¿Qué tan confiable es la energía solar?

Aunque la energía solar o fotovoltaica parece un invento reciente, las primeras celdas fotovoltaicas se construyeron en 1880 con selenio y un bajo porcentaje de conversión a energía eléctrica. Lo que pasó en los siguientes 140 años ha sido su desarrollo para convertirla en un método de generación confiable y de fácil uso. 

Hoy en Colombia ya operan los primeros proyectos de generación de energía solar y varios más están en proceso de construcción. Sin embargo, a su alrededor se mueven varios mitos; por ejemplo, que no funcionan cuando el cielo está nublado. En realidad, este sistema funciona con la radiación solar, que se produce a diario pese a la condición metereológica, que es calculada por algunos sistemas fotovoltaicos para proyectar cuánta energía se producirá según la condición climática. 

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Otro mito es que esta energía es costosa. En realidad, aunque todavía representa una inversión importante, con el paso del tiempo y el desarrollo y masificación de esta tecnología, su costo ha disminuido. Además, en Colombia la regulación del sector permite que hasta los hogares produzcan y consuman su propia energía como complemento a la que reciben del sistema interconectado nacional, lo que puede disminuir el costo del servicio. 

Se ha advertido que este tipo de energía también es contaminante. Aquí deben tenerse en cuenta dos momentos: el primero, el de la producción de las materias primas para la producción de los paneles solares. 

Expertos del sector explican: “los parques solares requieren de minerales como el zinc, y cuando se complementan con sistemas de almacenamiento con baterías, también utilizan litio. Si bien su impacto a nivel de emisiones es bajo, hay un inherente impacto ambiental por la minería utilizada. En ocasiones se dice que estas tecnologías, una vez termina su vida útil, se vuelven desecho; sin embargo, afortunadamente existen prácticas de reciclaje y economía circular que permitirían reutilizar dichos insumos”.

Mitos dentro del sistema interconectado

Con el incremento de proyectos de energía fotovoltaica en el país, han aumentado las voces que destacan esta como una alternativa para que el sistema interconectado nacional (SIN) sea menos contaminante, e incluso la señalan, junto con la energía eólica, como un reemplazo del sistema actual. 

Pese a que la tecnología solar ha avanzado en sus inversores y baterías para dar mayor seguridad y estabilidad a su sistema, su fuente de generación (el sol) no funciona en las horas de mayor demanda de energía. 

Sergio Cabrales, profesor de la Universidad de los Andes, explica que “la mayor demanda de energía eléctrica en Colombia se registra entre las siete y las nueve de la noche, cuando muchos llegamos a casa después de nuestras jornadas laborales. En ese momento, no contamos con irradiación solar para que los paneles generen en el pico de la demanda”.
 

Por esta razón, Carlos Mario Gómez, catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares, señala que este tipo de energía debe ser complementaria al sistema de generación eléctrica, puede aprovecharse para generar y consumir energía con una menor contaminación durante el día y en la noche, puede usarse la energía de fuentes confiables y constantes como la hidroeléctrica. 
“Colombia tiene una ventaja y es que la mayoría de su energía se produce con agua, un recurso que ya es limpio y confiable. Eso les puede ayudar a diversificar la matriz energética sin perder autonomía ni confiabilidad como nos pasó en Europa con el gas de Rusia”, concluye el catedrático.