durante los últimos años, además de su compañera. El encuentro no habría podido darse en otro espacio, o bajo otras circunstancias. De alguna manera, como en sus mejores ficciones, ya estaba decidido que Paul Auster y Siri Hustvedt se conocerían en medio de una lectura de poesía.

Siri Hustvedt, compañera y faro

Si en la industria del entretenimiento cada tanto hablamos de la pareja del año, en el ámbito editorial habría que resaltar a Paul Auster y Siri Hustvedt como la pareja de las últimas décadas. Su devoción era mutua, así como su admiración. Para Auster, la autora de La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres terminó convirtiéndose, no solo en su compañera sentimental, sino en la persona en quien podía confiar sus más grandes inquietudes. En alguna entrevista durante la promoción de 4 3 2 1, el autor reconocía, entre risas, que ningún punto o coma se quedaba en sus textos sin la aprobación de Siri Hustvedt. La mirada de ella era lo que más le fascinaba a él, y tanto así que, cada vez que terminaba un manuscrito, se lo entregaba con el temor de que lo encontrara insulso o grandilocuente. Pero nadie supo mejor que Hustvedt cómo leerlo. Desde que se conocieron en los años 80, ambos supieron que serían compañeros y guías de sí mismos. Y no solo en la literatura supieron cómo sortear, de la mano, cada obstáculo y triunfo, también en la vida, que al final, era lo que más importaba.

La noticia del cáncer de Paul Auster en 2023 conmovió a la comunidad literaria, pero lo que más pesó fue la tremenda fortaleza con que la pareja afrontó el tema. No hubo tiempo para mucho más que la contemplación, y el nacimiento del nieto de Auster y Hustvedt fue un episodio esperanzador en sus vidas ante un panorama tan funesto. A pesar de todo lo que sucedía, nunca faltó el consuelo.

La muerte del hijo

Uno de los episodios que más marcó al escritor fue el de la tragedia que envolvió a Daniel Auster, su hijo, durante los primeros años de la década de 2020. Desde su adolescencia, Daniel luchó contra la adicción a las drogas. Víctima de sí mismo, años más tarde, accidentalmente acabó con la vida de su hija de diez meses y fue procesado por las autoridades. En 2022 acabó con su vida tras una sobredosis. Tenía 44 años.

El hijo de Lydia Davis y Paul Auster no había sido precisamente un modelo a seguir. En algún momento de su vida se vio involucrado con traficantes de drogas y algunos episodios turbios de la escena nocturna de Nueva York durante los años 90. Fue arrestado en varias ocasiones y probó suerte como fotógrafo y DJ. Su relación con sus padres siempre fue complicada y, al final, todo terminó explotando.

Una obra colosal

Ganador de numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su carrera, Paul Auster es, sin duda alguna, uno de los más prestigiosos escritores estadounidenses de nuestro tiempo. Su influencia en la literatura y su brillantez estética lo convierten en un verdadero coloso de las letras universales. Su última obra, Baumgartner, propone una mirada profunda a los terrenos de la vejez, la pérdida y la memoria, a través de la historia de un profesor de filosofía que ha quedado viudo poco antes de jubilarse.

Casi una veintena de novelas escritas, relatos, libros de ensayo, poesía y teatro forman parte de la extensa producción de Paul Auster, y más de uno de sus títulos ha conseguido formar parte esencial de nuestras bibliotecas, como un eslabón insustituible de nuestra educación sentimental. Puede que ya no tengamos más noticias de su parte, pero sus libros, mientras los leamos, siempre darán de qué hablar, pues pocas voces nos han mostrado la fuerza del detalle como la de Paul Auster, la tremenda importancia de todas las cosas pequeñas. En nosotros queda la misión de seguir reviviendo una y otra vez su nombre, desde hoy y para siempre, y quizá aún entonces.

@santi.escribe

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