Las elecciones me cogieron lejos. Aunque intenté, no pude estar en Colombia el 29 de octubre. Ese día, cuando se cerraron las urnas, yo debía acostarme a dormir. Decidimos seguir los resultados por la aplicación de la Registraduría, debajo de las cobijas, para sentir menos el frío del otoño británico y el de algunos resultados tempranos. Finalmente, lo que más nos abrigó esa jornada fue la secuencia de información y los resultados finales para la Alcaldía de Quibdó y la Gobernación del Chocó.
Rafael Bolaños, conocido como Teddy, es el nuevo alcalde, le ganó a la Nena, quien parecía ser la ganadora durante toda la campaña y hasta el día de elecciones. La diferencia era muy pequeña, y temíamos que en el siguiente boletín se volteara la cosa, pero no fue así, para alegría de muchos quibdoseños y, especialmente, para sorpresa de casi todos. Nubia Carolina Córdoba le ganó la gobernación a Patrocinio Sánchez Montes de Oca, político de vieja data que ha sido alcalde de Quibdó y gobernador del Chocó, con muchas críticas y también muchos adeptos fieles, sumados a lo largo de una carrera familiar de más de treinta años, que incluye a sus hermanos Astrid y Odín.
En ambos casos las diferencias porcentuales fueron pequeñas, pero numéricamente obtuvieron los votos suficientes para dejar clara la voluntad de la mayoría de los votantes del Chocó y Quibdó. Una voluntad que habla de deseo de cambio, de renovación, y que es completamente consecuente con las votaciones en el plebiscito por la paz y en las pasadas elecciones presidenciales. Con razón los seguidores de Teddy gritaban en la carrera segunda, frente al edificio de la Alcaldía, cuando ya se confirmó la victoria de su candidato, “Despertó, el pueblo despertó”.
Coincidimos con varios amigos en la importancia de reconocer un avance en el trabajo de la Registraduría. Por primera vez se llegó al ciento por ciento de los resultados del Chocó en la primera noche, es decir que se informó oportunamente desde las poblaciones remotas; algo que se había usado históricamente para retrasar los datos finales e incluso modificar los resultados. También, por primera vez, podemos dudar de que las elecciones se ganan en los pasillos de esta institución, de acuerdo con el dinero que se ofrezca a sus funcionarios. Tradicionalmente salíamos a votar con desconfianza y casi con la certeza de que iba a ganar el de la plata, no el que eligiéramos. Pero esta vez la gente tiene la sensación de que ganaron los que eligieron, y no solo para la Alcaldía de Quibdó y la gobernación sino en la mayoría de los municipios del departamento. Por supuesto, los perdedores tienen el dolor de la derrota, pero no el sinsabor de que los robaron con artimañas corruptas ya conocidas públicamente.
Con todo esto se despierta un aire esperanzador en una tierra que lo necesita. Da gusto ver a tantas personas celebrando que tengamos gobernantes jóvenes y capacitados, que hicieron campaña en las calles, con la gente y con contenidos, con ideas. Es necesario, sin embargo, que los nuevos gobernantes y sus equipos tengan clara conciencia de que las esperanzas de cambio no son suficientes, no solucionan problemas ni hacen administraciones eficientes, y que entre más grande sea la esperanza, si se incumplen las promesas, más fuerte será la desilusión. Un claro ejemplo nos está dando el Gobierno nacional.
Es claro que Nubia Carolina y Teddy saben que reciben unos territorios muy golpeados, con retos enormes en todas las dimensiones del desarrollo, de modo que a ellos no se les pueden pegar las cobijas, como a mí, que dormí el 30 hasta tarde, con la excusa de que me trasnoché viendo los resultados de las elecciones.
