El científico que buscaba popó de mono y se topó con un venado asiático, probablemente traído por Pablo Escobar
24 Diciembre 2023

El científico que buscaba popó de mono y se topó con un venado asiático, probablemente traído por Pablo Escobar

Crédito: Colprensa y Byrdyak-Freepik

Un científico cabalgaba por una finca del Magdalena Medio, a menos de tres kilómetros de Hacienda Nápoles, en busca de heces de primate para su tesis doctoral. Encontró los restos de especie de venado proveniente de Asia, potencialmente invasora en Colombia. Todo indica que llegó al país hace 30 años, por cuenta de las excentricidades de Pablo Escobar. Esta es la historia.

Por: Pía Wohlgemuth N.

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Néstor Roncancio, veterinario zootecnista con maestría en biología, está haciendo un doctorado en la Universidad Nacional de Colombia. Para su tesis, debe comparar los parásitos gastrointestinales de animales silvestres con los de animales domésticos. Durante meses, recogió 150 muestras de excremento de primates de distintas partes del país, desde Arauca hasta el Magdalena Medio.

Una tarde de sol abrasador, Néstor cabalgaba en Puerto Triunfo junto a un baquiano de la zona –un vaquero, si se quiere–, en busca de popó de mono araña café, mono aullador rojo, tití gris, mono maicero cariblanco o mono nocturno: los primates que viven en esa región.

De pronto, en una parte del recorrido, en una finca a unos dos o tres kilómetros de la Hacienda Nápoles, vio un grupo de tres venados en una pradera. Supo que eran hembras por la forma de sus cuernos, pero no pudo detallarlos mucho más. En solo segundos, los animales salieron corriendo, alejándose de los dos hombres. Lo más probable, pensó, es que fueran venados cola blanca, los más comunes en el país.

El baquiano le contó que no muy lejos de allí había unos restos de un venado de esos, por si quería verlos. Cabalgaron hasta una fuente de agua. “Ya no olían feo ni nada, los puse en una bolsita”, cuenta Roncancio. No tiene claro cómo pudo haber muerto el animal, quizás fue por una pelea entre machos por una hembra o debido a alguna enfermedad.

Cuando terminó la búsqueda de popó de mono, pasó por Manizales y le entregó los huesos a su colega Héctor Ramírez, profesor del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Caldas. Quería cerciorarse de que fueran, efectivamente, huesos de venado de cola blanca. “No tenía cráneo, por eso no era fácil corroborar a qué especie pertenecía. Eran huesos largos, de mamífero, y como hago con cualquier bicho que me encuentro por ahí, se lo llevé”.

Ramírez tomó los restos del animal –la “osamenta”, como la llaman ellos–, y los comparó con la información que reposa en las colecciones biológicas. Estas son como enciclopedias, libros de referencia en donde están todos los datos sobre biodiversidad, no solo nacional sino de todo el mundo. Cuando comparó estos huesos con las fotos de otras especies, se dio cuenta de que el animal era un venado de la especie Axis axis, de Asia, al que se lo ve por Nepal, Sri Lanka e India. Su tamaño es algo mayor al de los venados de cola blanca que se suelen ver en Colombia.

Sin embargo, por el tráfico de especies, el también conocido como chital galopa por Argentina, Brasil y Uruguay. No hay mucha información sobre su presencia en Colombia. Lo más probable es que, así como pasó con los hipopótamos, rinocerontes y una jirafa, Pablo Escobar haya traído venados de este tipo a pastar en su hacienda. El periodista Alfonso Buitrago, quien escribió el libro El Chino. El fotógrafo personal de Pablo Escobar, confirma que este sí los vio en la finca del capo. Es decir, que estos animales podrían llevar unos 30 años en suelo colombiano.

Este animal, de cuernos alargados y piel manchada, se reproduce al doble de velocidad que los hipopótamos. “Su ciclo reproductivo es un poco menor, entre 7 y 8 meses. Cada año puede tener entre una y dos crías, en promedio dos. Cuando hablamos de los venados es como cuando hablamos de los conejos. Cuando decimos que ‘se reproducen como conejos’, podríamos decir ‘se reproducen como venados’”.

Aunque Roncancio no los ha visto en grupos grandes, las comunidades de la zona hablan de manadas de hasta de 40 venados corriendo por ahí. Sabe también que no solo están en Puerto Triunfo, sino también en Sonsón y Puerto Nare. Y, a diferencia de los hipopótamos, que pesan toneladas, estos venados, de unos 90 kilogramos, no necesitan vivir en sistemas acuáticos, por lo que podrían extenderse aún más.

Suena extraño. Un venado que lleva unas tres décadas en el Magdalena Medio pero que no había causado el revuelo de los hipopótamos. El experto cuenta que en 2009 estuvo en la zona y no vio ni oyó nada sobre esos animales. Sin embargo, piensa que es probable que se hayan extendido y reproducido a mayor escala en la última década. Tiene una teoría: “Hace unos 20, 30 años, la cacería era una actividad más común y estos animales, hasta donde tenemos entendido, eran cazados. De un tiempo para acá, esta práctica ha reducido mucho. El control de armas de fuego ha aumentado, antes uno llegaba a una finca y había escopeta. Además es un deporte bastante caro”.

Después de lo que pasó, Héctor Ramírez, Néstor Roncancio y el investigador Darwin Morales publicaron el artículo Más allá de los hipopótamos: evidencia de un venado introducido en Colombia en la Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, advirtiendo sobre la presencia de este animal en Puerto Triunfo.

Diego Echeverri, biólogo de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare), dice que el tema no es nuevo. Que por cuenta del artículo se ha puesto sobre la discusión pública y que “se hace evidente el problema de las especies invasoras, el comportamiento reprochable de ingresar fauna exótica”. Señala que desde hace un tiempo la entidad le avisó al Instituto Humboldt y al Ministerio de Salud sobre el animal potencialmente invasor, pues no puede pasar por alto. Sin embargo el Instituto Humboldt le dijo a CAMBIO que no ha recibido información al respecto, aunque incluirá "esta especie como parte de la agenda de investigación en 2024, trabajo que se realiza en coordinación con el Comité Técnico Nacional de Especies Introducidas y/o Trasplantadas".

El efecto más grande que tienen las especies declaradas invasoras, como los hipopótamos de Escobar, es la competencia con especies nativas similares por recursos para sobrevivir. En este caso, serían otras especies de venados o animales como la danta. Aparte, puede haber transmisión de parásitos y "una muy importante: es que estos herbívoros pueden impedir la regeneración de los bosques. Al final, vamos a tener bosques viejos que no se renuevan, porque se comen los rebrotes", explica Roncancio.

Las autoridades ambientales deben estudiar si se trata o no, en efecto, de un invasor. Para ello, el Instituto Humboldt explica que primero hay que saber cuántos venados de estos hay, qué tan dispersos están, el estado del lugar en donde habitan y conocer cómo es su interacción con los ecosistemas y las comunidades locales. Aparte, tiene que haber un análisis de riesgo que revise las características, los impactos sobre especies nativas, los ecosistemas, y los riesgos socioeconómicos de su presencia.

Para profundizar:


 

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