‘Quise que este fuera un libro sabroso’: Laura Restrepo, acerca de su novela  ‘Hot sur’
24 Septiembre 2023

‘Quise que este fuera un libro sabroso’: Laura Restrepo, acerca de su novela ‘Hot sur’

Diez años después de su primera publicación, vuelva a las librerías ‘Hot sur’, una novela de Laura Restrepo que habla de cómo los migrantes que van en busca del sueño americano se encuentran con una pesadilla.

Por: Eduardo Arias

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En días pasados se reeditó Hot sur, novela de Laura Restrepo que se publicó en 2013 y que, diez años después no sólo no ha envejecido sino que, por el contrario, ha adquirido un mayor peso porque en estos diez años el drama de los migrantes ha adquirido dimensiones muy difíciles de sospechar hace una década.
Hot sur narra la historia de tres colombianas que emigran a Estados Unidos en busca del sueño americano, pero lo que encuentran es una pesadilla. Una de ellas es María Paz, quien cree haber logrado su meta al casarse con un policía blanco. Pero a él lo asesinan, la acusan del crimen y la envían a la cárcel. Sin embargo, el verdadero horror aparece afuera cuando sale de prisión.
Laura Restrepo es una de las más destacadas escritoras de Colombia, autora de una gran cantidad de novelas, varias de ellas traducidas a varios idiomas, en las que saca a relucir sus dotes de periodista, reportera e investigadora. Además ha sido activista política.
CAMBIO habló con ella acerca de Hot sur y diversos temas relacionados con las migraciones.

Laura
Laura Restreop. Foto: Ekko von Schwichow.


CAMBIO: ¿Esta reedición de Hot sur es una revisión o sólo una nueva edición?
Laura Restrepo:
No, el libro salió básicamente igual. Salvo las revisiones de edición y de erratas, el contenido es el mismo. Mis libros viejos yo los corregiría todos, pero hay una cosa que me gusta de este y es uno de los epígrafes que dice que cuando el imperio cae es porque ya ha caído.


CAMBIO: ¿De quién es esa frase?
L. R.:
La frase es tan buena que obviamente no es original. Yo la tomé de una frase de Oscar Wilde que dice: “Cuando uno se va es porque ya se ha ido”. Aunque la novela tiene forma de thriller y el tema central es la migración indocumentada latina, aunque habla de tres colombianas indocumentadas y sus aventuras y desventuras en Estados Unidos, la novela sí se escribió como en el tono de que esto que está cayendo, ya cayó.


CAMBIO: ¿Estados Unidos como sueño americano?
L. R.:
Sí. Estados Unidos como sueño americano y también como proyecto de civilización. Lo que pasa es que hace diez años cuando se publicó Hot sur, todavía estábamos en la era Fukuyama, el apogeo de la democracia liberal y el capitalismo como máxima expresión de la raza humana. Se decía incluso que se había acabado la historia porque ya no es posible nada mejor. De alguna manera eso todavía flotaba en el aire. El mito del progreso no se había acabado. Todavía no era tan evidente la tremenda crisis ambiental que se viene, el drama tan espantoso de la contaminación y del calor. Yo creo que todo eso ayuda a poner en evidencia no solamente una crisis ambiental sino también una crisis humana, social y racial.


CAMBIO: ¿Por qué razón la novela sucede básicamente en la cárcel?
L. R.:
Las cárceles son esas especies de ojos abiertos de tremenda lucidez que tiene el planeta y ahí ya era clarísimo que esa sociedad no iba para ningún lado. Es decir, qué horror que suba Trump. En eso estamos todos de acuerdo. Ahora, qué horror que suba Biden. Aparte de sus guerras ya no tienen nada que ofrecer, ni siquiera a su propia población, a la que ya no le pueden dar ni techo, ni salud ni educación.


CAMBIO: En su opinión, ¿a qué se debe esto?
L. R.:
Es una cultura que ha perdido su eje, los restos del republicanismo que tenían están cada vez más erosionados. Es una una crisis militar porque pierden las guerras en las que se meten. Ucrania es la última demostración. Entonces ni siquiera militarmente pueden. Un reguero de guerras devastadoras pero no no triunfales. Una población muy golpeada, muy desprotegida. Muy refugiada que busca en la metafísica y la religión lo que el Estado y la sociedad no les depara.


CAMBIO: Las redes sociales han cambiado el panorama de la transmisión de información con respecto a la época en que se publicó Hot sur, en la medida en que han vuelto mucho más visibles diversos temas como el de los refugiados y las migraciones.
L. R.:
Y también porque ofrecen información alternativa. Con la guerra de Ucrania se ha puesto en evidencia la gran censura internacional que ha habido. Es decir, ha circulado una sola versión. Si no fuera por la difusión a través de las redes se seguirían comiendo todo el cuento del heroísmo de Zelenski y el triunfo de Ucrania y estaríamos ciegos a la verdad, que eso es otra guerra perdida. Como todas las guerras. Nosotros los colombianos sabemos que no hay guerra que se gane. Toda guerra es un proceso de destrucción, un negociazo del armamentismo.


