Yohir Akerman
26 Febrero 2023

Yohir Akerman

La casa siempre gana

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Dos clanes políticos que siempre han estado en el mismo lado de la política, y de la corrupción, ahora están en un fuerte pulso de poder por quedarse con la gerencia regional de la Contraloría General de la Nación. En una esquina, la casa Gnecco y en la otra la casa Cuello. Una pelea para alquilar balcón, o para ir decorando celda. 

Los líderes de estas casas, que siempre han estado en escándalos millonarios, nunca han sido investigados o puestos presos por hallazgos regionales. Siempre han caído por la vía nacional. Y existe una razón para eso: el risible control de los entes de investigación local y departamental. 

La matrona de la casa Gnecco, doña Cielo Gnecco Cerchiario, siempre ha sido cuidadosa en tener personas en la Fiscalía y Contraloría, tanto regionales como departamentales, de bolsillo. Y la casa Cuello, en cabeza del señor Alfredo ‘Ape’ Cuello Baute, también ha sido cuidadoso de estar en el bolsillo de doña Cielo. Algo así como tocando el Cielo con las manos. Por eso lo peculiar de este episodio y distancia, seguramente temporal, entre “el Cuello y el Cielo”. 

Es importante recordar que el señor Luis Alberto Monsalvo Gnecco, actual gobernador suspendido de ese departamento, terminó en casa por cárcel. En su caso, casa Gnecco por cárcel, con cientos de hectáreas con caballos, lujos y divertimentos en su hacienda de recreo, gracias a una investigación, o varias, que han sido manejadas desde la Fiscalía nacional. 

Y vale la pena también recordar que el congresista Ape Cuello ha estado en el ojo del huracán de la parapolítica, del escándalo de Odebrecht, y de uno de los robos más grandes de Colombia: el del saqueo de los recursos al Ocad Paz, por más de 500.000 millones de pesos. Todo conocido por cuenta de investigaciones periodísticas nacionales. No por lo que sucede en el patio trasero del Cesar. 

Así, estos personajes nunca han sido investigados o sancionados por los entes de control local o departamental. Y por eso es clave seguir controlando esas entidades, porque, como la experiencia demuestra, esos clanes se desmoronan más fácil por las cosas chiquitas que por las investigaciones grandes. 

Recordemos que el famoso Al Capone, que pertenecía a la casa camorra napolitana, pero en su capítulo norteamericano, cayó por evasión de impuestos, al encontrar recibos que lo relacionaban con ingresos de juego, no por su estructura mafiosa ilegal y otros delitos más graves. 

Esa es la principal razón por la cual, ahora la casa Cuello quiere meterse a ofertar en la subasta por la entidad de control local. Ape, cuidando que el agua no le llegue al cuello, está en la tarea de poner a la funcionaria, y comadre, Sandra Cujia, en la gerencia regional de la Contraloría General de la Nación. Una jugada que le permitiría controlar no solo al gobernador, sino a los alcaldes del departamento. 

Por su parte, doña Cielo está en la misión de mantener ese control al nombrar al señor Delwin Jiménez, excontralor departamental y familiar político de la casa Gnecco, casado con una sobrina de Cielo. Con un detalle, esta es una moneda que parece ganar con cara y ganar con sello, o mejor aún, la moneda tiene por un lado cielo, y por el otro cuello, pues el señor Jiménez también ha sido muy cercano al polémico Ape Cuello. 

El diputado Quintín Quintero dejó muy claro el papel de Delwin como contralor departamental en el Cesar, ya que, en una sesión de la asamblea departamental, para presentar su balance en la institución, mostró una hoja en blanco. 

La más grande demostración de esa hoja en blanco es la impunidad de Ape Cuello, pese a las evidencias existentes en el escándalo del saqueo de los recursos de la paz, o la nula investigación en contra del gobernador Luis Alberto Monsalvo por irregularidades en los contratos de alimentación escolar del departamento. En ambos temas, localmente, había mucho que investigar.

Por eso vale la pena revisar el Informe No. 074 de Auditoría de Cumplimiento del Departamento del Cesar con vigencia 2020, que se publicó en diciembre de 2021. Es un documento de la Contraloría General sobre el contrato del Programa de Alimentación Escolar (PAE) donde se demuestra, otra vez, que los corruptos no tienen escrúpulos para robarse los dineros destinados a la comida de los niños. Pese a la amplia evidencia que existe, los hechos muestran que localmente todos estos hechos fueron enterrados. Y archivados. Ya que la ropa sucia se lava en casa, en la casa Gnecco.

