Así explicó la Fiscalía el “tráfico de fuentes” para interceptar a la niñera de Laura Sarabia
7 Septiembre 2023

Así explicó la Fiscalía el “tráfico de fuentes” para interceptar a la niñera de Laura Sarabia

Tráfico de fuentes, la nueva línea de investigación en el caso de las chuzadas a empleadas de la exjefa de gabinete y directora de Protección Social, Laura Sarabia.

Crédito: Colprensa

La fuente de información gracias a la cual la Fiscalía terminó autorizando la interceptación del celular de Marelbys Meza parece no ser muy confiable. La Fiscalía cree que los policías capturados por la chuzadas de las empleadas de Laura Sarabia mintieron al respecto.

Por: Sylvia Charry

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El 1 de febrero, el intentedente Alfonso Quinchanegua y el patrullero Jhon Fredi Morales Cárdenas, adscritos a la Sijin de Bogotá y ambos capturados por el caso de las chuzadas a las empleadas de Laura Sarabia, le pidieron a la fiscal Marribel Alcira Morales, que investigaba el hurto de dinero de la casa de Sarabia, que interceptara a la niñera Marelbys Meza. En ese momento, la funcionaria dijo que no existían “motivos fundados” para hacerlo y rechazó la solicitud.

Dos días después, Quinchanegua y Morales aparecieron, entonces, con el testimonio de una fuente no formal –ya capturada– según la cual un tal alias Pini, quien salía con una mujer mayor, hablaba de cambiar unos dólares producto de "una vuelta" que había hecho "en el norte de Bogotá".

La información, según los patrulleros, era suficiente para ordenar la interceptación, tal como lo hizo la fiscal. 

La patrullera Dana Alejandra Canizales Bonilla, también capturada, fue la que suscribió el formato de fuentes no formales, en el que registraba que “una persona de sexo masculino se había acercado el día 2 de febrero de 2023 a las instalaciones de la Sijin Mebog y le había indicado que se encontraba inscrito como fuente con el código (equis) y que le había entregado información relacionada con un hurto en un edificio del barrio La Colina”.

Los hechos encajaban de manera perfecta con el caso recientemente asignado a Quinchanegua y Morales. 


“Esta semana estaba cerca del portal y me encontré con un man que le dicen "Pini", o siempre le han dicho así. Entre las cosas que hablamos, me dijo que estaba contento que porque había hecho una vuelta, que le había ido bien, que estaba ganado, me dijo que le ayudara a vender unos dólares, que necesitaba salir de eso, tener las monedas en dinero colombiano, yo le dije y eso de qué es, el man me dijo no, un negocio que hice con una amiguita por el norte y me salió bien, la vieja trabaja en un rancho en un edificio lujoso por los lados de Colina de unos manes que portan la grasa que trabajan como en la Alcaldía y que la llevan pulpita en efectivo siempre, me traje unos buenos pesos y usted sabe cómo son vueltas, eso toca sacarlo si o si rápido, yo le dije que tenía unos conocidos que tienen contacto con una casa de cambios firme o que si no tocaba dejar eso en el centro pero que allá salían más baratos. El man alias Pini me dejó el número de celular para contactarlo y ayudarle con eso, que el man me dejaba unos pesos por la vuelta", dice el supuesto relato de la fuente.

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La supuesta fuente dijo que alias Pini andana con “una vieja, medio cucha alta, blanca, como costeña”, y que conocía a alias Pini porque “ha sido cansón” y que se imaginaba que seguía “haciéndole vueltas a los ranchos” y “que andaba con varias personas en eso". Con esa información, el 3 de febrero la fiscal Morales solicitó la interceptación de las líneas.

La línea de Marelbys Meza, sin embargo, le rebotó porque ya se encontraba programada en otra sala de interceptación, en medio de una investigación contra el Clan del Golfo en Chocó.

Meses después, ese episodio desataría no solo el escándalo de las chuzadas de las empleadas de Laura Sarabia y la muerte del coronel Óscar Dávila, sino una nueva línea de investigación que adelanta la Fiscalía, relacionada con un posible tráfico de fuentes.

“Debo señalar que la Fiscalía no solo está recopilando pruebas relacionadas con el hurto, sino también sobre lo que está ocurriendo en la Sijin en relación con un posible tráfico de fuentes humanas, con el fin de obtener resultados positivos y, basándose en eso, pagar recompensas", dijo la fiscal del caso, durante la audiencia de medida de aseguramiento contra el subteniente de la Sijín de Bogotá Fredy Alexander Gómez y contra Rafael Ricardo Santos, un exmiembro de la Policía que desde 2018 trabajaba como informante del subteniente Gómez. Santos fue quien dijo que alias Pini era la pareja sentimental de Marelbys Mesa.

La funcionaria judicial anunció la investigación sobre el tráfico de fuentes porque lo que encontraron fue que la fuente que habló de alias Pini y Marelbys ni siquiera había ido a la Sijin –como lo dijo la patrullera Dana– porque, según el GPS de su celular, estaba en Tolima.

“Para el 2 de febrero reporta su ubicación en municipios lejanos a Bogotá, como lo son Gualanday, Tolima y Nariño, Cundinamarca. Ello descarta su presencia en Bogotá”, concluyó la Fiscalía.

Otra de las pruebas de que la fuente no entró a la Sijin fue el testimonio del uniformado de la Policía Andrés Vivaldi, quien estaba de turno  en la seguridad de las instalaciones de la Sijin el 2 de febrero. "No hay posibilidad", dijo, de que alguien ingresara a la Sijin sin ser registrado.

Cuando le preguntaron si en algún momento, estando como comandante de guardia, había recibido alguna solicitud de algún funcionario de la policía nacional para que dejara de hacer el registro y él lo hubiera autorizado, contestó: "Nunca”.

El pasado 9 de junio, la Fiscalía escuchó en declaración jurada a la supuesta fuente de la información sobre alias Pini. Su testimonio tuvo varias contradicciones. 

La fuente, un exoficial de policía, explicó que empezó a ser informante de la Policía hace cinco años, por cuenta de unos datos que entregó sobre al subteniente Fredy Alexander Gómez. Dijo que Gómez lo había reclutado como fuente mediante un código. A partir de entonces, lo contactaba para suministrarle información a cambio de una recompensa. 

La fuente aseguró que ese 2 de febrero sí fue a la Sijín, pero que no se registró porque primero se vio con dos policías en una cafetería que lo habían entrado sin registro. Aclaró, sin embargo, que no conocía a alias Pini y que no podría identificarlo porque usaba gorra y gafas; dijo que siempre ha usado el mismo número, pero que había cambiado de celular dos meses antes de la diligencia.

Finalmente, dijo que no le dieron recompensa por la información que entregó. “Yo estoy preocupado, yo me veo perseguido, siento que me quieren hacer daño, siento que corre peligro mi vida y solicito medida de protección porque esa información era confidencial”. Así finalizó su testimonio la fuente, capturado como posible integrante del entramado de corrupción que chuzó ilegalmente a Marelbys Meza y a la otra empleada de Sarabia, Fabiola Perea.

Por los hechos fueron capturados el intendente Alfonso Quinchanegua; el capitán Carlos Andrés Loaiza Correa; la patrullera de la Sijin Dana Alejandra Canizales Bonilla; el patrullero de la Sijin Jhon Fredi Morales Cárdenas; el subteniente de la Sijín de Bogotá Fredy Alexander Gómez, y Rafael Ricardo Santos.

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