Velia Vidal
12 Agosto 2023

Velia Vidal

Amenazas

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Largense de quibdo por que les arrebataremos sus vidas sin piedad ninguna. Plomo para ustedes. Van arriesgar la vida de las personas que creen en ustedes así será daré la orden recuerden que están identificados 1 a 1 van a caer cuídense de lo que se les bendra. Están muertos. Pueden bloquear todo lo que quieran pero algo si les dejo seguro ustedes van a sufrir cada resto de día Ban a presenciar muertes biolentas los atacaremos con petardos peor que ña bomba de gasolina les pasará tómense esto a juego que nosotros les demostramos lo contrario no se ballan a dejar cojer vivos que aparecen en el atrato en descomposición van a morir feo se los aseguro partida de tacaños e irresponsable.

Estos son solo algunos de los mensajes que recibí durante unas doce horas, mientras alistaba mi regreso a Colombia, luego de estar tres meses en el exterior. Tenían propósitos extorsivos, al principio me pedían entregar diez millones de pesos en el lapso de una semana, después lo redujeron al monto con el que me quedara fácil “colaborar”. El primer mensaje, en el que había un comunicado que contenía información personal tan específica que únicamente está registrada en uno de mis certificados de existencia y representación legal, es decir, en la Cámara de Comercio, me tomó por sorpresa cuando en Reino Unido eran las seis y media de la mañana.

Respiré profundo y traté de conservar la calma. Una hora más tarde recibí un mensaje de alguien que está en Indonesia, en el que me preguntaba si podía llamarme, inmediatamente le dije que sí, porque sentía que necesitaba, más que nada, hablar con alguien. Era la primera vez que me comunicaba con esta persona, pero le conté todo lo que me estaba pasando como si fuéramos amigos de toda la vida. Supongo que es el tipo de cosas que uno hace en estas circunstancias. 

Cuando despertaron en Colombia yo ya había hablado con algunas personas cercanas en Londres, había llorado un poco y tenía en mi cabeza lo que creía, en su momento, la forma adecuada de proceder. Por esas mismas horas despertaron también los delincuentes, y empezaron un acoso que se extendió hasta la noche, que incluyó llamadas vía WhatsApp y mensajes desde tres números diferentes. 

En la medida que hablaba con mi familia y mis más cercanos en términos laborales y personales, se fueron aclarando algunas ideas y llegué a sentirme muy tranquila, casi confiada en que mi regreso al país y a mi casa no revestía ningún peligro. 

En el Gaula dijeron que se trataba de amenazas desde alguna cárcel, que tenían información de la que uno le entrega a la Cámara de Comercio pero seguro no sabían nada más, que usaban insignias de otros grupos, pero que en realidad no tenían capacidad de actuar como decían sus amenazas. 

Pasé por el miedo, la frustración y mucha rabia. Sé que no es excepcional mi caso, que esto pasa en todo el país y especialmente a muchos empresarios que, obviamente, tienen registros públicos tal como exige la ley; sin embargo, recibir estos mensajes a mi número personal, siendo habitante de Quibdó, reviste unas preocupaciones particulares debido a que la ciudad ha tenido, semana tras semana en los últimos meses, acciones violentas contra quienes se niegan a pagar extorsiones. Es larga la lista de quienes han tenido que salir de la capital chocoana por cuenta de las intimidaciones recibidas. 

Los mensajes cesaron, al menos por ahora; no me siento particularmente amenazada, pero sigo llena de dudas sobre el riesgo que reviste entregar información  veraz, como debe hacerse, a una Cámara de Comercio que no tiene la capacidad de proteger la información de sus usuarios. 

El hecho de que, aparentemente, unos delincuentes no tengan más información y no cuenten con la capacidad de actuar desde la cárcel no hace menos dolorosos, angustiantes e impactantes unos mensajes tan fuertes como los que cité en esta columna, mucho menos si a eso le suman nombres reales y direcciones que han sido las mías. ¿Cómo pueden garantizar las autoridades que no hay riesgos, si estas personas tienen, desde la cárcel, acceso a comunicación permanente e información confiable?

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