Una gran tragedia nacional: desde la firma del Acuerdo de Paz en el 2016, 1608 líderes sociales y 412 firmantes de ese pacto han sido asesinados. Pero lamentablemente la sociedad colombiana parece no haber tomado plena conciencia de este desangre. Y los gobiernos no han logrado detener esta barbarie que no solo ha cobrado más de dos mil vidas sino que además ha destruido la vida de decenas de miles de familiares, amigos y vecinos de quienes trabajaban en favor de la comunidad y de quienes habían entregado las armas.
Con el objetivo de sensibilizar a la opinión pública sobre esta cruel realidad, y para presionar al Gobierno –en todas sus instancias (nacional, departamental y municipal) y ramas del poder público (ejecutivo, legislativo y judicial)– para proteger la vida y luchar por la paz, se llevará a cabo un acto especial el 20 de febrero en Bogotá.
Defendamos la Paz (movimiento cívico del cual formo parte, que cumple cinco años de labores en esa fecha) y la Mesa Nacional de Interlocución Social, hemos organizado un duelo colectivo para honrar la memoria de esas víctimas y clamar por la protección de la vida de los hombres y mujeres que lideran el progreso de sus comunidades a lo largo y ancho de Colombia, y de la vida de los excombatientes que se acogieron al Acuerdo de Paz.
Dicha ceremonia se llevará a cabo en la Plaza de Bolívar a las 5 p.m. y consistirá en actos simbólicos para manifestar la enorme tristeza que han producido estas muertes absurdas, para condenar a sus varios causantes (las disidencias de las Farc, el Clan del Golfo, el ELN, narcotraficantes, mineros ilegales, y otros individuos buscando beneficios económicos o políticos), y para exigir a las autoridades seguridad y justicia.
Es muy importante que por favor los medios de comunicación nos colaboren en este acontecimiento por la paz y la vida. Porque necesitamos que millones de ciudadanos caigan en cuenta de la magnitud y el horror de esta locura. Para que todos insistamos en que no podemos seguir viviendo en este mar de sangre que crece día a día.
En estos momentos de tanta polarización, de dificultades económicas y de tensiones sociales, deberíamos al menos unirnos alrededor de un noble propósito común: la defensa de la vida –ese privilegio sagrado del cual todos los colombianos deberíamos poder disfrutar en paz.
