Yohir Akerman
2 Abril 2023

Yohir Akerman

Con licencia para chuzar

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La Fiscalía General de la Nación firmó un contrato a dedo para la adquisición de un sistema de rastreo y recaudo de telefonía celular, con una compañía representada por una persona que ha sido investigada por violación ilícita de comunicaciones y por hurto informático. El escándalo se escribe solo.

Pero ayudémosle a la historia que está entretenida. Y para eso hay que empezar por los detalles. El 19 de diciembre de 2022, por medio de contratación directa, el ente investigador firmó el acuerdo 0266-2022 con la empresa Ciber-Tec SAS. Ah, esos días de finales de diciembre, con sus aguinaldos, villancicos y contrataciones directas.

El contrato está firmado por Astrid Torcoroma Rojas, directora ejecutiva de la Fiscalía, pero fue solicitado por el líder de la sección Control Telemático del cuerpo técnico de investigación con el visto bueno de: el jefe del departamento de investigaciones nacionales; el subdirector nacional de tecnologías de la información y las comunicaciones; y del director del cuerpo técnico de investigación. Es decir, de todo el mundo que tiene un cargo largo y complicado en el ente de investigación. 

El objeto del contrato es la “adquisición de un sistema táctico de extracción, análisis u medición de BTS (Base Transceiver Station) de telefonía celular, en tecnologías 2G, 3G, 4G/4.5G y 5G, incluido análisis de CDR e identificado canales de voz y datos”. Suena enredado y muy técnico, pero traducido del lenguaje de tecnología móvil al español para no conocedores, quiere decir un aparato para el rastreo y recaudo de voz y datos de todos los celulares posibles.

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Con el equipo de colaboradores de esta columna, del cual hace parte un curtido investigador conocedor de este tipo de contrataciones que mantiene su identidad secreta por seguridad y se presenta en las redes sociales con el seudónimo de Juan Poe, pudimos analizar la propuesta presentada el 1 de diciembre de 2022 por la empresa Ciber-Tec SAS.

De ese análisis se pudo determinar que el sistema se llama Ciber-Case, y con ese dispositivo se realiza la identificación, procesamiento, análisis y tratamiento de la información que tienen las antenas de telefonía, permitiendo acceso a ubicación, rutas de los celulares y a analizar la información de voz, mensajes de texto y datos que corren por plataformas como WhatsApp.

La propuesta de la compañía dice literalmente el alcance del software, y digo literalmente, ya que lo transcribo con los problemas de redacción con los que la empresa mandó la carta a la Fiscalía, en donde se demuestra que Ciber-Tec SAS es muy buena para el rastreo de información y no tanto para aquello de la ortografía. Y recordemos que la mala ortografía es el mal aliento de la escritura. 

“El ambito de operación de Ciber-Case, mantiene una doble funcion ya que limita un área de búsqueda de las diferentes radio frecuencias, utilizadas por los operadores de telefonía móvil, identificando las actividad o comportamiento de celdas celulares y sus usuarios, generando así, un reporte de esta actividad, el cual es conducente para establecer la ubicación, ruta entre otros, de un objetivo en un sector predeterminado, también, una vez obtenida la información del operador de telefonia movil por medio de los CDR, el sotfware de analisis, puede llegar a encontrar los diferentes patrones de correlación, mediante un analisis detellado del comportamiento; realizando graficos y lineas de tiempo, que permiten tener una apreciación precisa de la participación de telefonos moviles en un determinado lugar de los hechos”.

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Sangran un poco los ojos al leer esto. No solo por la redacción, sino por el contenido. Puesto que lo que plantea es que Ciber-Case es un sistema o software que se encuentra contenido en un maletín, que tiene en su interior un computador portátil especializado y varios equipos móviles que permiten rastrear cualquier celular, extrayendo toda la información de manera remota. Remota, como es hoy la privacidad de los colombianos, pero ese es tema de otra columna.

El maletín permite recibir la información enviada por las antenas telefónicas, generar bases de datos, identificar canales de voz y datos y por supuesto producir la ubicación exacta de los celulares para rastrear al usuario. El sistema además es capaz de analizar la información de las antenas de telefonía y con eso realizar infografías con las rutas y datos de los teléfonos celulares, como se muestra en los gráficos que elaboró la empresa para presentarle a la Fiscalía en esa misma carta.

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Esta maravilla de dispositivo costó la módica suma de casi 700 millones de pesos o, para ser exactos, 690.200.000 COP. La buena noticia es que el sistema se encuentra en pleno funcionamiento y en la actualidad está en poder del ente acusador que lo puede utilizar con las correspondientes justificaciones judiciales. La mala es la proveniencia del aparato. 

El representante legal de la firma Ciber-Tec SAS, según la Cámara de Comercio de Bogotá, es el señor Franklin Herrera Suárez, quien además aparece firmando la propuesta de contrato que se le envió a la Fiscalía. El señor Herrera Suárez no solo tiene mala ortografía, sino también regulares antecedentes. Según su registro penal, el vendedor del maletín Ciber-Case de 700 milloncitos de pesos ha sido investigado, nada más ni nada menos, por violación ilícita de comunicaciones y por hurto informático.

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La investigación penal fue precluida en sospechosas circunstancias en el año 2020. Pero el hecho de que el representante legal de la compañía que vende un maletín espía haya sido investigado por violación ilícita de comunicaciones y por hurto informático, deja un manto de duda, en el que la Fiscalía queda como contratando a un presunto chuzador. Un tufillo como a Martini, no agitado, sino más bien revuelto. Sabio el adagio de los servicios británicos de espionaje de su majestad que dice: hay que serlo para reconocerlo.

Y como agregaría el que fue mi profesor de penal para hablar de los temas de contrataciones estatales y del ámbito del derecho punitivo, “la esposa del César no solo tiene que ser honesta, sino parecerlo”, citando a Julio César, quien al divorciar a su esposa Pompeya dio origen a la famosa frase. De ahí la importancia no solo de la ortografía, sino, en especial, de tener presentes los antecedentes. Porque como en el 007, el amañe nunca muere. 

@yohirakerman; [email protected] 

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