Velia Vidal
26 Agosto 2023

Velia Vidal

Hermanas de lengua

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¿Qué crees que tenemos en común Brasil y Colombia? Me preguntó mi editora y traductora Lizandra Magón, haciendo alusión a los asuntos profundos, que nada tienen que ver con ocupar el mismo tramo del continente o compartir la Amazonía; sabe bien que es una pregunta que vengo rumiando desde que conocí a Djamila Ribeiro en 2021 en el Hay Festival de Cartagena y ella inmediatamente tomó la decisión de traer mi libro Aguas de estuario (Laguna libros, 2020) a su país. Junto al libro me trajo a mí al universo literario de este inmenso territorio que, como el nuestro, tiene más contradicciones que certezas. 

A cada 8 horas 1 mulher é assassinada. Parem de nos matar!!! Decía el primer grafiti que observé con atención, de camino al aeropuerto de Congonhas. En Ribeirão Preto participé en la feria del libro. Después de un emotivo encuentro con mi libro traducido, encantada con la tapa de la artista Heolísa Ariadne, disfruté de mi evento central que tuvo la extraordinaria presencia de unas 400 personas, en el mismo teatro donde la noche anterior había estado Mia Couto. Me acosté sonriente y con el corazón lleno por semejante recibimiento, y al amanecer leí la noticia del asesinato, en Salvador de Bahía, de Mãe Bernadete, líder afrodescendiente que encabezaba la Coordinación Nacional de Articulación de Quilombos, cuyo hijo fue asesinado tiempo atrás. Ella estaba dedicada a exigir justicia no solo por el asesinato de su hijo, sino por toda la violencia que sufren los quilombolas del país, es decir, la gente afro que ocupa sus territorios propios y trabaja por mantener sus prácticas culturales. 

De regreso a São Paulo, mientras atendía mi agenda de medios, vi una ciudad que luce el desgobierno en sus calles. Suciedad y muchas personas en condición de mendicidad, visiblemente afectadas por el consumo de drogas, llenan algunas de las principales avenidas. Un estado con mucho dinero que manifiesta una inequidad profunda a cada paso.

Presenté mi libro en el espacio de Feminismos Plurais, liderado por Djamila, a quien admiro profundamente y me siento honrada de empezar a llamar hermana, por su claridad, coherencia y compromiso con la lucha antirracista y la reivindicación de los derechos de las mujeres, en especial de las mujeres negras. Este lanzamiento fue básicamente femenino, un abrazo a nuestros deseos, a la importancia de explorarnos y de expresar con libertad lo que somos, que es quizá una parte de lo que hago en Águas de Estuário (Editora Jandaíra, 2023). 

Al día siguiente me fui con otras dos hermanas: Bel Santos y Dolores Prades, con quienes me encuentro en la promoción de la lectura, a Parelheiros, un distrito en el sur de São Paulo donde vivió la extraordinaria escritora Carolina María de Jesús y donde se gestó Caminhos da Leitura, que mucho más que una biblioteca comunitaria, es un amplio proyecto de cuidado e imaginación alrededor del libro y de la palabra. Mientras Isacc me leía, yo sentía que estaba de vuelta a Quibdó, entre los niños y niñas de Motete.

Anoche, mientras conversaba con Marta Porto en la Livraria Mandarina sobre nuestros libros, el derecho a la imaginación y políticas culturales, listamos los retos que siguen teniendo las organizaciones de base y especialmente los que atañen a los gobiernos para no instrumentalizar la cultura y, queriendo hacer cosas positivas, seguirla usando para fragmentar la sociedad.

Aún tengo pendiente ir a Porto Alegre, a São Leopoldo y a Río de Janeiro, encontrarme con nuevas lectoras, con lideresas negras, con bibliotecarios, aún tengo pendientes por recoger muchas evidencias de las tantas cosas en común que tenemos Colombia y Brasil, las que nos duelen como los asesinatos a líderes sociales, los feminicidios, la inequidad, y las que nos llenan de esperanza, como los espacios de acogida para la salud física y mental para las mujeres violentadas, las bibliotecas comunitarias, la gente osada que se atreve a hablar, a escribir y que persiste en la apuesta por una América Latina más justa. 

Leer mis propias cartas en portugués me sumerge en una melodía parecida a una Samba, me deslizo suavemente en un idioma que me seduce, que sueño aprender y que, en la naturaleza de las lenguas, me regala la fuerza creadora de un nuevo universo que inevitablemente también siento ahora mío.

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