Johana Fuentes
17 Agosto 2023

Johana Fuentes

Hipocresía

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No nos digamos mentiras, es casi imposible que salga adelante el proyecto de ley que busca reducir el salario de los congresistas, sin embargo, esa discusión ha servido para mostrar la verdadera cara de algunos parlamentarios que, durante la campaña, no dudaron en ponerse el disfraz de la indignación para hacer falsas promesas.

Isabel Cristina Zuleta, la senadora del Pacto Histórico, bien podría encabezar la lista. Llegó al Congreso en una privilegiada posición en la lista de esa coalición, luego de darse a conocer por su activismo en defensa de las víctimas de Hidroituango, desde el movimiento Ríos Vivos. Tal parece que esa representación no era tan fuerte, pues en esa región obtuvo un poco más de doscientos votos.

Lo que sí quedó en evidencia fue un video en el que Zuleta le hablaba a un grupo de personas sobre la estrategia usada contra Sergio Fajardo durante la campaña presidencial: “Ya a Fajardo lo quemamos y fue una tarea dura, hasta en Procuraduría y Contraloría. Fue una tarea dura de demostrar que ese tipo no puede estar en la Presidencia”. En ese mismo escenario, dijo que lo siguiente sería revelar información sobre Federico Gutiérrez, pues para ella fue una sorpresa que figurara con fuerza en el panorama de las presidenciales.

Las críticas le llovieron a la entonces senadora electa, y hasta se le pidió al Pacto Histórico no dejarla posesionar. Pero el presidente Gustavo Petro salió en su defensa, tal y como lo hizo con otros miembros cuestionados de esa lista, como el senador Alex Flórez. El asunto quedó allí y Zuleta llegó al Congreso, pese a haber usado un movimiento de víctimas como trampolín electoral.

Con esos antecedentes, no es extraño que a la Isabel Zuleta que en 2021 le parecían “completamente absurdas esas cifras”, haciendo referencia al salario de los congresistas, hoy le parezca que es lo justo por el esfuerzo que representa su trabajo. Muy rápido se olvidó del discurso sobre la desigualdad para asumir la defensa de un pobre trabajo legislativo en el que no se duda en acudir a toda clase de excusas para faltar a las obligaciones.

Como si fuera poco, se atrevió a decir, en una entrevista en Blu Radio, que su sueldo estaba destinado para pagar las deudas de su campaña al Congreso y para financiar las campañas de otros candidatos que estarán en la contienda de octubre: “Yo estoy apoyando a los candidatos con mi salario. Ese es mi deber y mi responsabilidad a través de donaciones que están contempladas por ley. Tenemos candidatos campesinos y un candidato camionero. Tenemos candidatos del pueblo”.  A propósito de ese tema, en Antioquia señalan a la senadora Zuleta de haber hecho jugaditas para que en las listas de Concejo y Asamblea figuren sus candidatos, pasando por encima de lo acordado en las consultas internas.

Lo más seguro es que este sea otro intento fallido para que los congresistas den una muestra de empatía y conexión con la realidad de los colombianos, pero al menos habrá servido para dejar al descubierto a personas como Isabel Zuleta, que, con una máscara que decía cambio, engañó a sus electores para luego, con hipocresía, defender lo indefendible, mientras goza del privilegio que antes criticaba.

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