Sofía del Guercio. la bruja que desafía los límites del poder y la espiritualidad

Por Alexander Triana Yanquén
IG: @lextriana2020
 

Uno de tantos refranes de los viejos, de los reconocidos ‘adultos mayores’ es: “No creo en brujas, pero de que las hay, las hay”, y sí, a la fecha seguimos viendo incluso en redes sociales anuncios donde personas ofrecen sus servicios para leer el tarot, para hacer una limpieza espiritual, atraer el amor, quitar la sal, hacer entierros y desentierros, y así muchos otros.
La brujería ha estado presente en Colombia desde tiempos inmemoriales, entretejiéndose en la compleja dinámica del poder. Más allá de ser un simple ritual o creencia, ha servido como herramienta para obtener, mantener o desafiar el poder en diferentes esferas de la sociedad colombiana. Esta es una práctica compleja y diversa que tiene una larga historia que nos lleva a encontrar descripciones o registros en Europa medieval, el antiguo Egipto, los mayas, o las culturas precolombinas, entre muchos otros.
El periodista colombiano Mario Villalobos, un comunicador que ha ejercido la profesión durante más de 35 años principalmente en televisión, que ha sido galardonado con tres premios Simón Bolívar (2000, 2016 y 2020), así como el Premio Nacional de Periodismo de la Sociedad Colombiana de Prensa en 2020, presentó al público su primer libro, titulado Confesiones de una Bruja, con el apoyo de la Editorial Testigo Directo, del periodista Rafael Poveda. Este texto revela la estrecha relación que hay entre el poder y la brujería, en viva voz de Sofía del Guercio, sí… una bruja de esas modernas, con quien el autor tiene una amistad de 20 años, parte de una vida que describe en tres capítulos, con 19 historias bien narradas.
El libro revela datos impactantes de fiscales, políticos, cantantes, militares, paramilitares, altos mandos de las guerrillas y mucho más. Confesiones de una bruja no sólo es fascinante para quienes se interesan en la brujería y el mundo esotérico, sino que también es una lectura que invita a reflexionar sobre las diferentes formas de poder que existen en el mundo y la búsqueda del equilibrio entre la razón y la espiritualidad. “Este libro es apenas la punta del iceberg de lo que este país necesita saber, y debe saber… sobre la relación de los poderosos con la magia”, señala Villalobos.
Los registros históricos relatan que en el siglo XVI, durante la Colonia, la élite española recurría a la brujería para obtener favores políticos, eliminar enemigos o asegurar su posición social. Los años siguieron pasando, los historiadores investigando y registrando llegaron al Siglo XX, y descubrieron que algunos políticos y narcotraficantes colombianos han sido relacionados con la brujería, buscando protección, fortuna o control sobre sus rivales; así quedó registrado en notas periodísticas, en libros como La bruja, del maestro Germán Castro Caycedo, y otras investigaciones que han visto la luz en todo este tiempo.
Para el autor, este libro representaba un gran reto porque quería marcar una diferencia sobre el texto del maestro Caycedo, publicado en mayo de 1994: “Uno de los retos más grandes que tuve es que esta obra no se pareciera a la del maestro Germán. Entendí que había que contar otras instancias de la criminalidad como los políticos, los fiscales, cantantes, como otro tipo de gente. Creo que eso me costó, pero esa era la ruta”, detalla el autor.

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'Confesiones de una bruja' no sólo es fascinante para quienes se interesan en la brujería y el mundo esotérico, sino que también es una lectura que invita a reflexionar sobre las diferentes formas de poder que existen en el mundo y la búsqueda del equilibrio entre la razón y la espiritualidad.

Es importante destacar que hay muchos incrédulos en el mundo y este fue el caso de Mario cuando conoció a Sofía. Cuenta que todo terminó sucediendo por hacer una nota para una noche del 31 de octubre, Día de las Brujas. Corrían rumores sobre sectas satánicas y rituales en donde se hacían sacrificios de niños. Sofía le ofreció leerle las cartas y aunque él era escéptico, lo que le reveló aquella tarde le cambió la vida. "Yo no creía, pero ella me dijo que me iba a separar, y al poco tiempo iba a ganarme un premio. Así fue, todo se cumplió y empecé a ver a Sofía con mayor respeto y admiración", detalla Villalobos.

