Velia Vidal
2 Diciembre 2023

Velia Vidal

Chava

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Hace tres días anunciaron los ganadores regionales del Premio Nansen, que entrega la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) desde 1954, para honrar y reconocer a individuos, grupos u organizaciones que hacen cosas extraordinarias para proteger a las personas refugiadas, apátridas y desplazadas internas. La ganadora de este año para las Américas fue Elizabeth Moreno Barco, a quienes todos llamamos Chava, una mujer excepcional, cuyo trabajo por las comunidades del Chocó se ha vuelto indispensable; una lideresa incansable, consistente, transparente, que se ha hecho a sí misma a pulso y nos inspira todos los días. 

Chava se conoce cada meandro del río San Juan, lo ha recorrido de arriba abajo en todas las direcciones, con sol o lluvia, en las épocas pacíficas o en las del más crudo conflicto. Ella es estuarina, como yo, nació en Togoromá, una de las bocas por las que el gran río sale a buscar al Pacífico, y ella tiene el carácter de ese litoral, es fuerte, valiente, y ha puesto toda esa valentía al servicio de nuestras comunidades.

Es madre de cuatro hijos, fue madre comunitaria y después se hizo madre de ese territorio. Esa entrega absoluta al servicio, la llevó a convertirse en la primera mujer representante legal de un consejo comunitario de comunidades negras, y no de cualquiera, sino del segundo más extenso de Colombia, el Consejo Comunitario General del San Juan (Acadesan), donde fue reelegida por unanimidad y estoy segura de que hubiera seguido siendo reelecta; pero ella, recta y transparente como es, no quebrantaría los acuerdos y reglamentos de la organización que ha llevado a crecer y a consolidarse como uno de los más importantes procesos organizativos étnico territoriales de nuestro país.  

Ahora es coordinadora y representante legal del Foro Interétnico Solidaridad Chocó (FISCH), organización que recoge a todos los consejos comunitarios y a los resguardos indígenas. Desde donde ahora sigue sus luchas en defensa de los derechos humanos de nuestras poblaciones, una lucha que la ha llevado a hacer parte de importantes iniciativas como el ¡Acuerdo Humanitario Ya! o la reciente Caravana de alivios humanitarios. Participó activamente en el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y sigue fiel a la apuesta por la negociación pacífica con el Ejército de Liberación Nacional ELN, uno de los más importantes actores armados ilegales que hace presencia en su territorio. 

Las exigencias de su contexto hicieron a Chava experta en mediación de conflictos, en iniciativas para la consolidación de la una paz que sigue siendo esquiva, en derecho internacional humanitario y en defensa de las personas desplazadas y confinadas. Conoce y usa permanentemente los mecanismos para la denuncia de las múltiples violaciones a los derechos humanos. Y ha sido clave en logros tan relevantes como el pacto de no agresión entre el ELN y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), que mantuvo el territorio en calma durante casi tres años.

Chava habla en plural y sueña en colectivo, como único camino para lograr la realización individual. Este no es el primer premio que recibe, pero es uno especial porque reconoce sus acciones concretas frente a dos flagelos que han presentado dimensiones únicas en el Chocó, como son el desplazamiento forzado y el confinamiento.

A Chava la conozco de oídas hace varios años, y personalmente hace exactamente dos, nos unen un par de proyectos y unos lazos familiares que descubrimos conversando, como nos pasa a tantos en ese litoral. Hace poco la entrevisté con calma durante un buen rato, y conocí detalles de su infancia, de su juventud y del camino que ha recorrido para llegar hasta aquí, después de esa conversación que me mantuvo de sonrisa amplia, la admiro más de lo mucho que ya la admiraba, por eso no me tomó por sorpresa este premio, pero sí me llenó de alegría, porque a las mujeres como Chava necesitamos abrazarlas con reconocimiento y afecto, acompañarlas, hacerles una red de apoyo para que tengan bienestar y cumplan sus sueños, porque sus esos sueños no son más que el bienestar de muchos otros, por los que en realidad ha entregado su vida.

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