Por eso desenterremos esos hallazgos, ya que son evidencia valiosa. Como lo hemos mencionado en esta columna, la investigación se remonta a marzo de 2020, cuando el Gobierno nacional decretó emergencia por la pandemia y confinamiento por el covid-19. Un escenario perfecto para que los ladrones de cuello blanco se aprovechen de los presupuestos. 

Según el Informe No. 098 de Auditoría de Cumplimiento del Departamento del Cesar con vigencia 2021, la Contraloría descubrió que el presupuesto definitivo del PAE fue de $50.388.867.982. Ya la Fiscalía había determinado que Monsalve había suscrito 23 contratos para la adquisición de 73.500 kits de mercados, los cuales ascendieron a más de 9.000 millones de pesos de sobrecostos en asignaciones a dedo.

Informe Yohir Akerman

Expliquémoslo con plastilina porque el tema es técnico y aburrido. Pero muy importante. El PAE es responsabilidad de las Entidades Territoriales Certificadas - ETC. En el departamento del Cesar hay dos ETC, siendo una la gobernación y la otra la alcaldía de Valledupar. 

La investigación que se enterró por parte de las autoridades es sobre el manejo de los recursos de la gobernación, que se hace cargo de 24 municipios. Una docena en la zona norte y la otra mitad en la zona sur. La alcaldía también tiene sus pecados en ese tema y las autoridades locales los han protegido, pero eso es harina de otro costal y otra columna. 

En los 24 municipios que maneja la gobernación, existe un contratista para cada zona y las indagaciones preliminares de esa auditoría de la Contraloría, los números 5, 6 y 8 del informe, son sobre la zona norte. Por su parte los hallazgos 9, 10 y 13 son sobre la zona sur y los 11 y 12 son sobre los resguardos indígenas. Estos son muy preocupantes, ya que se utilizó la misma metodología para robar y analizar todos los sobrecostos existentes. Pero dada la cantidad de raciones alimentarias entregadas, el valor de estos sobrecostos es mucho menor en la escala del escándalo.  

De todos los hallazgos que surgieron de esa auditoría, cuatro tuvieron incidencia fiscal. Es decir que se perdieron millonarios recursos. Son el 5 de la zona norte, el 9 de la sur, y el 11 y 12 de resguardos indígenas. Lo más interesante es que las indagaciones preliminares 5 y 6 fueron archivadas, con leguleyadas, no por falta de evidencia, aunque son iguales a los hallazgos 11 y 12, que no fueron archivados. Tecnicismos que se usan para hacer desaparecer investigaciones. Es con esos tecnicismos que logran salir impunes los bandidos. ¡Manos arriba, raciones abajo!

Lo más interesante, y preocupante, de ese Informe de Auditoría de la Contraloría está en la tabla 49, titulada “Resumen de transacciones de la cuenta bancaria del contratista”. Y este es un detalle como los impuestos de Al Capone. En ella se muestra que sólo en una de las transacciones, funcionarios sacaban el dinero en efectivo por ventanilla, o caja del banco, para, supuestamente, entregárselo a los contratistas. Al Ca-pone la plata en efectivo, se sale con la suya.

En la penúltima entrada de esa tabla se ven retiros por más de 3.000 millones de pesos que dicen “pago cheque en oficina”. Según la tabla fue un total $4.328.155.452 de un contrato de $11.119.333.195, es decir, el 39 por ciento de plata se retiró en dinerito contante y sonante.

Tabla

Sobra decir que la norma de bancarización prohíbe estas transacciones y que, ningún funcionario de una entidad gubernamental, o contratista, debería estar retirando por ventanilla dineros que son del Estado. Las vueltas se las mecatearon en cositas. 

Una vergüenza este actuar del gobernador y de la casa Gnecco para robarse la plata. Y sumo descaro archivar estas investigaciones pese a la existencia de una evidencia tan burda y diciente. No solo se robaron la plata del PAE, también los sueldos de los dirigentes de la regional de la Contraloría, que al parecer únicamente sirven para calentar la silla. 

Por eso no importa quién gane el pulso por quedarse con la gerencia regional de la Contraloría. El perdedor, sí o sí, será la justicia. Y sea el señor Delwin Jiménez, de la casa Cuello, o la funcionaria Sandra Cujia, de la casa Gnecco, todo quedará en familia. En una de esas dos familias. Será un pulso que obligará a las dos casas al posterior acercamiento para protegerse mutuamente, como en la Cosa Nostra de la mafia siciliana, que significa literalmente, la cosa nuestra. 

La razón: ambas familias, o clanes, se benefician de protegerse en sus oscuras andanzas y para ellos es mejor tener al ratón cuidando al queso de los recursos estatales con la certeza de que, como en los casinos, la casa siempre gana. 

@yohirakerman; [email protected]

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