El común denominador de la brujería, en palabras de las mismas brujas, es “la profunda conexión con la naturaleza y la espiritualidad”. lo cual les permite acercarse a un poder que les otorga facultades curativas o hacer daño y controlar el mundo que les rodea. Detalla la historia que con la llegada de los españoles la brujería se mezcló con las tradiciones europeas, dando lugar a una herencia única de creencias y prácticas. La Iglesia católica condenó la brujería como una forma de herejía, lo que llevó a la persecución de las brujas en Colombia y en todo el mundo.
Comenta Sofía, que nació con ese don: "El esotérico jamás se vuelve esotérico. Eso se nace, no se hace”. Explica que en su niñez estuvo visitando diferentes tipos de profesionales como psicólogos, psiquiatras, psicoanalistas, curanderos, brujos, y esto porque los demás pensaban que ella tenía problemas:. De ella decían que estaba loca, que jugaba sola. “Mi vida es como la del niño de la película 'Sexto Sentido', siendo que él era varoncito y yo soy mujer”.
Escucharla relacionar su vida con la del niño del director Manoj Nelliyattu Shyamalan, largometraje que curiosamente salió a las pantallas de cine en 1999, el mismo año en que se conoció con Mario Villalobos. No obstante, para Sofía es terrible nacer con esos dones, como lo llama ella, pero ya es prueba superada: “Soy otra persona, hay equilibrio en mi vida, me he inclinado a ayudar a los demás, sobre todo a la gente que tiene problemas en salud y que son desarrollados por cosas anormales o paranormales”, dice.
 

Sofía es una mujer con un buen sentido del humor, elocuente, divertida, incluso irreverente que nos invita a sentirnos a gusto con ella. Lo curioso es que en su rostro se puede ver el duro transitar de una mujer que a duras penas aprendió a sonreír con el dolor. Sofía cuenta que a sus 33 años ya era abuela. Hoy en día, cuenta con cuatro bisnietos. Entre sollozos recuerda que le dio vida a tres hijos y crio a otros tres, de los cuales solo le queda una hija porque a los demás miembros de su familia los asesinaron.”Tuve que ver morir a los míos en el orden que más los amaba. Me quedé sin hijos, salvo una que Dios me dejó como caridad”, dice.
Uno de los apartes del libro menciona su origen. Asegura Villalobos que durante las charlas, escucharla contar esa parte de su vida le conmovió. “A la edad que ella debería estar jugando con muñecas como una niña normal, estaba jugando pero con muñecos de vudú. Ahí había una diferencia muy grande y prácticamente ella no tuvo una infancia. A los ocho, diez años, ella estaba metida en ese mundo oscuro y fue mamá a los 14 años”, revela el autor.
Sofía tuvo que ver a su bisabuela hacer brujería. Ella se escondía en la parte de atrás de la casa y por las rendijas de las tablas de madera que hacían de paredes era testigo de los rituales. “Se untaba una vaina negra que parecía aceite de carro, salía, se sacudía, bailaba y decía: Sin Dios y sin Santa María, golpeaba dos o tres veces y se sentía un ruido muy fuerte, el viento golpeaba contra el tejado y las tablas”, explica ella. Asegura que “los errores se pagan. En la vida no le haga daño al prójimo porque créame que la ley divina, el karma existe. Todo lo malo que uno hace en la vida, lo paga”.

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A la edad que ella debería estar jugando con muñecas como una niña normal, estaba jugando pero con muñecos de vudú.

Según cuenta ella hay tres momentos de Sofía. Uno de ellos habla de la bruja todopoderosa, una mujer narcisista que se daba el lujo de cobrar grandes cantidades de dinero porque su poder estaba a la par de la fe. “No preguntaba lo que había que hacer, sino cuánto van a pagar. Las situaciones cambian y eso me sucedió a mí… Yo creía que todo era’Dios en los cielos, y Sofía en la tierra’”, enfatiza.
Comenta Villalobos que es importante respetar esta actividad, y así lo aprendió de su amiga Sofía. “Ten miedo de ti mismo, porque si no le fijas límites a tu vida, empiezas a cruzar umbrales que generan esas deudas espirituales que salen caras. Más allá de lo que crea, péguese a esta historia porque muchas veces uno cree que controla el mundo, y este termina dándole una bofetada para toda la vida”, enfatiza el autor.
 

