“Estoy comprometido profundamente con los frailejones”: director científico del Jardín Botánico de Nueva York
9 Marzo 2024

“Estoy comprometido profundamente con los frailejones”: director científico del Jardín Botánico de Nueva York

Crédito: Colprensa-Redes sociales

Mauricio Diazgranados ha dedicado su vida a estudiar los frailejones. Quizás sea el que más conoce las más de cien especies que existen en Colombia, Ecuador y Venezuela. El científico decidió que su existencia tendría el menor impacto en otras formas de vida. Esta es su historia.

Por: Pía Wohlgemuth N.

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Mauricio Diazgranados tenía 15 años cuando vio por primera vez un frailejón.

Las hojas, alargadas como las orejas de un burro y recubiertas de pelos minúsculos color blanco, que le daban una apariencia plateada, llamaron su atención. El adolescente caminaba por un páramo y sintió fascinación por esas plantas semejantes a las palmeras.

Por esa misma época, decidió que su existencia tendría el mínimo impacto posible sobre otras formas de vida. Quiso contribuir a que la especie humana y todas las demás pudieran vivir de manera armónica. Entonces, tomó la decisión de estudiar Biología hasta convertirse en botánico.

Este biólogo colombiano con doctorado en la misma disciplina es, desde mediados de 2023, el director científico del Jardín Botánico de Nueva York. Es experto en plantas y hongos, pero su pasión y centro de gravedad son los frailejones.

“Son mágicos, son plantas absolutamente increíbles, que invitan a la contemplación. Uno se siente realmente entre seres que lo observan, que lo protegen a uno, y que están protegiendo el páramo. Son de admirar”, dice Diazgranados.

Eso fue lo que pensó cuando los vio aquella vez, años atrás.

Cuando comenzó sus estudios, pensó que se sabía ya todo sobre ellos, pues durante sus días de estudiante de Biología los veía cada vez que caminaba por los páramos. Se graduó en 1999 y en 2005 llegó a ser profesor de Biología de la Universidad Javeriana. Además, dirigía el herbario de esa institución.

Por ese tiempo estuvo en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, y allí se topó con algo que no se esperaba: no había documentación sobre los frailejones. Lo más reciente que tenían sobre estas plantas en una de las universidades más importantes del mundo era de 1933. Ese documento solo abarcaba 24 especies de frailejones descubiertos para ese momento.

Entonces, supo que debía dedicarse a estudiar de cerca los frailejones y a descubrir lo que todavía no se sabía sobre ellos. Se enteró de que el botánico español José Cuatrecasas, fallecido en 1996, se había dedicado por completo a estudiar frailejones, pero su manuscrito no estaba publicado. Había dejado también unas 35 cajas repletas de material, ahora guardadas en el Museo Smithsonian de Washington.

Como si el destino premiara su curiosidad, Diazgranados conoció por casualidad a una profesora exalumna del español en un Congreso Internacional de Botánica en Viena, Austria. Ella le contó que buscaba a un botánico que, en resumidas cuentas, era justo como él: colombiano, conocedor de la geografía del país -lo había recorrido casi todo a pie- y que quisiera estudiar los frailejones. Su tarea sería abrir y analizar todas esas cajas que había dejado Cuatrecasas tiempo atrás.

A partir de ahí comenzó a estudiar los avances del científico español y se dio cuenta de que sus estudios estaban inconclusos. “Esa fue la inspiración para hacer mi doctorado entre 2006 y 2012. Inicialmente había pensado hacerlo en una pequeña parte de todos los frailejones, muy rápidamente me di cuenta que tenía otra vez que albergarlos a todos”, dice.

Estudió la evolución, la “biogeografía” y el impacto del cambio climático en todos los frailejones que se conocían entonces. Por ese tiempo no había un número consolidado de especies reconocidas de estas plantas, pero ahora, el número es 145, aunque Diazgranados sabe que hay más por descubrir.

El trabajo de campo en Colombia fue, y sigue siendo, difícil. El conflicto armado siempre ha sido un obstáculo. Hasta hace no mucho ni siquiera era posible ir al páramo de Sumapaz, justo al lado de Bogotá. Y eso es más complicado en zonas más alejadas de las grandes ciudades. De todas maneras, en todos estos años ha podido viajar y estudiar cada páramo de Venezuela, Ecuador y Colombia.

El director científico del Jardín Botánico de Nueva York sabe qué especies habitan en cada uno de los páramos que rodean Bogotá. En total, son 20 reconocidas hasta ahora y no todas conviven, algunos páramos solo cuentan con una especie.

He recorrido todos los páramos", dice, "he colectado todos los páramos, he estudiado todas las colecciones que se han hecho históricamente desde 1800, las he mapeado y te puedo decir dónde están”.

La importancia y el cuidado de los frailejones

Mauricio Diazgranados sabe que si los frailejones desaparecieran de los ecosistemas de páramo, estos colapsarían. Se perderían animales y plantas, una pesadilla para la naturaleza.

Explica que los frailejones retienen agua por ser suculentas, pero la mayoría está resguardada en el páramo. Más específicamente, en el suelo, que funciona como esponja y de donde proviene cerca del 90 por ciento del agua del páramo. Por eso, aclara, los frailejones no tienen una importancia per se tan grande en la regulación del agua. 

De todas maneras, su importancia radica, entre otras cosas, en que son “especies sombrilla”. Esto significa que albergan muchas especies en su propia composición, en sus capas. “A mí me gusta pensar en los frailejones como dedos de la tierra, porque sobre un frailejón se acumula normalmente hoja muerta, necromasa, que se empieza a descomponer y empieza a formar tierrita, prototierra -explica el botánico-. Cuando uno escarba esa necromasa, uno ve una cantidad de animalitos, que normalmente están asociados al suelo. Es como si fuera la tierra que está sacando sus dedos, que son los frailejones”.

Debido a su conocimiento y pasión por los frailejones, a Diazgranados no le es indiferente cuando pasa algo que los afecta.

“El corazón se le arruga a uno”, dice.

Los incendios de enero de 2024 que consumieron a los frailejones del páramo de Berlín en Santander lo preocuparon mucho. Sin embargo, muchas veces ha visto frailejones afectados por incendios, con marcas de que alguna vez los tocaron las llamas, que han logrado sobrevivir, como en efecto pasó en dicho páramo. Sabe que estas especies son relativamente resistentes al fuego, aunque aclara que no todo el fuego es igual y depende de cada caso. Cuando se trata de incendios muy intensos o repetitivos, los frailejones pueden morir.

A propósito, Diazgranados cuestiona que las autoridades lleven frailejones de un páramo a otro para reforestar, pensando que hacen bien.

“Estás tú llevando plagas de ese páramo al otro páramo y vas a afectar las otras especies, no se pueden mover los frailejones. Ellos tienen que propagarse en el mismo sitio para hacer restauración”, explica, en referencia a los daños que provocaron los incendios recientes y las medidas tomadas, por ejemplo, por el Ejército.

Para futuros incendios, piensa que es fundamental que se establezcan caminos de acceso fáciles y rápidos para apagar las llamas. También considera esencial el trabajo mancomunado con las personas que viven alrededor de los páramos. 

Su conocimiento sobre los frailejones es extenso como los páramos que ha recorrido en busca de las especies de esta planta a la que decidió dedicarse para siempre. Por eso, es tan insistente en las medidas ante los incendios y en la relevancia que tienen los frailejones para la vida de los páramos. 

“Estoy comprometido profundamente con los frailejones”, concluye este botánico apasionado que es, también, uno de sus padres en la ciencia.

 

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