Queridos hermanos:
Estamos reunidos en esta eucaristía de Semana Santa para proclamar la llegada de nuestro Mesías, Gustavo Francisco Berto Orrego, ¡nuestro mártir!, y lo hacemos unidos en la fe y tal y como lo pronosticó el mismo profeta aquella vez que descendió del monte de Santa Ana de Chía con la tabla de los diez mandamientos y les dijo a sus apóstoles:
—Os juro en mármol que no convocaré una asamblea constituyente. Y que no nombraré en cargo público al corrupto, salvo que se trate del apóstol Olmedo, para que camine sobre las aguas, previa contratación de carrotanques que las transporten. Y que daré de beber al sediento, o por lo menos a Armandito Benedetti. Y que vestiré al desnudo, salvo en las noches, porque resulta más cómodo dormir biringas.
Y el pueblo dijo: “Este es el enviado de Israel”. Y Berto dijo al pueblo: “En realidad al enviado de Israel le vamos a retirar las credenciales diplomáticas, lo mismo que al de Milei, para que se haga Mi Ley. Y ya puestos en esas, también voy a dividir las aguas para convocar una constituyente”.
Entonces el exapóstol Antanas tomó la palabra y le dijo: “Señor, tú habías jurado que no lo harías”. Y el Mesías le respondió: “Oh, necio. Recuerda las palabras de santos Juan Manuel, según las cuales solo los imbéciles no cambian de opinión”. Y procedió.
Palabra de Berto. Te alabamos, Señor.
Pongámonos de pie. (Usted también, doctor Navarro. Y usted si quiere siéntese, doña Verónica, o por lo menos deje el baile para después).
Hermanos: ya regresa el Mesías. Lo estamos esperando. Descenderá del cielo de uno de los vagones del tren moderno, eléctrico, aéreo, y nos conducirá a la tierra prometida en la que obrará todos sus milagros. Curará a los enfermos gracias a un sistema de salud estatal. Pensionará al anciano, salvo que se trate de su apóstol Guillermo Alfonso. Convertirá el agua en café y en demócrata a Chávez. Multiplicará los contratos en RTVC. Y de golpe hasta cambie un articulito, para que su reino no tenga fin.
Se pueden sentar.
Recordemos el pasaje en que el Señor pide a su hijo pródigo que le lavase los pies. Antes de que lo invitasen a una esquina a tomarse una cerveza, el Señor se ofreció a lavar los pies de sus discípulos. Entonces vino el apóstol Velasco y le dijo:
—¿Tú me lavas los pies, oh, padre?
Y el Señor contestó:
—Sí, es lo mejor para todos; y el aseo dental también es muy importante; anda a plenaria y que te revisen la boca.
Entonces se acercó el exapóstol Navarro a donde el maestro, y le dijo:
—¿Me dava ede juanete, pod favod?
Y el Señor respondiole: “No te he entendido nada, pero venga, Antonio, y te lavo el pie”.
Después de que lo hubo hecho, les dijo: “De cierto os pido que vosotros también hagáis lo mismo hasta la eternidatt”. Y dicho esto, su hijo Nicolás tomó una palangana, y llamó a sus amigos Turco Ilsaca y Santa Lopesierra, y se dedicó a lavar él también.
Palabra de Berto. Te alabamos, Señor.
Démonos ahora el saludo de la paz total …Tu también allá, Iván… Hablo de Iván Mordisco… El otro Iván, el DJ, regrese al coro… Eso. Démonos todos el saludo de la paz total: que la paz del Señor esté siempre con ustedes y con el hermano de Berto, Juan Fernando, que en este momento se encuentra negociando el voto de Dimas y por eso no pudo venir.
De pie.
Invoquemos, hermanos, la llegada del Mesías que hace poco tomó el cáliz en Tierralta y lo ofreció a sus discípulos diciendo: este es mi cuerpo, fruto de la alianza con varios partidos tradicionales. Tomad y bebed todos de él, ante lo cual Susana Muhamad estalló en llanto como una Magdalena. Te alabamos, Señor.
Quienes quieran comulgar hagan la fila detrás del doctor Vargas Lleras que dijo que comulga, al menos con la idea de la constituyente.
Se pueden sentar. Escuchemos con atención el pasaje del arca.
Armó el Mesías un arca en pleno fenómeno de El Niño, con fondos de la UNRGD, y dispuso en ella una pareja de cada especie porque, según él, los éxodos del sur buscarán las aguas líquidas del norte y provocarán un diluvio final semejante al de Agamenón.
Y subieron los micos de las reformas. Y subieron las culebras que debía Gustavo Bolívar. Y subió Roy con una acompañante. Y subió mi tío Ernesto con otro elefante. Y subió Paloma Valencia mientras lanzaba gritos.
Acercose entonces el gobernador de Antioquia acompañado del ex Mesías Álvaro, jefe de los doce apóstoles, y una vaca, y el Mesías preguntó:
—¿Dónde está el toro de esta vaca?
Y el gobernador le dijo:
—Pues el único toro es Alejandro Toro, un congresista del Pacto Histórico de por acá… Entonces preferimos que viaje sola.
Y añadió Álvaro:
—Necesitamos engordarla como con un billón siquiera, home...
Y el redentor les dijo:
—No habrá vaca y me importa un cuerno lo que digan…
Y el gobernador le dijo:
—Vos ni rajás ni prestás el hacha, home…
Entonces el redentor le dijo:
—A esa vaca el Clan le metió plata y tiene más manchas que una holstein.
Y el gobernador respondió:
—¿El clan de los Torres?
Y el maestro dijo:
—El Clan del Golfo, necio.
Y dijo el gobernador:
—Ya voy, Toño, ¿y perder el papayazo de polarizar como vos? ¡Las cachas!
A lo que el redentor dijo:
—Será los cachos, porque es vaca.
Entonces sucedió que apareció Daysuris Vásquez y les dijo:
—Si hablan de cachos, puedo contarles mi historia: todavía sé cositas.
Palabra del Señor.
Hermanos, mientras pasan la bolsa plástica para la limosna —es la negra; no olviden que solo se acepta efectivo—, recordemos que ya están habilitados los confesionarios del sótano, con polígrafo y todo, para el que se quiera confesar.
Ahora pongámonos de pie, mientras esperamos la venida gloriosa del Señor que, acá me informan, no sucederá hoy. Parece que se le ha presentado un impasse. Eso me acaban de decir. Que se encuentra en modo de agenda privada y que difícilmente resucitará este Domingo de Resurrección.
Que entonces la gracia del Señor decrezca sobre todos ustedes. Arranque a cantar ahora sí, allá, Iván DJ, en el coro. Podéis ir en paz. Y doña Verónica ya puede bailar.
CIRCOMBIA VUELVE A BOGOTÁ EN ABRIL
BOLETAS ACÁ
