"Si hoy no tuvieramos el carbón, el país ya se habría apagado": Carlos Cante, presidente de Fenalcarbón 

Carlos Cante, presidente de Fenalcarbón.

Crédito: Fenalcarbón

21 Marzo 2024

"Si hoy no tuvieramos el carbón, el país ya se habría apagado": Carlos Cante, presidente de Fenalcarbón 

En entrevista con CAMBIO, Carlos Cante, presidente de la Federación Nacional de Productores de Carbón, destacó la importancia de los carbones colombianos para el mercado internacional y para la generación de energía en el país. Aseguró que se debería seguir aprovechando la industria mientras el mundo siga demandando carbón.

Por: Laura Lucía Becerra Elejalde

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Colombia es conocido como uno de los mayores exportadores de carbón en el mundo. Mientras se habla de las necesidades de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia de los combustibles fósiles, entre ellos el carbón, en 2023 se registró a nivel global un récord en la demanda y el consumo de este mineral, con 8.500 millones de toneladas. 

Carlos Cante, presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Productores de Carbón (Fenalcarbón), conversó con CAMBIO sobre la situación de la industria, su visión sobre el rol de los carbones en la transición energética y la política del Gobierno, la importancia de la industria y el papel de Colombia a nivel internacional. 

CAMBIO: ¿Qué tanto aporta este sector a la economía colombiana? 

Carlos Cante: La minería y el carbón representan, en términos de producción, el 1 por ciento del PIB nacional. Son ocho departamentos y cerca de 65 municipios cuya actividad económica depende de la actividad minera de carbón en todas sus escalas, pequeñas, mediana y gran minería. Además, hace parte de unos encadenamientos productivos importantes en el uso industrial de carbones tanto para industrias de producción y transformación, como la industria del coque, que es uno de los insumos fundamentales para la producción del acero. Colombia es el tercer exportador mundial de coque de hecho. El uso de los carbones también es importante para la generación eléctrica, para la producción de cemento, la producción de ladrillos, cerámicas y para muchos procesos de calentamiento industrial que se desarrollan en el país. 

CAMBIO: ¿Cuál es la diferencia entre los diferentes tipos de carbones? 

C.C.: El carbón térmico se usa principalmente para la generación de energía eléctrica, en las termoeléctricas, y en diversos procesos de calentamiento industrial como la industria del cemento, ladrillo, ingenios azucareros, entre otros. El carbón metalúrgico se usa en la producción de coque, el primer producto industrial de exportación de Colombia. Colombia es un país privilegiado que cuenta con los tres tipos de carbón metalúrgico –alto, medio y bajo volátil– que son fundamentales para realizar las mezclas necesarias para el proceso de coquización. Adicionalmente, en Norte de Santander se produce un coque bajo en fósforo, único en el mundo utilizado para las ferroaleaciones.

Existen diferentes tipos de carbones térmicos y metalúrgicos, con calidades y capacidades distintas.  Y sacamos carbones que vienen de varias zonas como Boyacá, Cundinamarca o Norte de Santander para producir unas mezclas químicas que pasan al proceso de coquización en unos hornos especiales para ello. El acero se produce básicamente con mineral de hierro, caliza y coque.

CAMBIO: ¿Cómo están los niveles de producción y exportación? 

C.C.: Las exportaciones de carbón térmico en 2023 llegaron a 54,5 millones de toneladas, en carbón metalúrgico fueron 2 millones de toneladas y en coque 3,9 millones. En términos de producción el balance no fue muy diferente al de 2022. 

CAMBIO: ¿Todo lo que se produce se exporta o una parte se queda en el país? 

C.C.: El consumo de coque en Colombia está limitado a 300.000 toneladas anuales, que es lo que consume nuestra única acería integrada, que es Acerías Paz del Río. Producimos cerca de 4,5 millones de toneladas y exportamos un poco más de 4 millones al año. 

CAMBIO: ¿Cómo está Colombia en el mercado internacional? 

C.C.: Somos el quinto o sexto exportador mundial de carbón térmico, dependiendo de si podemos leer bien a Rusia o no. Sin embargo, el primer exportador mundial de carbón térmico, Indonesia, exporta más de 500 millones de toneladas y nosotros apenas superamos las 50 millones de toneladas. Estamos entre los primeros lugares, pero muy lejos de los tres primeros, que son Indonesia, Australia y China. 

