Johana Fuentes
6 Octubre 2023

Johana Fuentes

La jugada de Daniel Quintero

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No habían pasado 24 horas desde el anuncio de su renuncia y Daniel Quintero ya estaba subido en una tarima haciendo política. El candidato que llegó a la Alcaldía de Medellín prometiendo ser una alternativa independiente, traicionó a su electorado y antepuso sus intereses personales a los de la ciudad.

Los argumentos para justificar el abandono de su cargo los hemos escuchado antes: No permitir que la clase política tradicional vuelva al poder y se robe el patrimonio de los ciudadanos. Con eso hizo campaña y con eso les salía al paso a las críticas y a los escándalos de presunta corrupción, que siempre fueron calificados como una persecución en su contra. Quintero es experto en hacerse la víctima.

Lo cierto es que se va de la Alcaldía con una desaprobación de su gestión del 65 por ciento, de acuerdo con la última encuesta de Ivamer, y con varias investigaciones a cuestas. Según el concejal Daniel Duque, Quintero tiene más de 100 denuncias en la Fiscalía. La Procuraduría le ha abierto 26 procesos disciplinarios, uno de ellos –por participación en política a favor del presidente Petro– tuvo como consecuencia que fuera suspendido de sus funciones. El más reciente fue por insultar al concejal del Centro Democrático Sebastián López durante una discusión por la capitalización de Tigo-Une. De hecho, varias fuentes confirman que su renuncia estaría relacionada con hacerles el quite a esos procesos y evitar sanciones e inhabilidades.

Para llevar a cabo su supuesto plan de proteger a la ciudad del clientelismo y la politiquería, Daniel Quintero se ha declarado un soldado más de la campaña de Juan Carlos Upegui, su ungido a sucederlo en la Alcaldía. Mientras tanto, el presidente Petro –que siempre le ha demostrado su apoyo– designó como alcalde encargado a uno de sus más fieles alfiles. Así gana con cara y gana con sello. Sigue conservando el poder tras bambalinas, mientras sale a las calles a hacerle campaña a Upegui con el mismo discurso que lo llevó al poder, pero que ya muchos no le creen. ¿Cómo creer en alguien que dice estar en contra de “los de siempre” si en su administración hubo cuotas burocráticas para liberales, conservadores y hasta para personajes cuestionados? Difícil.

La ambición de Daniel Quintero no se reduce a Medellín, para nadie es un secreto que tiene aspiraciones presidenciales y esta es una jugada más para ese propósito. Su movimiento político ha avalado a más de 2.000 candidatos en todo el país, varios en alianza con el Pacto Histórico, tratando de construir una plataforma nacional que lo impulse en 2026.

No está mal querer llegar a la Presidencia, Quintero es un político y es natural que tenga esas pretensiones. Lo que sí está mal es engañar a quienes creyeron en su proyecto y votaron por él. Está mal ser deshonesto y actuar igual a quienes siempre ha criticado. Ojalá que en esta elección en Medellín no vuelvan a confiar en discursos vacíos e hipócritas de un egocéntrico que sólo piensa en sí mismo.

Coletilla: Mientras todo esto pasa, suena con más fuerza que a Daniel Quintero le entreguen el Ministerio de las TIC. Si es así, sería otro mal mensaje del Gobierno el premiar de esa manera a un político que no tiene el más mínimo respeto por sus electores ni por la ley.

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