Marisol Gómez Giraldo
30 Octubre 2023

Marisol Gómez Giraldo

Las omisiones de Petro frente al voto de castigo

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Pese a la nitidez del voto de castigo al presidente Gustavo Petro en las elecciones del pasado domingo, en las cuales opositores a su gobierno ganaron las principales alcaldías y gobernaciones del país, en su primer mensaje a los colombianos tras los comicios, esa noche, el primer mandatario evadió referirse al claro mensaje de descontento que le envió el electorado ese día.

La intervención televisada del presidente se pareció más a la de un ministro de seguridad entregando un reporte de orden público, que a la de un jefe de Estado de izquierda que acababa de ser testigo de un giro a la derecha del país que gobierna. 

Por más que Petro critique lo que están mostrando las encuestas sobre su gestión -un 60 por ciento la desaprueba, según Invamer- estas, al final de cuentas, son un termómetro que marca el sentir de los colombianos frente a lo que están viviendo y observando sobre quien tiene a cargo el rumbo del país.

Y aunque el presidente ha omitido cualquier referencia al mensaje que le enviaron los colombianos con su voto en las elecciones regionales del 29 de octubre, debería aprovechar esta coyuntura para emprender el Diálogo Nacional del que hablado varias veces y que sigue sin poner en marcha.  

Contrasta el silencio de Petro con el impacto político que tienen los resultados electorales del domingo, con la espontaneidad de su candidato a la Alcaldía de Bogotá, Gustavo Bolívar, quien no tuvo reparos para admitir que en esos comicios se produjo “un voto castigo al Pacto Histórico”.

Bolívar reconoció, incluso, que la coalición del presidente ha cometido “muchísimos errores” y que es necesario “recoger esos pedazos que quedan rotos del Pacto Histórico”.

Si vamos más allá de Colombia, ese tipo de autocrítica fue la que tuvo en su momento en Chile el presidente Sebastián Piñera, cuando su partido y la clase política tradicional sufrieron un duro revés en los comicios constituyentes y regionales de mayo de 2021.

“No estamos sintonizando adecuadamente con las demandas y anhelos de la ciudadanía”, señaló Piñera, y habló del deber que tenía, como presidente, de “escuchar con humildad y atención el mensaje de la gente”.

Petro debe reconocer que hay políticas de su gobierno que siguen sin dar resultados tangibles para los colombianos, como la paz total, para no hablar de lo enredadas que están en el Congreso sus propuestas de reformas a la salud y a los sistemas pensional y laboral.

Y eso pasa también, necesariamente, por un diálogo serio y constructivo con todas las fuerzas políticas del país, empezando por las que triunfaron en los comicios del domingo.

La última vez que el primer mandatario hizo referencia a un Diálogo Nacional fue el pasado 27 de septiembre en la Plaza de Bolívar, ante una multitud para la cual el gobierno movilizó a sus bases desde distintas regiones del país.

Ya es la hora de que retome esa iniciativa con propuestas viables y con disposición a concertar, no solo para revertir el disgusto generalizado que quedó de manifiesto en la jornada electoral del domingo, sino también para producir los cambios que se propuso hacer cuando asumió la Presidencia. 

A estas alturas, ese Diálogo Nacional requiere de una gestión directa y activa del presidente Petro. De lo contrario, está corriendo el riesgo de dilapidar la oportunidad que le dio la historia de ser el primer presidente de izquierda de Colombia. 

Y esa oportunidad, por supuesto, va de la mano con una responsabilidad: demostrar que el progresismo puede gobernar y conducir al país por rumbos de bienestar, equidad, sostenibilidad ambiental y desarrollo social para todos.

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