En carbones metalúrgicos nuestras exportaciones son marginales, a pesar de que para Colombia es importante la cifra de 2 millones de toneladas, pero Australia, el mayor exportador, despacha al año 300 millones de toneladas. Y en coque somos el tercer exportador mundial, con alrededor de 4 millones de toneladas de coque como producto industrial. El primer exportador mundial de coque es China, con alrededor de 9 millones de toneladas, Polonia estaba con cerca de 8 millones de toneladas y Colombia alrededor de los 4 millones. El mundo consume aproximadamente 750 millones de toneladas de coque al año.  

CAMBIO: ¿Cuáles son nuestros principales mercados o hacia dónde se van los carbones colombianos? 

C.C.: Entre carbón térmico metalúrgico y coque llegamos a Turquía, Países Bajos que son la puerta de entrada de Europa y a través de esos puertos se distribuyen por toda Europa nuestros carbones. También llegamos a India, Corea del Sur y China y en América Latina hay una relación histórica comercial con México, Brasil, Chile y República Dominicana. 

CAMBIO: En 2023 los precios internacionales del carbón cayeron, ¿Cómo afectó esto a la industria colombiana?

C.C.: Con volúmenes muy similares a 2022, la diferencia en el valor de las exportaciones entre 2022 y 2023, por los precios, fue de -22 por ciento. Se pasó de 11.656 millones de dólares a 9.126 millones de dólares. Vimos una reducción en precios del 24 por ciento en carbón térmico, de 20 en el carbón metalúrgico y en coque los precios cayeron cerca de 25 por ciento. En 2022 los precios fueron buenos y alentaron el incremento de la producción de la minería del carbón térmico del interior del país; en 2023 no. Y nos vimos afectados no solo por la disminución de los precios, que dificulta las posibilidades de exportación, sino también por el incremento de los costos de transporte, los fletes, y el aumento en los precios de los productores. 

Otro fenómeno fue el incremento de los inventarios a nivel internacional. Con la desaceleración de su economía, China inundó el mercado. En ese país cayeron la construcción y la infraestructura y no tuvieron la capacidad de consumir todo el acero que producen. China produce más del 50 por ciento de los coque y del acero que se consumen en el mundo. Como no estaban consumiendo lo que ellos mismos producían, empezaron a exportar e inundaron todos los mercados de acero, de coque y de carbones, lo que presionó la caída de los precios. 

CAMBIO: ¿Qué tantos empleos genera esta industria en Colombia? 

C.C.: Es muy fácil calcular lo que es la gran minería de carbón del norte del país, César y La Guajira, y es más complejo calcular los empleos de la pequeña y mediana minería del interior del país porque se mueve a unos ritmos que dependen fundamentalmente de los precios. Si hay buenos precios sube el empleo. Entre empleos directos e indirectos esta es una industria que representa más de 650.000 puestos de trabajo en por lo menos ocho departamentos.

CAMBIO: ¿Cuántas empresas se dedican a este sector en Colombia? 

C.C.: Es más fácil mirarlo en términos de títulos mineros. En el país hay un poco más de 1.000 títulos mineros de carbón, de los cuales el 86 por ciento corresponden a títulos mineros de pequeña minería. La pequeña minería en carbón es la producción de hasta 60.000 toneladas al año, aproximadamente 5.000 toneladas al mes. No obstante, la mayoría de las minas, que son pequeñas minas subterráneas, no producen más de 1.500 toneladas.

CAMBIO: ¿Cuál es la relevancia del carbón para la energía que consumimos los colombianos? 

C.C.: Aproximadamente el 11 por ciento de la generación en eléctrica en el país proviene de las centrales térmicas a carbón. Sin embargo, en épocas de estrechez hídrica como el fenómeno de El Niño actual, el carbón se convierte en la garantía de abastecimiento eléctrico nacional. Gracias al carbón no nos hemos apagado. 

En la actualidad las centrales térmicas a carbón están generando entre 35 y 38 gigavatios hora, lo que representa cerca del 20 por ciento de la demanda eléctrica nacional. Es un consumo mensual de alrededor de 500.000 toneladas de carbón. Al año llegamos, como mucho, a consumir 5 millones de toneladas de carbón térmico para generación de energía. Esta es una cifra muy pequeña con respecto a lo que hoy está demandando el mundo. En 2023 se dio la mayor demanda histórica de carbones a nivel global: 8.500 millones de toneladas. 