Villalobos ejerció muchos años en televisión. Estaba acostumbrado a contar historias en un minuto 30 segundos, y pasar al papel fue un reto que afrontó con respeto y creyendo en sus propias habilidades, en sus sueños y anhelos.
“Sentarme frente a una hoja en blanco y tratar de escribir un capítulo, contar este cuento e hilar con el siguiente fue de las cosas más retadoras que he enfrentado en la vida. Traté de aplicar el mismo método que usaba en televisión: tiene que haber un inicio que enganche y un final que deje todo en punta. Si hubiera tenido este reto a la vieja usanza de la máquina de escribir, habría gastado unas 30 resmas . Yo escribí ese libro tres veces, y lo volví a desbaratar tres veces”, detalla el autor.
El siguiente miedo despertado en este proceso creativo fue enfrentarlo, porque los reporteros nos caracterizamos por poner en tela de juicio todo. “Tuve que ver cosas terribles que están narradas en el libro, y tuve que crear un cuero duro que me permitiera quedarme ahí, terminar de ver y luego escribirlo. El sentarme a pensar en redactar un libro en función del lector, esa vaina de ver la hoja en blanco del computador da un susto terrible”, agrega.

Cuenta Villalobos que en algún momento, por diferentes razones, una vez que estaba dedicado a sacar el libro se encontró con Sofía y ella estaba muy enferma. Casi como asustada. Estos fueron otros de los retos que tuvieron que enfrentar para darle vida a este sueño. “Ella tenía ese miedo de quedarse sin contar sus cosas. A Sofía le daba miedo porque contaba cosas de gente muy poderosa y muy peligrosa. Ella sentía mucho miedo, pero también decía: ‘bueno, muchos de estos señores ya están muertos, o están presos, pero están sus familias’. Eso da mucho miedo, porque yo también podía meterme en problemas porque hay gente muy poderosa en ese libro”, relata el autor.

Publicar un libro es un gran riesgo y el otro reto era encontrar quien asumiera el riesgo. Allí cobra un papel relevante Rafael Poveda, quien desde hace un año creó Testigo Directo Editorial con la intención de seguir contando historias, pero de otra manera. Detalla Villalobos que cuando se acercó a Rafael, este dudaba, pero al leer el primer capítulo le ofreció su total apoyo. “Me sorprendió su reacción de asombro acompañado de un ‘te vas mañana a terminar ese libro’”, dice. “Escuchar esto me hizo pensar en muchas cosas porque conozco a Poveda, y sé que es un periodista incrédulo en todo sentido”. Poveda se arriesgó porque le pareció un libro curioso. “Cuando Mario me contó del libro, de lo que estaba haciendo, no lo creí, yo pensé: ‘Este man está ‘cañando’”, relata Poveda.
Comenta que al conocer a Sofía en Barranquilla terminó por convencerse que había tomado una buena decisión y estaba emocionado de ver el libro impreso. “Esta bruja es una bruja real, ella no está ‘cañando’. Sofía no es una persona que se inventa cosas y ahora, después de todo lo que he vivido con Sofía y con Mario durante este proceso, no me caben dudas que existen las brujas”, asegura.
Detalla el director del programa Testigo Directo que toda esta experiencia, desde que surgió Testigo Editorial, le ha llevado a soñar en grande y para la próxima Feria del Libro, la edición de este 2024, tiene preparados ya diez manuscritos.
Aún no se descarta la posibilidad de sacar un segundo libro para contar más de las historias que tiene en su memoria Sofía del Guercio, la bruja que se atrevió a narrar su vida sin importar los miedos y retos que tengan que superar tanto Mario Villalobos como ella.
“Al seguir esculcando seguramente vamos a seguir descubriendo más y más historias. Estoy decidido, y no sé si tenga el talento suficiente para sacar un segundo volumen u otro tipo de historias alrededor de esto, pero lo que sí tengo es ganas”, concluye Mario Villalobos, el ‘pichón’ de escritor que está descrestando en el mundo del papel con una historia que rompe los esquemas.