CAMBIO: ¿En qué se traduce eso?
L. R.:
Es increíble ver cómo la verdad se ha vuelto una. No permite fisuras. El que esté por fuera lo van cortando. Lo temible ahora es que venga la censura de las redes sociales. En Europa lo están pensando con la idea de combatir la pedofilia y el terrorismo. Obviamente son atroces los dos, pero ¿hasta dónde no va a entrar la censura para trancar toda la información que no sea la que desean? Es el último territorio libre y ahí está Julian Assange encerrado para demostrar lo que le puede pasar a quien intente utilizar las redes para difundir una información que no sea la oficial oficial.


CAMBIO: Volviendo un poco al al tema del libro llama la atención que trata un tema que usted ha trabajado trabajado mucho, el de las de los migrantes. En su opinión, ¿en estos diez años cómo ha evolucionado ese fenómeno?
L. R.:
Desde hace varias décadas el destierro y el desplazamiento son el gran drama universal. Al respecto, tengo una idea de pronto vaga o disparatada pero a mí me parece que un mito que está cayendo es el del sedentarismo.


CAMBIO: ¿Cómo así?
L. R.:
Las grandes ciudades se han vuelto lugares invivibles por la contaminación, por el tráfico, por la violencia, por la dificultad que tiene la gente de sobrevivir de manera digna.


CAMBIO: ¿Cómo sería ese mundo sin sedentarismo? ¿Cómo lo imagina?
L.R.:
Hace poco estuve en Cúcuta y, me llevaron ahí a ver la experiencia de frontera abierta. Miles de venezolanos salen pero también muchos se devuelven. Se ha formado una cultura solidaria de casas de acogida, dormitorios, comedores. Vimos uno donde reparten 2.000 almuerzos diarios. Pensaba yo si no habría que desarrollar estas iniciativas. Porque con el cambio climático y el hambre la migración va a venir de una manera masiva, como nunca la habíamos imaginado. De una manera la humanidad volverá a sus inicios en el sentido de que va a ser una humanidad en el camino. Eso es imparable. Habría que pensar un poco en una cultura del camino.


CAMBIO: Cultura del camino suena muy poético ¿Cómo es esa idea?
L: R.:
Partiendo de la idea de que es tan tan oprobioso tener fronteras por donde pueden pasar las mercancías pero a la fuerza de trabajo la trancan y la hacinan ahí en en esos muros, ¿no será posible pensar en unos caminos con trabajos temporales, en cosechas, como fue la vida durante muchísimo tiempo? Pienso en refugios temporales, lugares donde la gente llega, consigue su dinero con trabajo y sigue su ruta. Esa migración hacia las grandes ciudades se tiene que acabar. Acaba con la ciudad y el migrante no obtiene mayor cosa.


CAMBIO: De pronto usted tenga un ejemplo que ayude a imaginar cómo sería ese nomadismo del siglo XXI.
L. R.:
Yo conocí un chofer mexicano que se había colado 17 veces a Estados Unidos. Entraba, trabajaba un tiempo y volvía a México porque a él lo que le gustaba eran sus chilaquiles y su música. La gente se enamora de su lugar de nacimiento. Que trabaje y que vuelva. Hacerlo todo mucho más fluido. En México de alguna manera está sucediendo. Parece que en Chiapas hay colonias de haitianos donde se come haitiano y donde los haitianos llegan y están ahí un tiempo y luego siguen. Eso ya se da en ciertos niveles económicos. Se sube al avión, trabajan en otro país, se devuelve . ¿Por qué no fomentarlo también a nivel de la gran masa desplazada?


CAMBIO: Muy en contravía de las decisiones de los políticos que vemos y oímos a diario.
L. R.:
Claro, es todo lo contrario a lo que votó la OTAN en la última reunión en Madrid, que declaró la migración como una amenaza nacional y legalizó el uso militar contra los migrantes. Y con la muerte de migrantes va a ser más grande todavía lo que viene.


CAMBIO: ¿Cómo definiría usted Hot sur?
L. R.:
Yo creo que mis libros tienen algún grado de dificultad para el lector común. Quise que este fuera un libro sabroso. Tiene un asesino pavoroso que se llama Sleepy Joe que me da miedo hasta a mí misma, que me lo inventé. Es un asesino ritual que hace que María Paz, que es la presa, entienda que el verdadero infierno no lo tiene en medio de las rejas sino cuando sale. Yo quise escribir el libro de la aventura de la sobrevivencia de tres latinas. Quise que fuera un libro cómico en medio de la tragedia, que tuviera muchas situaciones de tragicomedia también y que el lector quisiera echarse las 600 páginas de un tirón.

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