Por eso la contribución a la generación de CO2 por parte de nuestra matriz eléctrica es mínima en términos de consumo de carbón, pero si genera todo el respaldo energético que necesitas. Si hoy no existieran las térmicas a carbón muy seguramente el país ya se habría apagado. 

CAMBIO: El Gobierno que tiene un proyecto bandera de reducir la dependencia de combustibles fósiles ¿Cómo ve esa política? 

C.C.:  A la transición energética hay que ponerle plazos, medianos y largos, según la posición de cada país frente a la generación de gases de efecto invernadero. Colombia es un contribuyente marginal tanto en consumo de carbones como en exportaciones. Si sumamos todo lo que producimos, exportamos y consumimos no representamos más del 0,8 por ciento del consumo global de carbón. 

Está bien que Colombia le apueste a la transición energética. Está bien que Colombia le apueste a la reducción de la dependencia económica de la industria de los carbones y el petróleo, pero tiene que tener una visión de largo plazo porque la mayoría de las economías desarrolladas en el mundo hoy lo son gracias a la producción, el consumo y uso de combustibles fósiles y Colombia no puede darse el lujo de renunciar al aprovechamiento de sus reservas de carbones mientras el mundo lo siga demandando. Y sin tener claro, además, un horizonte de transición fiscal y productiva de las regiones y de la nación. 

Si se saca hoy, de manera abrupta, a los carbones de nuestra matriz económica y productiva muy seguramente la nación se va a ver en problemas, pero fundamentalmente las regiones productoras. 

CAMBIO: ¿Cómo está la interlocución con el Gobierno? 

C.C.: La interlocución con el Gobierno tiene diferentes niveles. Está el de la política pública minera, el de la transición energética, el de la política pública ambiental, el de la administración de los recursos mineros. No es una conversación unificada. En algunas situaciones la conversación es abierta, en otras se habla pero no se escucha, y en otras simplemente no hay diálogo. Tenemos muchos frentes abiertos, con diferentes opciones, con diferentes posiciones, y no logramos cerrar una conversación para encontrar un futuro que no esté, como lo estamos viendo hoy, lleno de incertidumbres. 

CAMBIO: ¿Qué está haciendo el sector para mitigar sus emisiones e impactos ambientales? 

C.C.: La mayor generación de emisiones de los combustibles fósiles se da en el proceso de su consumo, en la quema. Colombia es un consumidor marginal de carbones y de coque en nuestra industria. Pero a nivel interno la mayoría de las compañías han venido avanzando en proyectos que permitan disminuir su huella de carbono utilizando más maquinaria y equipo que no utilice diésel, se han pasado a gas o inclusive a equipos eléctricos. 

En muchos proyectos se está avanzando en generación solar para el abastecimiento de sus propias plantas. Y estamos trabajando en el desarrollo y la incorporación de tecnologías que nos permitan el aprovechamiento del calor residual de los procesos de cotización, es algo que ha avanzado y seguramente en los próximos años veremos más plantas de coquización generando energía a partir del calor residual de los hornos y muchas acciones de acción climática desarrolladas de manera particular por cada operación minera en el país que irán sumando

CAMBIO: ¿Por cuánto tiempo seguiremos necesitando petróleo y carbón? 

C.C.: A veces en el mundo los discursos de cambio climático y los documentos que varios países han suscrito van por un lado y la realidad va por otro, porque depende mucho de la coyuntura. La realidad es que nadie estaba esperando que Rusia invadiera Ucrania, que por eso se generaron sanciones y que Europa, que basaba el 40 por ciento de su abastecimiento de gas en Rusia y con eso venía reemplazando el uso de los carbones, se quedara sin esa fuente de energía. La geopolítica se mueve permanentemente, recientemente tuvimos el covid, la crisis logística internacional, hoy hablamos de Gaza y de la situación en el mar Rojo por los bombardeos de los hutíes que han generado incremento en el costo de los fletes y restricciones en el abastecimiento de GNL (gas natural licuado), lo que seguramente presionará un incremento en la demanda de carbones. .

Hay una demanda de carbones sólida que se mantiene más allá de 2040, que era donde se estaban poniendo los escenarios de reducción de emisiones más cercanos, y si existe esa demanda todavía tenemos posibilidad de exportar nuestros carbones a los destinos de consumo. ¿Por qué renunciar a eso cuando la demanda global se mantiene? No parece lógico renunciar sabiendo que aún hay una capacidad de oferta. 

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